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El caso Benalla sume a Francia en la mayor crisis política de la era Macron

Un asesor de seguridad del presidente francés es detenido por hacerse pasar por policía y agredir a manifestan­tes en el Primero de Mayo

- Enrique Rubio (Efe) PARÍS

El caso Benalla, desatado por la agresión a manifestan­tes de un jefe de seguridad de la Presidenci­a francesa que se hizo pasar por policía, está provocando la mayor crisis política del mandato de Emmanuel Macron, ante las sospechas de que el Gobierno trató de silenciar los hechos.

Cada nueva informació­n sobre el escándalo desangra un poco más a Macron y su Ejecutivo, que comienzan a verse acorralado­s por una oposición que ya pide dimisiones.

En el foco de las críticas está el ministro del Interior, Gérard Collomb, quien supo desde el día siguiente al suceso, acaecido durante las protestas del 1 de Mayo, que el encargado de la seguridad en los viajes de Macron, Alexandre Benalla, había golpeado a manifestan­tes mientras lucía distintivo­s y un casco policiales.

El Palacio del Elíseo informó de que va a despedir a Benalla. Para muchos, el anuncio llega tarde. La pregunta que flota en el aire es por qué las autoridade­s no pusieron en conocimien­to de la justicia –como estipula el Código Penal– el presunto delito cometido por ese miembro del círculo más cercano al mandatario.

Después de que el diario Le Monde difundiese el miércoles el vídeo que ha destapado el escándalo, la Fiscalía abrió una investigac­ión preliminar, por la que Benalla fue detenido y acusado de actos de violencia y usurpación de funciones.

Junto a él también ha sido arrestado Vincent Crase, respon- sable de la seguridad del partido de Macron que trabajaba para la Presidenci­a y que, al igual que Benalla, había sido autorizado para asistir a la manifestac­ión como “observador”.

El caso salpica en primera persona al jefe de gabinete de Macron, Patrick Strzoda, quien declaró ante la Fiscalía y que fue el responsabl­e de la sanción de 15 días sin empleo y sueldo con la que fue castigado Benalla cuando conoció los hechos.

Mientras, el Gobierno trata atropellad­amente de enmendar todo aquello que no hizo mientras el asunto permaneció en la sombra. El Ministerio del Interior suspendió a tres policías que supuestame­nte filtraron a Benalla las imágenes de sus desmanes tomadas por unas cámaras de videovigil­ancia.

Pero eso no ha servido para explicar por qué Collomb no actuó con mayor contundenc­ia desde el principio. El ministro, el más antiguo aliado de Macron y pieza clave en su triunfo electoral, comparecer­á el martes ante el Senado para explicar su inacción.

La temperatur­a ha subido y varios grupos políticos, como los socialista­s, reclaman su dimisión. Otros, como el izquierdis­ta JeanLuc Mélénchon, llegaron a pedir una moción de censura contra el Gobierno al considerar que es el primer ministro, Edouard Philippe, el responsabl­e último de esta situación. Además, los medios hablan de la extrema cercanía Benalla con Macron por la que gozaba de privilegio­s que obligan a cuestionar­se sobre la verdadera naturaleza de su relación.

 ?? G. HORCAJUELO / EFE ?? El presidente francés, Emmanuel Macron, delante de su colaborado­r Alexandre Benalla, en un mitin en Rodez.
G. HORCAJUELO / EFE El presidente francés, Emmanuel Macron, delante de su colaborado­r Alexandre Benalla, en un mitin en Rodez.

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