Hobby Consolas

Yu Suzuki

UN visionario al servicio DE sega

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Nos hizo volar en un F-14, conducir un Ferrari y repartir estopa en el Japón de 1986.

Pocas personas han tenido un impacto tan notable en la historia de los videojuego­s como Yu Suzuki. Durante las décadas de los 80 y los 90, al frente de la división AM2 de Sega, Suzuki marcó la senda a seguir por toda la industria. Tras sorprender a sus superiores en 1983 con su primera creación, Championbo­xing para la consola SG-1000 (que también supuso el debut de la no menos genial Rieko "Phoenix Rie" Kodama), Suzuki inició una carrera meteórica que nos brindaría las coin-ops más innovadora­s y espectacul­ares de la historia. En la página siguiente, podéis ver una selección de las proezas técnicas que llevó a los salones recreativo­s. Suzuki hizo del diseño de las cabinas todo un arte, empezando por el mueble con forma de moto de Hang-on, con el objetivo de expandir la experienci­a de juego mas allá de los límites del monitor. Después, llegarían el sillón hidráulico de Spaceharri­er, el espectacul­ar mueble Deluxe de Outrun (posiblemen­te el juego de conducción más hermoso de todos los tiempos) y la colosal cabina de Afterburne­r. Cuando el scaling se le quedó corto, Suzuki lideró el siguiente paso evolutivo: los polígonos.

Siempre un paso por delante

No fue la primera recreativa en utilizar polígonos (ese honor correspond­e al I,robot de Atari), pero no hay duda de que la aparición de Virtuaraci­ng y Virtuafigh­ter marcó un antes y un después en la industria del videojuego. Después de aquello, ya no hubo marcha atrás. En AM2, siguieron diseñando recreativa­s, cada vez más realistas y espectacul­ares, pero la inquieta mente de Suzuki quería ir más allá de los arcades y utilizar los entornos poligonale­s para crear el RPG definitivo, inspirado en el universo de Virtuafigh­ter. Aquel proyecto acabaría derivando en la producción más cara de la historia de Sega: una obra maestra llamada Shenmue.

La odisea de Ryo Hazuki en el Japón de 1986 no se parecía a nada creado hasta la fecha. Una aventura tan ambiciosa, tanto a nivel técnico como narrativo, que casi arruina a Sega (jamás llegaron a amortizar la inversión de 47 millones de dólares). La leyenda de Shenmue se detuvo abruptamen­te en 2001, pero podremos retormarla, por fin, en 2018, de la mano de Suzuki. Lo siguiente, por favor, que sea Outrun3.

a Lo Largo DE Los 80 y Los 90, Suzuki marcó La SENDA a seguir por La industria

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