Las ferias apagan sus luces
Las conferencias digitales, como los Nintendo Direct, los State of Play y los Xbox Showcase han sustituido a los eventos tradicionales presenciales de toda la vida, hasta el punto de llevar a la cancelación definitiva del E3.
El marketing de videojuegos ha cambiado mucho en el último lustro, y la pandemia ha acabado de acelerar la transición. Desde mediados de los 90, todos estábamos deseando que llegara el mes de junio para que se celebrara el E3 y saber en qué estaban trabajando las diferentes compañías, originariamente a través de las revistas que cubrían la actualidad del sector, como Hobby Consolas, pues internet no era lo que es hoy. A eso, cabría añadir, incluso, ferias como el Tokyo Game Show en septiembre o la Gamescom en agosto. Es decir, eran eventos muy enfocados a potenciar el marketing del segundo semestre del año, donde se acumulan buena parte de las ventas de videojuegos, gracias a la provechosa campaña navideña.
Sin embargo, en la última década, con cada edición del E3 que pasaba, el modelo perdía más y más peso. El primer golpe se lo dieron las propias compañías de videojuegos, que, gracias a internet, empezaron a montar sus propios shows digitales, sin depender de nada ni de nadie y con la ventaja de ahorrarse filtraciones o la obligación de compartir espacio mediático con muchos otros actores. Nintendo fue la principal promotora del cambio de modelo, con sus Direct, que luego copiaron Sony con sus State of Play y Microsoft con sus Xbox Showcase. Luego, llegó la pandemia de covid-19, con sus restricciones de viaje y distancia social... y fue la puntilla para ese tipo de eventos presenciales, que ya entonces agonizaban.
Confiábamos en que el E3 resurgiera este año, pero no ha podido ser. Ahora bien, es justo decir que, en cierta medida, su espíritu se ha reencarnado ya en el Summer Game Fest, que Geoff Keighley ha conseguido colocar en los últimos años como su sustituto natural. No es lo mismo que cuando se concatenaban una docena de conferencias a lo largo de varios días (de Sony, Microsoft, Nintendo, Ubisoft, Electronic Arts, Bethesda y otras muchas), la prensa podía probar los juegos in situ y hablar con los desarrolladores o se construían espectaculares stands para que cada cual vendiera su particular moto (del tema de cómo los poblaban modelos despampanantes hablaremos otro día), pero es lo que más se parece a aquellas sobredosis de ilusión acumulada que llegaban desde el Convention Center, nuestra meca particular.