Alan wake ii

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No ha dado tiempo a incluir el análisis en este número, pero Alan Wake II está a la venta desde el 27 de octubre y ha inspirado, en buena medida, este reportaje, pues, si nada se ha torcido por el camino, está llamado a rivalizar con los remakes de Resident Evil 4 y Dead Space por el honor de mejor survival horror de este delicioso y terrorífico 2023 que ya va enfilado hacia el sueño eterno.

Remedy Entertainment ha elegido una fórmula peculiar para hacer su primer juego de terror puro, pues es raro que una superproducción así se estrene sólo en formato digital. Más allá de la versión oficial sobre poder ajustar precios o evitar vender discos sin actualizaciones, es evidente que habrá tenido algo que ver el hecho de que la editora sea una reina del PC como Epic Games. Pero da lo mismo: el caso es que llevábamos trece años esperando esta secuela, que da continuidad a la historia de Alan Wake, cuyas andanzas van esta vez en paralelo a las de una agente del FBI llamada Saga Anderson. Así, al exitoso escritor lo manejamos en una onírica y oscura versión de Nueva York de la que debe intentar escapar, en tanto que a la investigadora la controlamos en el mundo real para tratar de esclarecer una serie de asesinatos rituales que se han producido en el área de Bright Falls, donde, casualmente, desapareció Wake hace la friolera de trece años.

Pese a ser su debut en el género del terror, el estudio finlandés está muy al tanto de cuáles son las tendencias que triunfan y, por eso, ha apostado por un enfoque que combinará la oscuridad y la luz con una perspectiva al hombro, de un modo muy similar al que Capcom aplicó a los tres últimos remakes de Resident Evil.

El Lugar Oscuro es una de las dos dimensiones del juego. Se trata de una transfiguración de la mente de Alan Wake basada en lugares de Nueva York como el mismísimo Broadway. El Noroeste del Pacífico es el entorno que investiga Saga Anderson y se compone de tres sitios principales: el pueblo de Bright Falls, la ciudad de Watery y un lago volcánico. La luz es un elemento esencial de la jugabilidad. No sólo para alumbrar los oscuros escenarios, sino también para deslumbrar a los enemigos y quitarles una especie de protección. La aventura forma parte del multiverso de Remedy y hay guiños a Control, un juego del que ya hay una secuela en camino.