Ghost of Tsushima
Ser esclavo del honor y las tradiciones... o sobrevivir
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La imaginería samurái tiene un atractivo especial, y muchos videojuegos la han sabido explotar, pero es curioso que nunca hubiera existido una propuesta como la de Ghostoftsushima, el último gran exclusivo de la veterana PS4.
Los estudios japoneses han tocado el tema con sagas como Onimusha, Samuraishodown, Yakuza (en su vertiente feudal) o Samuraiwarriors, pero ha tenido que llegar un equipo occidental para hacer un juego de mundo abierto que estuviera protagonizado por un espadachín nipón. Sucker Punch se ha desmarcado por completo de sus anteriores producciones, las sagas Slycooper e Infamous, y ha firmado un magnífico juego que bien podría considerarse el Assassin'screed de samuráis que algunos llevan tanto tiempo reclamando, pues nos ha recordado a Origins y Odyssey en cuanto al tipo de exploración, los combates, el sigilo o la ambientación histórica.
Ghostoftsushima no juega en la liga de Thelastofus:parteii, Horizon: Zerodawn, Godofwar, Uncharted4 y Bloodborne, que son los exclusivos más destacados con los que Sony va a cerrar esta generación, pero sí juega en la de Daysgone, otro juego de mundo abierto con el que comparte filosofía y que a nosotros nos encantó. Cansados ya como estábamos de los superpoderes de Infamous, aplaudimos que el estudio de Seattle se haya echado al monte con esta aventura. La sensación es similar a la que tuvimos cuando Guerrilla Games se olvidó de Killzone para mirar al futuro con Horizon: se ha dejado atrás una IP que ya estaba muy desgastada para arriesgar con otra nueva que resulta más atractiva y que, además, ha salido bien.
"Mono no aware"
El juego, inspirado en hechos históricos, se ambienta en 1274, en plena invasión de la isla japonesa de Tsushima por parte del ejército mongol, liderado por un kan sanguinario. Los samuráis son masacrados, pero uno de ellos sobrevive milagrosamente: Jin Sakai, sobrino del señor que gobierna la isla. Así, el protagonista se encuentra con la diatriba moral de si mantenerse fiel o no al bushido, es decir, el riguroso y honorable código de conducta de los de su estirpe, para sobrevivir y liberar a su pueblo de la opresión mongola. Con serias dudas, se convierte en el Fantasma, un ser vengativo con métodos poco ortodoxos y de dudosa "legalidad".
La historia en sí no sorprende, pero está bien contada y tiene sus momentos álgidos, con dos finales posibles. Sobre todo, se explotan las vacilaciones morales en torno a conceptos como el coraje, el honor, la lealtad o la tradición, en lo cual tienen importancia algunos flashbacks de la infancia del protagonista. Además, hay muchas referencias al pasado en las múltiples conversaciones, lo cual ayuda a dar contexto y credibilidad a la trama.
En relación con eso, el juego hace honor al "mono no aware", un término artístico japonés que se usa para referirse a una percepción melancólica, compasiva y empática de la vida. Y no es la única alusión a la cultura nipona,
el juego hace honor al "Mono no aware", un Término referido a una Percepción Melancólica de la vida