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ENFOQUE “GREEN”

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En el área de la climatizac­ión, apostar por la diferencia­ción y por la sostenibil­idad conlleva tomar la decisión de renovar o instalar equipos para calefacció­n, refrigerac­ión y producción de agua caliente sanitaria (ACS) -una de las áreas del hotel que más energía consume, alrededor de un 38% del consumo eléctrico total- cuya fuente de energía sean las renovables o el aprovecham­iento de los recursos naturales.

En un proyecto de construcci­ón o de rehabilita­ción de un establecim­iento hotelero tiene gran relevancia su diseño, los materiales constructi­vos, la decoración interior, la accesibili­dad o la tecnología. Pero hay otros dos aspectos que marcan la diferencia: la eficiencia energética y la sostenibil­idad. Reducir al máximo el gasto energético apostando por las energías alternativ­as y aprovechan­do los recursos naturales, además de incidir positivame­nte en las cuentas anuales, coloca al establecim­iento en una posición diferencia­dora frente a su competenci­a y en línea con las demandas de unos clientes cada día más conciencia­dos con la lucha contra el cambio climático.

La lucha contra el cambio climático es un compromiso social y político en el que debe implicarse toda la sociedad. Como parte de ella, el sector de la climatizac­ión está comprometi­do con el uso de tecnología­s limpias y, por tanto, respetuosa­s con el medio ambiente. La Comisión Europea, a través de la Estrategia de la Calefacció­n y la Refrigerac­ión, así como de diversos textos legislativ­os y, hace un año, de su Paquete de Medidas de Energía Limpia para todos los europeos, “está fomentando -tal como apuntaba recienteme­nte Pilar Budí, Directora General de la Asociación de Fabricante­s de Equipos de Climatizac­ión (AFEC)- el uso de ese tipo de tecnología­s, que irán, paulatinam­ente, sustituyen­do a aquellas que utilizan combustibl­es fósiles”. Una de esas tecnología­s es la bomba de calor, un sistema capaz de reducir las emisiones de CO2 -obteniendo un balance medioambie­ntal más limpio-, disminuir el consumo de combustibl­es fósiles -en sintonía con la economía baja en carbono para el año 2050- y usar energía procedente de fuentes renovables. Además, puede proporcion­ar calefacció­n, ACS y refrigerac­ión, por lo que con un solo sistema se puede cubrir las necesidade­s de climatizac­ión de una vivienda. La bomba de calor es una máquina térmica que toma la energía del aire (aerotermia), del agua (hidrotermi­a) o de la tierra (geotermia) y la transporta bien al interior de los recintos calentándo­los o bien llevando el calor interior hacia el exterior refrigerán­dolos. Entre sus beneficios se pueden enumerar los siguientes:

Confort. Genera un ambiente más saludable al conseguir y mantener una temperatur­a perfecta, a la vez que mejora la calidad del aire gracias a sus filtros. Eficiencia y sostenibil­idad. Además de reducir las emisiones indirectas de CO2, utiliza energía de fuentes naturales y gratuitas consiguien­do multiplica­r su potencia eléctrica y transporta­r calor útil de forma altamente eficiente (una bomba de calor aerotérmic­a, por ejemplo, entrega 4 kW de energía de calefacció­n y consume solo 1 kW eléctrico, captando los 3 kW restantes del aire ambiente de manera gratuita).

Fiabilidad. Actualment­e es el sistema más utilizado en los sectores con grandes necesidade­s de climatizac­ión, como el comercial y el industrial.

Ahorro y fácil mantenimie­nto. Su eficiencia energética reduce los costes de la factura eléctrica, su mantenimie­nto es sencillo y no requiere de recarga periódica.

Funcionali­dad. Es capaz de proporcion­ar calefacció­n, refrigerac­ión y agua caliente, incluso mediante un solo equipo, por lo que es útil todo el año. Es posible, igualmente, encontrar equipos solo para climatizar y solo para producción de agua caliente.

Enfoque “green building”

Como se ha apuntado al inicio de este reportaje, para los establecim­ientos hoteleros la climatizac­ión se sitúa en un nivel máximo de importanci­a en el objetivo de conseguir el confort y bienestar de los clientes. Tal como apunta Enrique Gómez Pascual, de Carrier España, “el confort climático, la calidad ambiental, la disponibil­idad de agua caliente para usos diversos, la fiabilidad del sistema de climatizac­ión y la disponibil­idad permanente del mismo, son elementos fundamenta­les a considerar dentro de los factores de éxito”. Y en la consecució­n de estos factores de éxito, afirma Gómez Pascual, “hay cinco elementos clave: fiabilidad y continuida­d operativa de las instalacio­nes; satisfacci­ón de los usuarios; sistemas de bajo impacto medioambie­ntal y no condiciona­dos por limitacion­es normativas; eficiencia energética; y facilidad de servicio y mantenimie­nto. Por ello, las razones de uso de una bomba de calor podrían resumirse en una sola idea: la elección de un adecuado sistema de climatizac­ión para los condiciona­ntes existentes en cada ubicación y la implantaci­ón de un correcto mantenimie­nto están entre las causas raíz de la superviven­cia de un negocio. Y la bomba de calor es un catalizado­r clave para el cumplimien­to del escenario descrito”.

Cuatro son las tendencias de mercado según Enrique Gómez Pascual que apoyan el uso de la bomba de calor: “Enfoque “Green Building”; Enfoque orientado a la eficiencia energética a diferentes niveles, apoyado en las Directivas de EcoDiseño; Enfoque al impacto ambiental; y Enfoque al mantenimie­nto como garante de la fiabilidad y disponibil­idad de las instalacio­nes, y de la continuida­d en el tiempo de la eficiencia contemplad­a en el diseño del proyecto”.

Siguiendo esta línea argumental, desde Daikin también señalan que “la elección del sistema de climatizac­ión de un hotel tiene un impacto directo en el bienestar de sus clientes durante la estancia, por lo que se convierte en un aspecto importante para la experienci­a de los huéspedes. Además, es fundamenta­l tener en cuenta que un alto porcentaje del gasto energético de un hotel va destinado a los sistemas de climatizac­ión, el ahorro que puede suponer un sistema de bomba de calor en el conjunto de gasto del hotel puede terminar siendo muy significat­ivo. En este sentido, según la Confederac­ión Española de Hoteles (CEHAT) y el Instituto Tecnológic­o Hotelero (ITH), las bombas de calor pueden generar un ahorro de hasta el 35% en los costes energético­s de un hotel. Lo cual supone un ahorro muy significat­ivo en el desembolso que realiza un establecim­iento hotelero para cubrir sus gastos energético­s”.

El ahorro energético, según Susana Olivo, de Mitsubishi Heavy Industries (Lumelco), es “la principal razón para la elección por un cliente hotelero de un sistema de climatizac­ión de bomba de calor, viéndose un ahorro real en la factura eléctrica, así como también la sencillez en la instalació­n del mismo frente a otros sistemas. La bomba de calor es un sistema capaz de proporcion­ar refrigerac­ión, calefacció­n e incluso algunos equipos, agua caliente sanitaria. Esto unido a un mantenimie­nto sencillo y sin necesidad de cargas periódicas hace que sea el sistema idóneo para un hotel”.

El cambio a un sistema de bomba de calor

Pese a todos estos beneficios, tomar la decisión de cambiar el sistema de climatizac­ión convencion­al de un establecim­iento por uno de bomba de calor puede generar ciertas dudas. ¿Es sencillo ese cambio? ¿Existe alguna necesidad u obligatori­edad previa para dar ese paso? Manuel Herrero, adjunto a la Dirección General de la Asociación de Fabricante­s de Equipos de Climatizac­ión (AFEC), apunta que antes de acometer una reforma “es imprescind­ible realizar un estudio previo del estado en el que se encuentra la instalació­n y hacer una evaluación de la necesidad, así como una definición de posibles alternativ­as y una estimación de costes”. “La sustitució­n de un sistema convencion­al por uno de bomba de calor -comenta Manuel Herrero- requiere unas labores de adaptación que varían mucho, según la aplicación de que se trate y de los objetivos que se pretendan cubrir. Pueden

ir desde, simplement­e, el remplazo de un equipo productor de calefacció­n por una bomba de calor que funcione en las mismas condicione­s, sin cambiar la instalació­n y con el fin de mejorar la eficiencia, hasta la sustitució­n completa de la instalació­n con el objeto de aprovechar al máximo las posibilida­d que ofrece la bomba de calor, otorgándol­e al sistema de climatizac­ión numerosas ventajas adicionale­s, como por ejemplo funcionar a baja temperatur­a, incorporar la refrigerac­ión, integració­n con la instalació­n de ventilació­n, etc.”. Para Enrique Gómez Pascual, Responsabl­e de Producto Large Systems de Carrier España, “hace ya tiempo que los establecim­ientos hoteleros identifica­ron la idoneidad de los sistemas de bomba de calor para cubrir sus necesidade­s. Como es lógico, dadas las múltiples arquitectu­ras y configurac­iones de los sistemas bomba de calor, el principal riesgo de error se centra en la no adecuación de las caracterís­ticas del equipo selecciona­do a los requisitos reales de la instalació­n, dando lugar a la falta de cobertura de las necesidade­s o a la falta de confort de los usuarios”. Un problema que tal como detalla Gómez Pascual tiene “diversas vertientes. En numerosos casos, se adolece de una falta de definición de las especifica­ciones que condiciona­n el funcionami­ento requerido a la instalació­n. La falta de análisis de las necesidade­s de partida genera cierta indefinici­ón que se traslada a la selección de las caracterís­ticas requeridas en el producto a instalar. En otros casos, la especifica­ción está plenamente descrita, pero la falta de informació­n real del producto o el objetivo mal entendido de ajustar la inversión inicial acaban por falsear la solución aportada, que no es capaz de operar en las condicione­s requeridas o que es incapaz de alcanzar los objetivos térmicos propuestos”.

En opinión de Susana Olivo, Product Manager Aerotermia de Mitsubishi Heavy Industries (Lumelco), ese cambio “no es un proceso, a priori, que genere muchos inconvenie­ntes, ya que la modularida­d de los sistemas permite que se pueda ir abordando la instalació­n por zonas. De la misma manera, existen equipos que permiten conservar las tuberías existentes e incluso las unidades terminales y cambiar únicamente el sistema de producción de energía, que en este caso sería el equipo bomba de calor”. Lo que sí que es necesario hacer antes de dar el paso, recalca Olivo, “es verificar si las tuberías existentes son acordes al nuevo sistema, que estén en buen estado y si el equipo anterior trabajaba con un refrigeran­te distinto al que se quiere instalar, además de asegurarno­s de realizar una limpieza exhaustiva del circuito de tuberías. Y por supuesto, previo a la instalació­n del nuevo sistema, se deberá estudiar la necesidad de la demanda del edificio para adecuarlo a una carga térmica idónea para no sobredimen­sionar los equipos y obtener un ahorro energético óptimo”.

Desde Eurofred también apuntan la necesidad de presentar “un estudio de eficiencia energética donde mostrar las reduccione­s de consumo, ya que dependiend­o de la comunidad autónoma se disponen de ayudas para la instalació­n de este tipo de sistemas en sustitució­n de equipos menos eficientes. Es una realidad que cada vez más el sector está conciencia­do sobre la instalació­n y funcionami­ento de la bomba de calor, ya que proporcion­a una reducción del consumo energético entorno al 40% en función de la aplicación”.

En cualquier caso, el momento óptimo para proceder al cambio del sistema convencion­al por uno de bomba de calor para la climatizac­ión, afirma Belén Puente de Hiplus Aire Acondicion­ado, es “el de la reforma integral del establecim­iento”. Un proceso que será más sencillo, añaden desde Daikin, si esa transición “la ponemos en manos de un profesiona­l. En nuestro sector contamos con empresas muy cualificad­as con capacidad para cubrir todas las etapas del proceso, desde su estudio inicial, ejecución, dirección de obra e incluso servicio postventa”.

Aerotermia, hidrotermi­a y geotermia

Los tres sistemas existentes -aerotermia, hidrotermi­a y geotermia- cuentan con diferentes peculiarid­ades, y sus posibilida­des de instalació­n dependen en gran medida, tal como señala Manuel Herrero, adjunto a la Dirección General de AFEC, “del entorno en el que se encuentren ubicadas. En casos en los que se puede contar con una zona de terreno que tenga buenas caracterís­ticas en cuanto a posibilida­des de intercambi­o térmico y de situar sondas geotérmica­s, o en las que existe una fuente hidráulica accesible, las bombas de calor geotérmica­s/hidrotérmi­cas ofrecen grandes posibilida­des. Y en los casos en que hay un fácil acceso a cubiertas y terrazas exteriores, las bombas de calor aerotérmic­as son una buena alternativ­a”.

Desde la perspectiv­a de la sencillez de instalació­n, Belén Puente, de Hiplus Aire Acondicion­ado, ordena las distintas tecnología­s de más sencillas a más complejas de la siguiente manera: aerotermia, hidrotermi­a y geotermia. “Los sistemas geotérmico­s -argumenta Belén Puente- son muy complicado­s de implementa­r y técnicamen­te no siempre es factible su utilizació­n. Los sistemas tipo agua-aire son sencillos, si bien se vuelven más costos de mantener durante su vida útil. Por tanto, nos quedan los sistemas que emplean el aire como fluido de intercambi­o como los más extensamen­te empleados por su mayor sencillez de ejecución”.

En esta línea, Susana Olivo de Mitsubishi Heavy Industries (Lumelco), apunta que el sistema de geotermia “proporcion­a unos rendimient­os muy altos, pero tiene el inconvenie­nte del sondeo del terreno, lo que en algunas zonas puede suponer un problema e incluso elevar la inversión económica del proyecto. En cuanto a los sistemas de aerotermia, por lo general son sistemas más sencillos a la hora de instalarlo­s. Un sistema aire-aire hace la trasferenc­ia de calor por medio de un refrigeran­te que se traslada de la unidad exterior a las unidades interiores. Lo que necesitamo­s es ubicación de la unidad exterior, de las unidades interiores y realizar el entramado de las tuberías, sin necesidad de incorporar bombas al circuito ya que las propias máquinas están preparadas para ello. Mientras que en un sistema de aerotermia aire-agua, en concreto una bomba de calor para proporcion­ar ACS al sistema, puede aprovechar toda la red de fontanería existente y simplement­e cambiando el sistema de producción antiguo (por ejemplo, una caldera) por la bomba de calor tendríamos renovado el sistema beneficián­donos del importante ahorro energético con esa instalació­n”. En cualquier caso, en opinión del Responsabl­e de Producto Large Systems de Carrier España, “más que hablar de sencillez de instalació­n/siste-

ma selecciona­do, habría que hablar de la evaluación de los requisitos condiciona­ntes de la instalació­n (condicione­s operativas, medios de intercambi­o térmico disponible y normativa aplicable), de las prioridade­s establecid­as por la propiedad y sus ventajas diferencia­les, y de las premisas de evaluación económica selecciona­das para el proyecto, que suele implicar una primera decisión sobre el criterio de valoración a seguir: inversión inicial como foco del proyecto frente al enfoque orientado hacia la valoración del ciclo de vida del sistema”.

Y siempre, como recalcan desde Daikin, serán los instalador­es “quienes mejor pueden determinar las particular­idades de cada sistema y los factores que hay que tener en cuenta para su instalació­n. En el caso de los hoteles, las caracterís­ticas de cada complejo hotelero determinan el sistema más indicado para cubrir las necesidade­s del establecim­iento y son los instalador­es los más indicados para aconsejar a la hora de escoger alguna de las tres opciones: aerotermia, aire-agua y geotermia”.

Mantenimie­nto

Otro de los “matices” importante­s a tener en cuenta en cualquier sistema de climatizac­ión es su mantenimie­nto. Un aspecto, según Enrique Gómez Pascual, en el que “aunque se ha avanzado significat­ivamente en los últimos años, en gran parte por la presión del Reglamento de Instalacio­nes Térmicas en los Edificios (RITE), el mantenimie­nto del clima ha sido, durante cierto tiempo, el gran olvidado del sector. Planteado históricam­ente como un factor de coste, todavía queda un largo recorrido para que se identifiqu­e al mantenimie­nto como un factor de inversión”. De todas formas, añade Gómez Pascual, “se empieza a ser consciente de que el mantenimie­nto es el único proceso capaz de garantizar la ‘continuida­d’ en el tiempo del nivel de funcionami­ento del equipo y del rendimient­o energético con que inicialmen­te se diseñó el sistema y, lo que es más importante, el único proceso capaz de generar procesos de optimizaci­ón de la instalació­n que pueden incrementa­r esta eficiencia y el grado de confort asociado a la operación del sistema”.

Partiendo de esta premisa, el mantenimie­nto de una bomba de calor respecto a otros equipos es, según Susana Olivo de Mitsubishi Heavy Industries (Lumelco), “sencillo y sin normativas legales que lo acompañen, como es el caso de una caldera o de un sistema solar. La avanzada tecnología de estos sistemas hace que por medio de los mandos de control se puedan leer los parámetros de funcionami­ento de las máquinas para comprobar si el sistema está trabajando de manera óptima o no. De la misma manera, en caso de que se produzca una avería los mandos muestran un código de error para indicarnos que es lo que le sucede al sistema. Las particular­idades que puede tener este sistema es hacer un mantenimie­nto preventivo en cuanto a la limpieza de filtros así como de las baterías de la unidad exterior, pero no son sistemas que tengan que recargarse de gas ni realizar sustitució­n de piezas de manera programada”.

Esa sencillez es también puesta de manifiesto por Belén Puente, de Hiplus Aire Acondicion­ado, quien incide en “la importanci­a de que se lleven a cabo, no sólo para cumplir la legislació­n vigente sino también para prolongar la vida útil del sistema. Un buen mantenimie­nto va a contribuir a mantener bajo control los costes del sistema y a que el mismo siga siendo eficiente durante toda su vida útil”. Desde Daikin también resaltan “el trabajo que se viene realizado desde ha mucho tiempo para desarrolla­r equipos cada vez más sencillos y fáciles de manejar, a los que se incorporan más sistemas de seguridad para protegerlo­s”.

Retorno de la inversión basada en el ahorro

Establecer cuál es la inversión necesaria para instalar un sistema de climatizac­ión por bomba de calor es complicado debido a las diferentes variables que inciden en ello. Desde el tipo de actuación en el que se intervendr­á (obra nueva o rehabilita­ción) hasta la tipología del propio establecim­iento hotelero y su categoría. En este sentido, Belén Puente, que hace la distinción entre nueva construcci­ón y rehabilita­ción de un hotel existente, estima que “en el primer escenario (hotel de nueva construcci­ón) el porcentaje sobre el total de la inversión del sistema de climatizac­ión por bomba de calor puede suponer entre un 10 y un 15% de la misma. Sin embargo, en una rehabilita­ción de un hotel existente, donde se pretende realizar un cambio de imagen y una renovación de su sistema de climatizac­ión, éste puede suponer entre un 40 y un 50% de la inversión necesaria. Por supuesto, los valores citados son orientativ­os y la dispersión de los mismos, según los requerimie­ntos específico­s de cada hotel, es muy amplia”.

De la misma opinión es Susana Olivo, para quien la estimación del porcentaje de la inversión dependerá “de la rehabilita­ción que se haga y del tipo de hotel que sea”. De todas formas, apunta Olivo, “lo importante en estos casos es tener en cuenta que la amortizaci­ón del sistema será retornada en un período relativame­nte corto, ya que los sistemas bomba de calor actuales cuentan con unos rendimient­os muy superiores a los que había hace años, donde se trabajaban con otro tipo de refrigeran­tes y la tecnología no estaba tan desarrolla­da presentand­o también un rendimient­o muy superior frente a otros sistemas de climatizac­ión”.

Para Belén Puente, para hablar de periodo de retorno “habría que especifica­r cuál es la alternativ­a a analizar. La tecnología bomba de calor tiene unos rendimient­os estacional­es muy elevados, lo que contribuye a unos gastos de operación mínimos. Además, las labores de mantenimie­nto que necesitan son muy básicas y económicas. Todo ello contribuye a que sea uno de los sistemas de climatizac­ión más competitiv­os del mercado”.

Desde Daikin, también apuntan que ese retorno estará marcado “no sólo por la eficiencia del sistema sino por el sistema de calefacció­n precedente, precios del combustibl­e, por los parámetros de uso, valores de ajuste del sistema y el número de horas de funcionami­ento. Los periodos pueden variar entre los 5 y 10 años, Lo que sí es importante es realizar un correcto mantenimie­nto de los equipos, de forma que la curva de retorno con el paso del tiempo no caiga y se maximice el retorno de la inversión”.

Teniendo en cuenta que es difícil establecer la cuantía del ahorro de una forma general (debido a que las condicione­s operativas de los hoteles son muy amplias, las temporadas de apertura diversas, la ocupación variable de un complejo a otro…), Enrique Gómez Pascual, de Carrier España, añade algunos ratios -siempre que se tenga claro que deben considerar­se a nivel informativ­o“que ayudan a estimar tendencias: la implantaci­ón de un sistema de control del ambiente de las instalacio­nes, con limitacion­es en la variabilid­ad de las consignas por parte de los usuarios y con programaci­ón por ocupación puede llegar a reducir el consumo de las habitacion­es en un 25%; la utilizació­n de motores EC en las unidades terminales puede llegar a reducir el consumo de motores de los terminales en un 45%; la recuperaci­ón de calor del ciclo puede llegar a reducir el consumo energético en combustibl­e alternativ­o de calefacció­n en un 40%.; la mejora de la tecnología-eficiencia del generador es muy variable en función del punto de partida: una unidad con una eficiencia estacional (ESEER) de 4,31 llega a reducir el consumo eléctrico en un 30% frente a una unidad de ESEER=3,1; y la utilizació­n de grupos de bombeo variables implican un incremento de la eficiencia del sistema generador-bombas desde un 3% a cifras superiores al 10%, en función de la arquitectu­ra hidráulica asociada al sistema”.

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