Motogp 21
veloz y atrevido en el asfalto, lento y timorato fuera de él
Sólo un mes después del inicio del Mundial de motociclismo, ve la luz verde del semáforo el juego oficial del certamen, desarrollado por Milestone. Como ya es costumbre, se trata de un notable simulador, pero al que, una vez más, le faltan novedades en los modos o las opciones que arropen un poco la jugabilidad.
La licencia es la de la nueva temporada, por lo que están todos los equipos y pilotos actuales de Motogp, Moto2 y Moto3, a los que se añadirán los de Motoe y la Red Bull Rookies Cup en una actualización próxima. Además, aunque la mayoría están reciclados de otros años, también hay pilotos clásicos de la década de los 90 y la primera de los 2000. En cuanto a los circuitos, hay un total de veinte, entre los que destaca el de Portimao, que hace su debut en esta entrega, aunque, a cambio, ha desaparecido el de Brno.
Realismo en la pista y conformismo en el box
El punto fuerte del juego está en su simulación realista, mejor que nunca, gracias a adiciones como la recuperación manual de las caídas o un sistema de penalizaciones como el que se aplica en la realidad desde el año pasado, con avisos por superar los límites de pista y sanciones en forma de vuelta larga. Eso sí, para dar con una configuración óptima del control, antes hay que trastear mucho con las numerosas ayudas a la conducción.
Lo malo es que, como es habitual, Milestone no ha puesto el mismo empeño en lo que hay fuera del asfalto. Los modos son tan escasos y ramplones como siempre, especialmente Trayectoria, que apenas transmite sensación de progresión. Además, pese al estreno de la serie en PS5 y Xbox Series X-S, el apartado gráfico no ha dado un gran salto. A los fans del Mundial los complacerá, pero ya va siendo hora de que Milestone dé un buen acelerón.