La Fuerza era muy intensa en un padawan como Gamecube
Para celebrar la salida de Switch, este mes, recordamos juegos que apadrinaron el lanzamiento de consolas de Nintendo. Para mí, Gamecube es la consola más infravalorada de la Gran N, pues tuvo juegazos desde el primerito día, como Rogueleader, tal vez mi shooter favorito de siempre, pues no paré hasta completarlo al 100 %.
Las películas de "Star Wars" me gustaban allá por 2002, como a toda persona de bien, pero no era un gran experto. Fue este juego, sucesor del Roguesquadron de Nintendo 64, el que me hizo enamorarme de la galaxia de George Lucas. Fue aquí donde me familiaricé con Tatooine, la luna de Endor, el Ala-x o Lando Calrissian. El juego estaba protagonizado por Luke Skywalker y Wedge Antilles, y presentaba los principales aconteci- 3 de mayo de 2002 mientos bélicos de la trilogía original, como los ataques a las dos Estrellas de la Muerte, las batallas de Hoth y Endor o la huida a través del campo de asteroides a bordo del Halcón Milenario, junto con sucesos inéditos en el cine. Había un tutorial, once misiones principales y cuatro extra, dos de las cuales ofrecían hechos alternativos, poniéndonos en la piel de Darth Vader. ¿Qué tal atacar la base rebelde en la luna de Yavin 4, para hacer valer los designios del emperador Palpatine? Para desbloquear esas misiones, había que acumular medallas de oro, todo un reto.
Factor 5, un gran guerrero
Rogueleader era un prodigio jugable y audiovisual. No sería ninguna tontería hacer una remasterización o, al menos, incluirlo en la consola virtual de Switch, porque, aún hoy, se sigue viendo de película. El planteamiento era el de un shooter espacial, de modo que había que derribar destructores estelares, lanzar torpedos de protones a la abertura de la Estrella de la Muerte, derribar AT-AT con el cable de un Speeder, echar mano de las torretas del Halcón Milenario, bombardear una instalación… Sí, se pueden hacer juegazos de "Star Wars" sin usar un sable láser.
Pese a que fue un título de salida, Factor 5 le sacó todo el jugo gráfico a Gamecube, pero casi mejor aún era la parcela sonora. Aunque las voces no eran las de las películas, lo tuvimos doblado al castellano, los efectos (como los pitidos de R2-D2) eran muy fidedignos y la BSO incluía las melodías de John Williams. La pantalla de presentación, con la fanfarria de la cantina, la marcha imperial o la respiración de Darth Vader, sigue grabada en mí.