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¿Que debemos pedir a un camarero en hostelería?
España es uno de los países con mayor número de bares, restaurantes y cafeterías en Europa y el sector de la restauración es una de las actividades que más empleo genera en este país. La demanda de camareros es alta pero la profesionalización del sector no lo es tanto.
La contratación de personal es una de las mayores preocupaciones de los propietarios de restaurantes, que son conscientes de que los camareros son una pieza clave para la buena marcha de sus negocios. Ellos son la imagen de la empresa, tienen trato directo con el cliente y tienen que ser capaces de transmitir la filosofía del negocio y, siempre, con una sonrisa en la boca.
Hacerse con los mejores profesionales no es tarea fácil, pero sí que hay una serie de elementos que hay que tener en cuenta y que nos ayudarán a acertar con la contratación.
Una buena condición física y tolerar bien el estrés es esencial en un camarero. El personal debe mantener la calma en todo momento, independientemente de si tiene un buen día o de si el cliente es más o menos agradable. El equipo está expuesto a un fuerte estrés a lo largo de su jornada laboral y debe estar en constante movimiento, por lo que también es importante una buena condición física.
La presencia es otro de los elementos que hay que tener en cuenta dado que nos está dando una imagen de cómo funciona el establecimiento. Una buena imagen, conducta y limpieza transmiten un orden en la cocina y en todo el local. Una persona descuidada y sin arreglar no despierta confianza en ningún sector, menos en el de la hostelería. Atender a personas y ofrecerles un servicio implica saber aceptar las críticas, por ello, a un camarero se le debe pedir ser un buen gestor de quejas. Debe ser capaz de tomar los comentarios, críticas o sugerencias como algo que hay que tener en cuenta y poder mejorar, y no como una ofensa a su trabajo. Para ello, el camarero debe ser un profesional y manejar la situación a la perfección de forma que no afecte al desarrollo del negocio ni a la confianza de los clientes.
Añadir también la importancia que tiene que el camarero sepa vender. No se trata solo de tomar comandas, un buen profesional conoce a sus clientes y sus necesidades y es capaz de proponer opciones acertadas mucho antes de que las pida el cliente. Para llegar a ser uno de los mejores camareros, este deberá sentirse cómodo con cualquier desafío de venta que se le plantee, haciendo que el cliente se sienta a gusto a su vez sin crear una situación forzada. Además, su misión será intentar ofrecer todo los elementos de la carta, sin obligar al cliente a pedirlos.
Otro de los elementos que hay que valorar es la capacidad de trabajo en equipo. Los camareros son parte de la gran familia que conforma todo el establecimiento y todos y cada uno de sus miembros son importantes. De cara al cliente, es la cara visible y quien coordina toda la actividad. Es quien actúa de intermediario con la cocina o la barra y por ello es importante que esté en sintonía con todo el equipo, que sepa relacionarse e integrarse y tratar con respeto a todos sus compañeros, independientemente del papel que tengan dentro del establecimiento. El trabajo en un restaurante es un juego en equipo. Por último, mencionar la motivación y el interés por aprender. Un buen profesional debe formarse continuamente en su especialidad. Existen muchas posibilidades para ello y los propietarios de los establecimientos hosteleros deben tener en cuenta las necesidades de sus empleados, facilitándoles la mejora y especialización.
Aun contando con los mejores profesionales y teniendo todos estos elementos en cuenta, habrá que tener algo de paciencia, pasar por alto algunos fallos y ayudar al empleado a mejorar cada día. En poco tiempo, será capaz de adaptarse al local.