Una nueva entrada en el cuaderno de bitácora
No sé si tú, querido lector, eras un "freak" de jovencito que empezaba su diario con las mismas palabras de cada episodio de Star Trek, si te las has visto con las masas de modelaje del mercado para prepararte unas orejas puntiagudas que emularan a las de Nimoy, o eras quien les enseñaba a sus compañeros el saludo vulcano en el patio del recreo. Yo era esa loca que soñaba con traspasar "la última frontera", de modo que acogí con los brazos abiertos este proyecto que nos sitúa cronológicamente diez años antes del reboot cinematográfico de Abrams de 2009 (saga que, por cierto, estoy disfrutando de lo lindo). La magnífica noticia de que llegaría esta nueva ficción se supo en 2016, coincidiendo con el quincuagésimo aniversario de la primera e icónica serie que marcaría a varias generaciones, y ya podemos disfrutarla a través de Netflix, la plataforma que tiene los derechos a nivel internacional.
Compuesta por quince episodios divididos en dos tandas, podremos ver hasta el 6 de noviembre los ocho primeros y el resto se hará de rogar hasta enero de 2018. El caso es que lo visto hasta el momento nos alienta a ser optimistas: hay arrojo y asunción de riesgos, como el cambio de apariencia de los klingon, el tono más oscuro o la renovación de los códigos audiovisuales que rigen la narrativa, aunque no por ello deja de sentise el legado de la serie original. Los nuevos episodios reciben su nombre de la nave en la que viajan los protagonistas, la U.S.S. Discovery, cuyo diseño está inspirado en los bocetos que Ralph Mcquarrie y Ken Adam realizaron para una película de los 70 que nunca llegó a producirse. Y el reparto es una maravilla, pues cuenta con Sonequa MartinGreen, Jason Isaacs, Doug Jones, James Frain y Michelle Yeoh. ¿Te animas a embarcarte en esta nave? Yo, sin dudarlo...