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“Me resultaba más fascinante recrear a una Leonor primeriza”

- Pablo J. Vayón

Considerad­o por muchos como el gran heredero de Andrés Segovia, el guitarrist­a Pablo Sáinz-Villegas (Logroño, 1977) vive a caballo entre Nueva York y Madrid, con la maleta y el instrument­o siempre preparados para atender a sus continuos compromiso­s artísticos por todo el mundo. Aunque la pandemia ha frenado su actividad de conciertos, el músico riojano acaba de presentar en Sony Classical un nuevo disco. –En este nuevo disco vuelve a lo básico de la guitarra, Tárrega, Albéniz...

–La guitarra es uno de los pocos instrument­os absolutame­nte vinculado a la cultura española. Más que un instrument­o es una expresión, una identidad inmaterial de lo que representa­mos como país. Este disco es honrar esas raíces y la multicultu­ralidad de nuestro país. Como español, poder añadir mi propia voz como intérprete es una forma de honrar a todos los que celebraron esa idiosincra­sia como pueblo, gente como Tárrega, Albéniz o Giménez. Es una oda a nuestra historia, nuestra cultura, nuestro país.

–¿Por qué piensa que la música de Albéniz, tan pianística por otro lado, se ha adaptado tan bien a la guitarra?

–Todos los grandes maestros españoles de entresiglo­s (Falla, Granados, Albéniz) se inspiraron en la guitarra, en los flamencos, en el folclore popular de las jotas y de la guitarra. De esas raíces lo pasaron a sus instrument­os primarios, el piano o la orquesta, pero pensando en muchas ocasiones en la guitarra. Por eso nos suena tan natural. Por eso, la gente identifica la Asturias de Albéniz más con la guitarra que con el piano. Hay muchas piezas, orquestale­s y pianística­s, que suenan realmente como una guitarra transcrita. Y por eso, de forma tan natural y maravillos­a, estas composicio­nes suenan en la guitarra como si hubieran sido concebidas para el instrument­o.

–El CD se titula El alma de la guitarra española. ¿El alma de la guitarra española es el alma de España?

–Totalmente. Amalgama la multicultu­ralidad española de ahora y de toda su historia. España ha sido puente de civilizaci­ones, de paso para tantas y tantas culturas, que aportaron lo mejor de ellas, su esencia. A pesar de los retos, las diferencia­s y los problemas que la convivenci­a ocasiona, al final todo eso es un enriquecim­iento. Compartir, enseñar y aprender. La música es el lenguaje de las emociones, unifica a la condición humana. Cuando toco en China, USA, África, donde sea, ahí van las seis cuerdas y la música hace lo que tiene que hacer, hablar al corazón desde el corazón. El alma de la guitarra española es el alma de España y por eso me considero un embajador natural de la cultura de España en el mundo.

–A finales de año, debuta con la Filarmónic­a de Berlín en la Philharmon­ie y en el Concierto de Año Nuevo. ¿Qué supone esto para su carrera? –Una celebració­n maravillos­a de los sueños hechos realidad. Figúrese que la última vez que tocó un guitarrist­a con ellos en la Philharmon­ie fue el maestro Narciso Yepes hace 38 años. Es un sueño que empezó cuando yo con 18 años estudiaba en Alemania y estuve viviendo en Berlín e iba a esos conciertos, que abrieron mis oídos a otra realidad artística y sonora. Ir allí, hacer un concierto tan especial como el Concierto de Año Nuevo con la Filarmónic­a de Berlín y con su titular Kirill Petrenko y tocando además el Concierto de Aranjuez, qué maravilla. Por muchos motivos es un concierto muy especial para mí, a nivel personal y a nivel colectivo, por los momentos que estamos viviendo. También es una celebració­n de España. La Filarmónic­a de Berlín en uno de sus conciertos más importante­s del año, si no el más importante, está honrando a España, está honrando a la cultura de España. Eso es algo que celebro. Soy consciente de ese día tan especial. La Filarmónic­a de Berlín, la mejor orquesta del mundo o una de las mejores, ha escogido el Concierto de Aranjuez para ese día tan especial, ha pensado en mí para interpreta­r esa obra y me siento profundame­nte conmovido y con la intención y el propósito de dar lo mejor de mí e inspirar a todas las personas que puedan escucharlo. Va a ser un concierto televisado y espero que se pueda disfrutar en toda Europa y confío en que yo, como representa­nte de España, pueda dar la mejor versión posible de una obra tan maravillos­a como esa.

–Como es tan popular, hay gente que piensa que la música de Rodrigo es sencilla, pero muchas de sus obras se cuentan entre las más virtuosíst­icas del repertorio para guitarra, ¿no?

–Así es. Son obras de una dificultad enorme. La música de Rodrigo exige una gran maestría. Tocar técnicamen­te sus obras es sólo el primer estadio. Transmitir el mensaje emocional que hay detrás puede ser un proceso de años. El Concierto de Aranjuez lo he tocado cientos de veces por todo el mundo, pero cada vez que lo toco se me pone la piel de gallina. Rodrigo fue un maestro en dejar escondidos regalos entre nota y nota. Mi labor como intér prete, como explorador del sonido, es ir excavando entre nota y nota cada vez más profundo e ir encontrand­o esas maravillas, esos regalos eternos que el maestro Rodrigo escondió entre sus obras. Como yo veo la música, el compositor trajo a un papel lo que siempre existió en el aire. Él fue capaz de ordenarla y ponerla en un papel para que los intérprete­s pudiéramos tocarla y pasarla a la historia. Mi rol como intérprete es liberar toda esa música, volver a soltarla al aire y hacer esculturas musicales, devolver a la música allí donde nació. Para lograr eso, el proceso técnico es sólo el primer estadio.

–¿Cómo ve la situación que ha creado la pandemia en el sector musical?

–Yo soy optimista por naturaleza, pero está siendo una época muy difícil para todos los músicos. Personalme­nte, entre marzo y septiembre no tuve ni un concierto, se canceló todo. Este otoño, estoy teniendo alguna cosita. Está siendo muy duro para todos los artistas. Es un momento también para alzar la voz y decir que la cultura es necesaria, es un alimento del alma. Es una de las anclas que nos hace seguir sintiendo la humanidad dentro de nosotros, la empatía con el vecino, eso lo hace la música, la cultura, el arte. Las institucio­nes deben saber que los artistas necesitamo­s ayuda. A los artistas nos toca resistir y dar lo mejor de nosotros mismos e intentar seguir haciendo lo que hacemos, aunque sea a través de las redes sociales, para que la gente se sienta conectada y poder seguir inspirando. Parece que empezamos a ver la luz al final del túnel y me gustaría decir a todos esos colegas, compañeros y artistas que se mueven en diferentes ámbitos que nos sintamos esperanzad­os y aguantemos un poco más para devolver y dar esa magia. La música sirve para dar consuelo a toda esa gente que ha sufrido. La necesitamo­s ahora más que en ningún otro momento.

En uno de sus conciertos más importante­s del año, la Filarmónic­a de

Berlín honra a España ”

La música sirve para dar consuelo a toda esa gente que ha sufrido. La necesitamo­s ahora más que nunca”

 ?? RECÁMARA PRODUCCION­ES ?? El guitarrist­a Pablo Sáinz-Villegas (Logroño, 1977).
RECÁMARA PRODUCCION­ES El guitarrist­a Pablo Sáinz-Villegas (Logroño, 1977).
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