JUEGO Virtua Racing
AM2, SIEMPRE A LA VANGUARDIA
No fue la primera recreativa en mostrar entornos poligonales (ese honor se lo ganó Atari con su sorprendente I,robot). Tampoco el primer arcade de conducción poligonal ( Winningrun, de Namco, debutó en 1988 y Harddrivin', de Atari, en 1989), pero la aparición de Virtuaracing lo cambió todo. Hace veinticinco años que Sega puso patas arriba los salones recreativos con un simulador que abriría nuevos horizontes para el género de conducción, de la mano de su grupo de desarrollo más puntero: el AM2 de Yu Suzuki, responsable de joyas del calibre de Outrun, Afterburner o Hang-on.
Para encontrar la génesis de este proyecto, hay que remontarse a principios de la década de los 90, cuando Sega buscó asesoramiento en los laboratorios de General Electric Aerospace (expertos en simulación militar) para construir un nuevo hardware, una placa que acabaría siendo bautizada como Model 1. Aquella bestia sería capaz de mover, en tiempo real, los entornos tridimensionales más espectaculares jamás vistos hasta la fecha. Sus 180.000 polígonos por segundo pueden parecer poca cosa hoy en día, pero, en su momento, supusieron una auténtica revolución. Para comprobar todo lo que podía dar de sí el nuevo hardware, Suzuki y su equipo crearon este Virtuaracing a modo de banco de pruebas. Pero aquello derrochaba demasiado potencial como para quedarse dentro de las oficinas de AM2, así que Sega se la jugó distribuyendo en los recreativos de Japón esta carísima, y espectacular, recreativa de conducción, en agosto de 1992. El público japonés se volvió loco con ella, lo que motivó su lanzamiento internacional en octubre de ese año. A bordo de un bólido de Fórmula 1, se nos daba la oportunidad de recorrer tres circuitos (Big Forest, Bay Bridge y Acropolis),
VIRTUA RACING, EN ORIGEN, NACIÓ COMO DEMO TÉCNICA DE UNA NUEVA PLACA
compitiendo contra otros bólidos controlados por la IA... u otros usuarios. Sega distribuyó muebles para dos jugadores e, incluso, ofreció la oportunidad de conectar, a través de cable óptico, hasta ocho recreativas.
Una experiencia única
Desde los tiempos de Hang-on, AM2 había demostrado su maestría a la hora de crear los muebles más espectaculares, y Virtuaracing no fue una excepción. Desde el cabinet más modesto hasta la impresionante VR DX (ver recuadro), Sega ofreció una experiencia inolvidable, que combinaba gráficos punteros, una mecánica irresistible y detalles geniales, como poder seleccionar cuatro cámaras distintas a través de otros tantos botones de la recreativa. Las versiones domésticas no lograron replicar esa magia, aunque no dejaron de tener su mérito, especialmente el port de Mega Drive, que disparó la potencia de la consola, gracias al chip SVP que incorporaba cada cartucho.