Treasure Rangers
Una propuesta muy loable, una factura algo precipitada
Evaluar con imparcialidad un juego como Treasure Rangers no es sencillo, porque no se puede obviar su hermosa razón de ser: concienciar a los niños sobre el TEA (Trastorno del Espectro Autista). Los videojuegos son una herramienta muy poderosa, capaz de llegar a los chavales con más efectividad que los padres y educadores. Uno de los cuatro protagonistas de Treasure Rangers, Randy, tiene TEA, pero es capaz de saltar más alto que Lucy (dotada con el poder de las piedras), Eric (el de las plantas) y su propia hermana, Roxy, el único personaje con doble salto. No hay drama ni sobreprotección hacia Randy: es uno más de la pandilla, algo que, sin duda, calará en los niños a los que va destinada esta producción de Relevo Videogames, creada bajo el paraguas de Playstation Talents.
Algo más de desarrollo le habría venido genial
Al margen del maravilloso mensaje que rodea al juego, su mecánica despliega ideas muy interesantes. Como si se tratara de Thelostvikings, pero en 3D, el jugador debe ir alternando el control sobre los cuatro personajes, mediante la cruceta del mando, utilizando sus distintas habilidades y trabajando en equipo para superar sus dieciséis niveles. El principal problema de Treasure Rangers es que da la impresión de haber sido desarrollado con demasiada precipitación. Los cuatro personajes no despliegan ningún tipo de expresividad, ni siquiera cuando están charlando frente a frente, la cámara juega malas pasadas en algunos momentos y se alternan enemigos muy espectaculares, como un jabalí gigante, con otros muy toscos para lo que se espera de PS4, como el jefazo tortuga. Quizás los niños pasen estos detalles por alto, pero uno no puede dejar de pensar en lo bien que le habrían sentado al juego seis meses más de trabajo.