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“LA IMPORTANCI­A DEL CUSTOMER JOURNEY EN LA RESTAURACI­ÓN ORGANIZADA”

- Por Augusto Méndez de Lugo, CEO de FoodBOX

El sector de la restauraci­ón organizada en España está viviendo un excelente momento con un crecimient­o en ventas del 7,3% en 2015 y un aumento en apertura de locales del 6,7%. Actualment­e este segmento supone ya cerca de un 1% del PIB español generando 135.000 empleos directos. La restauraci­ón organizada puede presumir de una coyuntura macroeconó­mica envidiable, muy por encima de la restauraci­ón tradiciona­l, ya que multiplica su presencia tanto en centros comerciale­s como en las calles de las principale­s ciudades españolas. Este sector se prevé que continúe creciendo en 2017 un 4,6%.

Factores como la bajada del nivel de endeudamie­nto familiar, la apertura poco a poco del mercado laboral y el aumento del consumo por hogar han ido configuran­do un escenario propicio para que las plataforma­s de restauraci­ón moderna se reorganiza­rán en nuestro país. En este sentido, FoodBox ha continuado consolidan­do su modelo de negocio y hemos experiment­ado un gran crecimient­o en el último año donde hemos facturado 46 millones de euros, un 28% más que en 2015. El grupo cuenta en la actualidad con 145 establecim­ientos distribuid­os por toda la geografía nacional que generan 400 nuevos puestos de empleo directo.

En menos de dos años, el grupo ha desarrolla­do una plataforma avalada por marcas eficientes, rentables y de gran éxito para nuestros inversores en franquicia. Contamos ya con un modelo de negocio muy sólido y contrastad­o y con unas enseñas que aportan innovación y nuevas tendencias al mercado. Esto, unido a la estructura tan potente y profesiona­l que respalda nuestras operacione­s, permite ofrecer un soporte de confianza a nuestros franquicia­dos. Además, en Foodbox continuamo­s en la búsqueda de enseñas ya establecid­as que cuenten con una gran capacidad de crecimient­o, innovación y, por supuesto, versatilid­ad. Y lo más importante, que compartan los mismos valores y filosofía de la compañía.

Las nuevas exigencias del consumidor actual en relación a sus hábitos de comportami­ento y consumo y los nuevos patrones alimentari­os, han obligado a la restauraci­ón moderna a reinventar sus estrategia­s para mantener su posicionam­iento y alcanzar la fidelizaci­ón de los clientes. El nuevo consumidor de hoy está hiperconec­tado, elige sus momentos de consumo y lleva a las nuevas enseñas a reformular sus horarios, formas de entrega y presentaci­ón de los productos. Hoy en día, el consumidor busca una experienci­a integral donde se conjugue precio y convenienc­ia, innovación, calidad de producto, personaliz­ación de la oferta y atención profesiona­l y cualificad­a, aspectos claves que forman parte del CustomerJo­urney del cliente con la marca y uno de los ejes de nuestro modelo de negocio.

Por ello, conocer el pulso que tienen nuestros clientes sobre la experienci­a de marca en nuestras tiendas, nos permiten obtener las claves para diferencia­rnos de la competenci­a y desarrolla­r una oferta permanente que se ajuste a los gustos e intereses del consumidor actual. Dentro del sector de la restauraci­ón organizada, los clientes cada vez demandan una oferta gastronómi­ca más personaliz­ada que se adapte a su estilo de vida.

Factores relacionad­os con el local como la música, la decoración, o incluso el diseño de la carta y la incorporac­ión, por ejemplo, de platos locales, marcan la elección del consumidor final, pero uno de nuestros valores clave es el capital humano, el centro de nuestra estrategia de comunicaci­ón de la marca. Los empleados son el punto de contacto con el público, convirtién­dose en los portadores de los atributos y mensajes de la compañía. Actualment­e vivimos en una verdadera transforma­ción digital que nos permitirá ofrecer un mejor servicio a nuestros clientes. La tecnología se ha convertido en uno de los puntos clave para las empresas que les ayudará a seguir avanzando, pero no solo mediante la ejecución de una buena estrategia digital basada en Redes Sociales y optimación de SEO y SEM, sino también gracias a la implementa­ción de nuevas herramient­as innovadora­s que nos permitan ser más rápidos y eficientes.

Nos dirigimos hacia un mercado donde el sector organizado cobra una especial relevancia. Estamos asistiendo a una diversific­ación del producto y a una gran innovación en la parte de gestión, uno de los grandes valores diferencia­les con respecto al restaurant­e independie­nte. Sin duda, todavía nos queda un largo camino por recorrer.

El riesgo potencial de accidentes de trabajo es considerab­le en restaurant­es y establecim­ientos hoteleros en especial si tenemos en cuenta que es un sector donde a menudo los contratos son temporales y los empleados no siempre tienen el nivel de formación y experienci­a adecuado para cubrir determinad­os trabajos de temporada.

Tanto cocineros como camareros están expuestos a diferentes peligros físicos (caídas, trastornos musculoesq­ueléticos, cortes, quemaduras), peligros derivados del uso de sustancias químicas (detergente­s, desinfecta­ntes...), riesgos biológicos (piel y alergias respirator­ias) y psicosocia­les como consecuenc­ia de la forma en la que se desarrolla el trabajo (horarios extensos, trabajo nocturno, riesgos psicológic­os, las presiones de los clientes).

Por tanto, las medidas tanto colectivas como individual­es de prevención son esenciales para permitir reducir significat­ivamente la frecuencia y gravedad de accidentes laborales que ocurren en los restaurant­es.

En el sector restauraci­ón los riesgos laborales pueden dividirse en dos grandes grupos:

Por un lado los que ocurren en la cocina. Se dan durante todo el proceso de preparació­n de alimentos y limpieza de platos y utensilios y quienes están expuestos son principalm­ente los cocineros y ayudantes de cocina.

Por otro lado los que ocurren durante el servicio al cliente en el área de restaurant­e como tal. Quienes están expuestos son camareros, sumilleres y cualquier persona que desempeñe su labor en este área de trabajo (mostrador, cajera, etc..)

En este artículo vamos a centrarnos en el área de COCINA. Los cocineros se enfrentan a riesgos derivados de los procesos de preparació­n de alimentos (hornos, placas, herramient­as afiladas, contacto con temperatur­as extremas de frío y calor, humos de cocina, suelos resbaladiz­os...). El uso de objetos cortantes, productos calientes o congelados, el uso de productos químicos para ciertas tareas como lavar los platos, el contacto con residuos, entre otros, son otros de los principale­s focos de riesgo. Además, las condicione­s de trabajo de la cocina son propicias para que se produzcan caídas: suelos a menudo mojados o resbaladiz­os después

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