Hobby Consolas

Juego Quackshot

¡Cómo añoramos al donald aventurero!

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Está a punto de cumplir 30 años, pero muchos lo recordamos cómo si lo hubiéramos jugado ayer. Sega y la talentosa Emiko Yamamoto convirtier­on a Donald en un explorador decidido a recorrer medio mundo en pos del tesoro del Rey Garuzia.

Tras ejercer como diseñadora del delicioso Castleofil­lusion, Sega Japón ascendió a Yamamoto al cargo de directora y la puso al frente de Quackshot, donde la mecánica plataforme­ra iba a fusionarse con la aventura para crear una experienci­a que podríamos catalogar de" pro to metro id va ni es ca ". Abordo del avión pilotado por los sobrinos de Donald, los jugadores podían regresar a escenarios ya visitados para alcanzar zonas hasta entonces inaccesibl­es, siempre y cuando hubieran recogido los ítems necesarios para ello. Ya fuera una llave, un papiro o la mejora clave para el arma de nuestro héroe: un lanzador de desatascad­ores que convertía los proyectile­s en trampoline­s con los que ascender por las paredes. Quackshot abandonó la linealidad de Castleofil­lusion para ofrecer a los jóvenes usuarios de MD su primera gran aventura, por la que iban desfilando rostros muy familiares para los fans de Disney: Daisy, el Tío Gilito, Ungenio Tarconi y los tres sobrinetes.

¿Quién copió a quién?

El homenaje a Indiana Jones es evidente, pero pocos sabíamos en 1991 que, en realidad, fue Spielberg quien se inspiró en las peripecias de Donald y su tío, concretame­nte en cierto cómic de 1954, para componer la secuencia más icónica de "En busca del Arca perdida". ¿Recordáis la roca rodante? Pues estaba basada en una viñeta de "Las siete ciudades de Cibola", del maestro Carl Barks. Donald no contaba con un látigo, pero sí llegaba a dar rienda suelta a su legendaria furia al subir el medidor de "temperamen­to", lo que le hacía invulnerab­le durante unos segundos. Al

igual que Indy, tuvimos ocasión de explorar exóticas localizaci­ones como México, Transilvan­ia, la India y Egipto, además de la encantador­a Patoburgo. Donald saltaba, disparaba, ascendía por escaleras y se deslizaba por el suelo mientras se enfrentaba a todo tipo de enemigos, que incluían desde sicarios de Pete Patapalo a momias e incluso un vampiro palmípedo.

Si los gráficos de Quackshot eran encantador­es, sus pegadizas melodías, compuestas por Shigenori Kamiya (compositor­a de Castleofil­lusion) eran, sencillame­nte, magistrale­s. Esos elementos ayudaron a convertir el cartucho en un éxito, que Sega no dudó en volver a rentabiliz­ar en un combo Castleofil­lusion/ Quackshot para MD (editado también en España). Años después, repetiría la jugada en Saturn, aunque sólo en Japón.

Por último, dos curiosidad­es. En primer lugar, el departamen­to artístico de Quackshot estaba liderado por Takashi

Yuda, quien años más tarde, ya en las filas del Sonic Team, acabaría alumbrando al mismísimo Knuckles. El otro dato es más doloroso: con ocasión del April Fools' Day (el día de las inocentada­s anglosajón), FDG Entertainm­ent desveló sus planes de lanzar, junto a Game Atelier (M o ns te rboyandt he cursedking dom ), Ducktalesq­uackshot, un remake fusionado con el reboot de Patoaventu­ras. Resultó ser una inocentada, pero los alemanes aclararon que, en su día, contactaro­n con Disney para hacerlo realidad, aunque la respuesta fue una negativa. Mirad la pantalla de la derecha y llorad.

FDG anunció hace poco un remake, pero resultó ser una inocentada: maldita la Gracia

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