Una nueva generación Con potencial limitado
En los últimos meses, ha quedado meridianamente claro que la presente generación empieza a tocar a su fin. Si John Kodera decía que PS4 había entrado ya en su recta final, Phil Spencer habló sin tapujos de una nueva Xbox en el E3 y Todd Howard se refirió a Starfield y Theelderscrollsvi como juegos "de nueva generación". Históricamente, a quien más y a quien menos le ha hecho una ilusión bárbara que se anunciaran nuevas consolas, pero no parece que sea el caso esta vez. Las compañías tienen que vender hardware, pero no sé si tiene mucho sentido sacar más consolas.
Los saltos gráficos se han ido haciendo cada vez más cortos con el paso de las generaciones, y no volveremos a experimentar nada como los cambios progresivos de 8 a 16, 32-64 y 128 bits. De hecho, muchos de los juegos que hemos visto en PS4 y Xbox One no son portentos visuales que no fueran posibles en PS3 o Xbox 360: recordemos los muchos desarrollos intergeneracionales que hubo inicialmente y todas las conversiones a Switch que se están haciendo hoy en día. Ese algodón no engaña. Del mismo modo, hay que reconocer que ambas consolas tienen potencial para mover juegos fotorrealistas, especialmente con los modelos hipervitaminados Pro y X. En términos de músculo técnico, yo no necesito más de lo que se ha visto de Thelastof Us:partii, Forzahorizon4, Reddead Redemptionii o Cyberpunk2077. El margen de mejora es muy exiguo. La cuestión es que, para hacer juegos así de "imponentes", no hacen falta tanto nuevas consolas como estudios a los que se les dé un cheque en blanco y varios años de margen para exprimir el hardware (o que ellos mismos se lo puedan permitir, si son third parties), como puedan ser Naughty Dog, Playground, Rockstar o CD Projekt. Quizá PS5 y Xbox Scarlett ofrezcan mayor facilidad para programar, pero todo parece encaminado a explotar el 4K y los 60 fps, los mantras de la industria actual, así que olvidémonos de un salto notorio, salvo para tiquismiquis de la óptica. Aspectos como la dirección artística, el diseño de niveles, la IA o la narrativa podrían evolucionar perfectamente con las máquinas actuales, como demuestran muchos indies, bastantes de ellos de estilo retro. Aunque a priori no me hagan mucha gracia, quizá las nuevas consolas sí tengan sentido para potenciar la realidad virtual, el streaming o, incluso, un uso híbrido a lo Switch. Esperemos que sean retrocompatibles (la futura Xbox se da por hecho que lo será), para no sufrir otro frenazo en forma de remasterizaciones. Pese a todo, tengo ganas de ver qué han aprendido Sony y Microsoft de esta generación y qué proponen (especificaciones, servicios, juegos, precio, fecha), especialmente la segunda, que debe ir a tumba abierta para dar la vuelta a la tortilla desde el día 1.
Para hacer juegos 'imponentes', no hacen falta tanto nuevas consolas como estudios a los que se dé un cheque en blanco y varios años