Sniper Elite 4
Los mapeados abiertos no siempre ganan La guerra
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La saga de francotiradores por excelencia amplía los horizontes de su mirilla para ofrecernos escenarios gigantescos en los que practicar el tiro al nazi con la ya clásica "kill cam" de la franquicia.
Esta nueva entrega de la saga traslada la acción hasta la campaña italiana de la Segunda Guerra Mundial. Nuestro héroe vuelve a ser Karl Fairburne, quien se deja ver por el país transalpino para acabar con la fabricación de un nuevo misil nazi, que podría decantar la balanza a favor de los alemanes en la guerra. Karl se dedicará a lo que mejor sabe hacer: sacar sus prismáticos, marcar a todos los enemigos de una zona, apuntar con su rifle de precisión, aguantar la respiración y desatar el festival de órganos saltando por los aires. Y es que la famosa "kill cam", una cámara lenta que nos muestra con rayos X los estragos de nuestro disparo sobre el cuerpo de nuestros enemigos, vuelve a ser uno de los grandes atractivos del juego. En esta ocasión, además, se estrenan las secuencias de este tipo también para los golpes cuerpo a cuerpo y los ataques sigilosos, lo que consigue que el espectáculo nunca decaiga.
Infiltrados en mapas enormes
La mayor novedad, sin embargo, la encontramos en el escenario de juego. Los entornos son mucho más grandes que en pasadas entregas. Se nos ofrece un enorme mapeado en el que nos podemos mover con total libertad para completar distintos objetivos secundarios dentro de un mismo nivel. Así, podríamos decir que, pese a seguir teniendo un desarrollo lineal dividido en misiones, cada nivel es un "pequeño" mundo abierto. Genial, ¿no? Pues no tanto. Y es que los videojuegos no son una ciencia exacta, y no siempre añadir más elementos a una suma nos ofrece un resultado mayor, o mejor en este caso. De hecho, un cambio de este calibre puede hacer que la ecuación se derrumbe como un castillo de nazis, digo de naipes. En un juego en el que la infiltración, el análisis de la mejor estrategia a seguir o la preparación de
la saga amplía sus horizontes con escenarios abiertos que no acaban de mejorar la experiencia de juego