State of Decay 2
Sobrevivir cuando EL MUNDO toca A SU fin
Tras sorprender con uno de los juegos Xbox Live Arcade más ambiciosos del catálogo de Xbox 360, el pequeño estudio Undead Labs regresa con una secuela más grande, divertida y asfixiante.
Los videojuegos nos ponen, por lo general, en la piel de un héroe o heroína que realiza acciones espectaculares. En el fin del mundo, sin embargo, el colectivo prima frente a la individualidad. Tanto es así que no manejamos a un solo personaje, sino a varios supervivientes. Al empezar la aventura, debemos elegir una pareja de supervivientes, cada uno con sus cualidades. Los primeros minutos, nos familiarizamos con los controles de sigilo, el combate cuerpo a cuerpo o con armas de fuego y la gestión del inventario, además de con el medidor de aguante y salud de nuestro personaje. Muy pronto, llegamos a una casa que será nuestro primer refugio. Han pasado dieciocho meses desde el brote que convirtió a la mayor parte de la población mundial en zombis y, ahora, nos enfrentamos a una nueva amenaza: la plaga de sangre. Además de los zombis lentos, hay otros muy voraces, otros que aúllan buscando aliados, los que nos escupen esporas contaminantes y unos gigantones a los que cuesta abatir. Los nuevos enemigos son los zombis de ojos rojos, los infectados por la plaga que, además, también puede infectar a nuestros supervivientes. Eliminar los nidos de la plaga es fundamental para tener materiales con los que sintetizar una cura. Ése es el objetivo, aparte de sobrevivir, claro está.
Siempre en movimiento
Conseguir recursos es crucial para mejorar nuestro campamento. Cuando llegamos a un asentamiento, tenemos lo básico, pero podemos construir nuevas zonas (como un centro médico, un generador, un acumulador de agua o un taller para reparar y mejorar armas) que nos permiten tener a los supervivientes motivados y ser más efectivos en nuestras ''batidas de caza''. Mantener al grupo en buena forma es esencial, ya que estaremos continua-
LA muerte es permanente y hay que Andarse con ojo para no perder A ningún Superviviente para Siempre
mente cambiando de personaje. Cada uno tiene sus habilidades, que van mejorando en función de las acciones que realizamos y, por el mapa, podemos encontrarnos con otros personajes. Los asentamientos pueden ser hostiles o neutrales, y, si completamos algunas misiones (un toque de RPG que le sienta de maravilla), podemos conseguir que se unan a nuestro grupo.
Al limpiar las plagas de sangre de un escenario (hay tres mapas en total, independientes entre sí), se abre la posibilidad de viajar a otra zona. Cuando esto pasa, recogemos el equipo, abandonamos nuestro asentamiento y nos ''mudamos''. Vamos con lo puesto y tenemos que empezar de cero en otro lugar, algo que ''cuesta'', ya que hemos invertido muchas horas en crear un asentamiento (o varios) en el mapa anterior, y todo eso se queda atrás. Aunque no es algo agradable, recuerda a lo que pasa, por ejemplo, en series como "The Walking Dead", lo que le da un toque de realismo que le sienta genial.
Un ocaso compartido
En todo momento, se busca una aproximación realista a la supervivencia. El peligro es constante, los recursos no abundan y la sensación de agobio siempre está ahí. Por ello, podemos afrontar la partida en cooperativo con hasta otros tres jugadores. No es una ''campaña'' compartida, ya que el multijugador consiste en entrar en la partida de otro jugador o invitar a alguien más a la nuestra para que eche una mano. Así, nosotros avanzamos y el otro jugador se lleva algunos recursos de recompensa para seguir en su partida individual. Habría estado mejor la posibilidad de un multijugador completo de principio a fin, ya que esta opción se queda a medio gas. Donde tampoco destaca el juego es en el apartado técnico. Hay varios bugs y el sonido se limita a cumplir, aunque la música y los gráficos sí ayudan a crear una buena atmósfera. ¡Ah! El idioma. A One llega en inglés, pero podremos jugarlo en español neutro cambiando la región de la consola a México. En PC sí aparece en español. Si queréis un juego de zombis diferente, es una muy buena opción.