La violencia no tiene justificación

Después de leer noticias como: “Negacionistas lanzan petardos y queman un contenedor”, “Negacionistas lanzan bengalas y vallas a Mossos? y otros titulares de este estilo no puedo dejar de sorprenderme con la falta de civismo. Dejando a un lado que me parece absurdo negar algo evidente, pues no hay más que ir a un hospital y ver la triste realidad de los pacientes, el dolor de familiares tras la muerte de un ser querido y los colapsos en cementerios de varias ciudades del mundo, como Brasil o Bolivia, sólo puedo pedir educación. Vale, no crees en el virus, pero compórtate como un ser humano cívico. Vivir en sociedad no significa compartir las mismas opiniones que tus vecinos, ni implica estar de acuerdo con cada decisión de los dirigentes políticos, y, por supuesto, vivir en sociedad no debería coartar tu libertad, mientras tus actos no dañen a los demás. Dicho esto, vivir en sociedad sí exige respeto y educación. El civismo ahora pasa por usar las medidas de protección pautadas por expertos sanitarios, es decir, el uso de mascarillas, también pasa por guardar las distancias de seguridad necesarias, es decir, no realizar ni fiestas, ni ningún tipo de reunión de más de equis personas, y por supuesto pasa por acatar las restricciones de movilidad sin intentar buscar justificaciones para pasarlas por alto, por el mero hecho de que “no me gustan”. Y algo que me parece triste pero necesario decir es que la violencia no está en ningún caso justificada. Os confieso que a nadie le gusta esta situación. A mí no me gusta estar separada de mi familia, ni perder el trabajo por la pandemia, ni el estrés que me genera la incertidumbre ni otras muchas consecuencias de esta pandemia. Pero tengo claro que lo que no soportaría es perder a mis seres queridos porque unos impresentables no estén cumpliendo con las medidas. Soraya Quintela