South Park: Retaguardia en peligro
Una Aventura A LA vanguardia de LA retaguardia
Ubisoft nos trae, tras algunos retrasos de por medio, la secuela más esperada por los fans de la serie de animación creada por Trey Parker y Matt Stone y de los RPG de la vieja escuela.
La ambientación de fantasía deja paso al mundo de los superhéroes. El sentido del humor, como no podía ser de otra manera, inunda cada rincón de las calles de South Park, un escenario abierto que podemos explorar a nuestro aire, aunque ciertas zonas permanezcan inaccesibles hasta que hayamos desbloqueado nuevas habilidades. La recreación del universo de la serie es, como lo fue en la anterior entrega, una auténtica gozada para los seguidores de las aventuras de Cartman, Kyle, Kenny, Stan y compañía, que se reirán, aún más, de los numerosos gags que inundan el desarrollo del juego. La temática de super- héroes da para todo tipo de parodias, como el enfrentamiento entre los dos grupos de niños, Cartman y amigos contra los Colegas de la libertad, al más puro estilo "Civil War", entre otras muchas. El argumento, sin embargo, no nos ha parecido tan consistente y bien escrito como el de la entrega original.
El hijo del viento
Nuestro héroe vuelve a ser el niño nuevo, un chaval silencioso que, sin embargo, guarda un sonoro poder en su interior. ¿Gritos a lo Skyrim? Hombre, esto es South Park, así que no. Se trata del poder de la flatulencia, una ristra de cuescos que nos permiten manipular las leyes del tiempo y del espacio. Así, podemos tirarnos pedos que rebobinan el tiempo o lo pausan, lo que nos sirve para aprovecharnos de nuestros enemigos durante los combates o para resolver distintos puzles, por ejemplo. Estos dos elementos, junto a la pura exploración, son los grandes pilares sobre los que se asienta la jugabilidad de esta nueva aventura.
Esta secuela nunca deja de lado la retaguardia. No hablamos sólo del chiste que da nombre al juego y su ventoso protagonista. Nos referimos a que siempre tiene un ojo puesto en la
Retaguardia En PELIGRO no innova Mucho En la Saga, PERO Mejora los combates y RESULTA Muy divertido
pasada entrega, con un desarrollo muy similar que no guarda grandes sorpresas para los que ya jugaran a Lavara delaverdad. Sin embargo, el otro ojo lo tiene fijo en la vanguardia y, desde Ubisoft San Francisco, han querido aportar su propia visión jugable, más allá del legado de Obsidian. Así, los combates han mejorado bastante y ofrecen un sistema de batallas por turnos que, esta vez, divide las arenas de combate en casillas, otorgando un toque mucho más estratégico y profundo a las peleas. Hay diez clases distintas, desde elementalistas a lo Tormenta o velocistas como Flash hasta cachivacheros en plan Iron Man, cada una con cuatro habilidades. Podemos cambiar de clase en todo momento y mezclar poderes de todas ellas para formar nuestro propio set de cuatro, por lo que las posibilidades son muy amplias. Sin embargo, los combates nos han dejado una sen- sación de oportunidad desaprovechada. El planteamiento de casillas daba para mucho más, y la IA de nuestros rivales es tan simplona que resulta demasiado fácil superar las batallas incluso en el nivel de dificultad más alto de los tres disponibles.
Lo mismo podríamos decir de los puzles, cuya única dificultad radica en obtener los poderes necesarios para solucionarlos, más que en descubrir cómo hacerlo. Otra oportunidad desaprovechada de aportar mayor profundidad y complejidad a todo el conjunto.
la diversión como gran virtud
Así, Retaguardiaenpeligro tiene todos estos defectos que ya hemos comentado, pero también tiene grandes virtudes. Los combates resultan muy entretenidos y mejoran mucho lo visto en la pasada entrega, y la exploración siempre resulta gratificante, gracias a los numerosos coleccionables y a los materiales que obtenemos para crear nuevos objetos. Su mayor logro, sin embargo, es que toda la experiencia es un conjunto muy equilibrado y el sentido del humor siempre consigue sacarnos una sonrisa, cuando no una carcajada, manteniéndonos enganchados durante las más de veinte horas que hemos tardado en completarlo al 100%.