¿Está perdiendo fuelle el factor nostalgia?
Me atrevo a decir que sí: a base de desgaste, la nostalgia está dejando de funcionar para empezar a estomagar. Habrá un momento en el que la industria audiovisual (cine y tele, que tanto monta, monta tanto) deje de reciclar títulos, ideas y personajes para arriesgar, si quiere llegar a algún sitio. La vía de la copia de la copia de la copia lleva a un bucle infinito e insufrible para los espectadores que ansían nuevas experiencias y relatos.
De momento, parece que la apuesta por sorprender viene de la mano de la tecnología. Series como "Halcyon" han apostado por la hibridación con la realidad virtual; películas como "Billy Lynn’s Long Half Time Walk", filmada a 120 fotogramas por segundo, en 4K de resolución y en 3D, tratan de ensanchar el horizonte por la vía de la inmersión y el hiperrealismo, pero no es ése el paradigma en el que estamos enquistados. Se trata, más bien, de poner todos esos recursos al servicio de nuevas historias que merezcan la pena y logren asombrarnos. vaya, que donde hay que poner las miras no es en cómo nos narran las historias, sino en qué nos cuentan y cómo nos trasladan las emociones. Llegarnos a la patata contándonos lo mismo, en distintas versiones, con leves cambios o actualizaciones, ya cansa y está empezando a causar rechazo. Es el efecto acumulativo: a nadie le molestan un buen remake, una secuela bien pensada y articulada o un spin-off, si un personaje o una trama lo merecen.
El problema es que ahora todo se concibe en "packs" y no se esconde, ni siquiera con el más mínimo pudor, la voluntad de hacer caja a costa de los buenos recuerdos o los éxitos pasados, con la dificultad añadida de que hay que cumplir altas expectativas. ¿Necesitamos de verdad una nueva "Power Rangers" o una versión live-action de "El rey león"? ¿Y cinco películas de "animales fantásticos y dónde encontrarlos"? ¿No sería más cuerdo disfrutar de los títulos y aprender de ellos para crear nuevas historias?