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MENTIR Y MENTIRSE

- RAFAEL PADILLA

EL pasado 19 de noviembre, en la Comisión Constituci­onal del Congreso, Unidas Podemos y PSOE no quisieron respaldar, como pedía el PP, una resolución del Parlamento Europeo, aprobada allí por aplastante mayoría, que condena tanto los crímenes del comunismo como los del nazismo y afirma que “ambos regímenes cometieron asesinatos en masa, genocidios y deportacio­nes” a una escala hasta entonces desconocid­a en la historia. En nombre de Unidas Podemos, el secretario general del PCE, Enrique Santiago, con evidente olvido de la realidad, se atrevió a argumentar que “el único régimen que ha planificad­o y ejecutado la eliminació­n de colectivos y pueblos enteros ha sido el nazismo” y que compararlo con otros sistemas es “complicida­d y negacionis­mo”. Ignoro si Santiago miente o se miente, esto es, si deliberada­mente oculta las masacres comunistas o si, en su disciplina­do sectarismo, sinceramen­te cree que su ideología es irreprocha­ble.

Sea lo uno o lo otro, los datos son tercos. Tras la publicació­n en 1997 del Libro negro del comunismo, redactado por un grupo de historiado­res bajo la dirección de Stéphane Courtois, me parece muy difícil disimular el rastro de sangre dejado por los Estados comunistas: en torno a cien millones de muertos. Basta acercarse con objetivida­d a lo ocurrido en la Unión Soviética, en China o en Camboya para abortar todo atisbo de orgullo. Claro que el nazismo merece nuestro más profundo desprecio. Pero no menos un comunismo que aún no ha tenido su Núremberg y que todavía sigue acrecentan­do su pavoroso legado.

La frase es de Mao y describe bien el tuétano de un pensamient­o especialme­nte insensible ante el dolor humano. Reprendien­do a los que mostraban cierta humanidad, Mao señalaba que “debían tener menos conciencia. Algunos de nuestros camaradas –añadía– son demasiado compasivos, no son lo suficiente­mente brutales, lo que significa que no son tan marxistas”. ¿Es esto lo que defiende Santiago? Desoyendo a Europa, ¿se adhiere el socialismo gobernante a una dinámica tan irracional?

Ni lo entiendo, ni lo entenderé jamás. Crear un mundo mejor reclama poner a la persona en el centro. Ninguno de estos dos fanatismos lo han visto nunca así. Los comunistas y socialista­s españoles permanecen hoy impávidos frente a la verdad de sus miserias, embelesado­s en un futuro que, lo admitan o no, hunde sus raíces en el fango, la ignominia y el horror de los cementerio­s. Ellos sabrán por y para qué.

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