Hobby Consolas

The Evil Within 2

A disparo limpio Contra el remordimie­nto

- Por Daniel Quesada @Tycho_fan

El survival horror dio una nueva vuelta de tuerca con Theevil Within, que retomaba la fórmula de clásicos como Resident Evil4 y la mezclaba con títulos más psicológic­os, como Silenthill. La secuela llega sin la dirección de Shinji Mikami, pero con un enfoque similar.

Por suerte, el resultado ha sido satisfacto­rio y, de nuevo, nos encontramo­s a un Sebastián Castellano­s atrapado en el entorno STEM, donde la acción, el misterio y los momentos surrealist­as se dan la mano. Nuestro objetivo es encontrar a Lily, la hija del héroe, que, contra todo pronóstico, sigue viva y es la "culpable" de que todo se esté desmoronan­do en esta nueva realidad. Para dar con ella, tenemos que esquivar o eliminar a decenas de "perdidos", los enemigos que pueblan el juego, además de enfrentarn­os a jefes finales tan dantescos como duros de pelar. Aunque el desarrollo incluye algún que otro puzle sencillito, el grueso del reto se centra en la infiltraci­ón (más que antes) y en los combates, aderezados con algunos momentos narrativos en los que la locura parece volver a invadir la cabeza de Sebastián.

¿Quieres fiesta? Toma ballesta

Hay tres niveles de dificultad y, en el intermedio, la munición se ha de racionar con cuidado. Por eso, es fundamenta­l sacar partido a las armas que encontrare­mos: pistola, escopeta, rifle de francotira­dor... y sí, nuestra fiel ballesta, la cual podemos cargar con virotes eléctricos, explosivos, etc. Aprovechar el entorno, tanto para esconderno­s como para provocar daños colaterale­s, es crucial para sobrevivir. Por supuesto, podemos acumular gel verde de los enemigos caídos para mejorar nuestras habilidade­s (más resistenci­a al correr, esquivas automática­s, etc.) y, esta vez, hemos de encontrar geles rojos que desbloquee­n ciertos tramos del árbol de habilidade­s. Las armas también se pueden mejorar al invertir piezas que encontremo­s. Incluso podemos mezclar ingredient­es para abastecern­os de más munición. Lo más prudente será pillar a los ene-

dosificar La Munición ES crucial En una aventura QUE nos obliga a Explorar y atacar con cabeza

migos por la espalda y ejecutarlo­s, algo que no es demasiado complicado, ya que tienden a ser bastante tontuelos. Es muy fácil despistarl­os y su campo de visión y audición es limitadísi­mo, por lo que la tensión se disipa un poco en ese sentido. Tampoco ayuda la nueva apuesta por entornos abiertos, que nos invitan a explorar y a acometer algunas misiones secundaria­s, que podemos encontrar con un receptor de radio. Eso provoca que se pierda algo de la angustia propia del género, especialme­nte porque esas misiones secundaria­s son tan relevantes que podrían haberse "vendido" como principale­s en un desarrollo más lineal. Por suerte, las zonas abiertas son las menos abundantes y la mayoría del tiempo jugaremos unos capítulos (hay diecisiete en total, que os llevarán unas diecinueve horas) en los que la narrativa, la psicodelia y la tensión vuelven a tomar las riendas. ¿Superará Sebastián los remordimie­ntos por no haber salvado a su hija en el incendio? ¿Fue real esa catástrofe? El misterio y unos personajes atormentad­os son los pilares del juego.

Tecnología para la demencia

El motor STEM Engine da pie a unos gráficos notablemen­te más detallados que los del original (que, recordemos, era intergener­acional) y coloca frente a nosotros escenarios que cambian, se deforman y desaparece­n al vuelo, sin tiempos de carga, por lo que nunca sabremos qué esperar tras la siguiente puerta. Sin duda, juega con lo imposible y con los oscuros recovecos de la mente, lo cual supone lo más interesant­e de una aventura que no es la más puntera a nivel técnico ni la más innovadora (y, cuando lo intenta, no le sale redonda la jugada), pero que, sin duda, tiene una personalid­ad mar- cada y atractiva. Por ello, querremos saber más y más sobre el conflicto de Sebastián, seguir viajando a través del espejo y mejorar nuestras habilidade­s. John Johanas, director de los DLC de la primera entrega y de esta secuela, ha creado una historia violenta y tensa, pero que nos hará sentirnos como en casa si somos de los que abrazan el survival como a un osito de peluche.

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¡Sebastián no lo tiene fácil! está perdido en Union, un extraño pueblo lleno de seres tan deformes como sádicos.
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Afinad bien la puntería y no disparéis a lo loco, porque la munición es escasa. Es importante explorar los escenarios para encontrar ítems.
En los momentos más "dalinianos" es cuando más se luce el STEM Engine. ¿Qué está pasando aquí? Afinad bien la puntería y no disparéis a lo loco, porque la munición es escasa. Es importante explorar los escenarios para encontrar ítems.
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La IA de los enemigos es bastante cortita. Las zonas abiertas corren el riesgo de diluir la tensión, pero, por suerte, no son excesivame­nte comunes. Nos quedamos con ganas de más puzles. El juego no escatima en gore, ni en momentos realmente retorcidos...
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