The Last Guardian

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Fumito Ueda podría ser el lord comandante de la Guardia de la Noche. Como Jon Nieve, el "hermano" japonés toma decisiones arriesgadas, pero con sentido.

Es el fuego que arde contra el frío, la luz que trae el amanecer, el cuerno que despierta a los durmientes y el escudo que defiende los reinos de los videojuegos. Como el Castillo Negro, TheLastGuardian es hijo de otro tiempo, pero se yergue sobre unos cimientos artísticos tan sólidos como los de ICO y ShadowoftheColossus.

Han pasado nueve años desde que se pusiera la primera piedra, pero la tercera obra de Fumito Ueda, como el invierno, ya es una realidad. Pese a las arenas movedizas en forma de retrasos, riesgo de cancelación y traslado desde los terrenos de PS3 al muro de PS4, el juego no nos ha decepcionado. Tiene algunas taras técnicas, sí, pero es uno de esos templos que todo creyente de la religión de los videojuegos debería visitar. Bienvenidos a Desembarco del Trico.

El Valle y el Nido de Águilas

El juego está protagonizado por un niño que despierta en mitad de un nido, en lo más profundo de un valle. A su lado yace Trico, una misteriosa criatura con rasgos de ave, gato y perro. Am- bos deben emprender un viaje para escapar del lugar, a través de una serie de ruinas que, mimetizadas con la naturaleza, resultan de una belleza inusitada. El argumento en sí es bastante minimalista, pues está construido en torno a la relación entre el chico y la bestia, como si de Jon Nieve y Fantasma se tratara. No hay diálogos, de modo que sólo escuchamos de vez en cuando la voz en off del niño, que, desde el futuro, narra los pormenores del viaje, en el que nos encariñaremos sin remedio del delicado animal, que, pese a su anatomía ficticia, se siente de verdad.

La historia está hecha desde cero, pero TheLastGuardian podría formar