El final de una era
Cuando llegó el momento de dar el siguiente paso para crecer, con planes que pasaban por fabricar su primera consola (Atari VCS / 2600) o introducirse en el mercado de los ordenadores domésticos, Nolan vio claro que necesitaba una inyección de dinero. ¿La solución? Vender la compañía a un gigante como Warner Communications, que compró Atari sin dudarlo. Era la compañía americana que más rápido había crecido, y había multiplicado sus beneficios en un cortísimo lapso de tiempo. Pero, tras la compra, el espíritu "libre" de Atari chocó con el serio corporativismo de Warner, lo que acabó con el despido de Nolan (quien montó una incubadora de empresas, fundó la cadena de restaurantes Chuck E. Cheese, compró Bally Sente para volver al mundo del videojuego...) y, algunos años después, la salida de muchos de los genios de la compañía (algunos, por ejemplo, fundaron Activision). Para cuando llegaron las pérdidas, la sobresaturación de producto mediocre y el "crash" del 83, Warner ya había cortado de raíz el talento y la investigación que hacía única a Atari. La compañía cayó y resurgió varias veces en manos de distintos dueños... pero ya nunca
volvió a ser la misma.