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“Pedir ayuda es muy valiente”

- José Izquierdo

–Debuta con la publicació­n de Lo mejor de ti. ¿Qué le ha llevado al coaching?

–Me formo como coach por el momento que estaba viviendo, necesitaba esta ayuda. Necesitaba entenderme. Decidí formarme como coach para ayudarme a mí misma, para entenderme. Después, dedicarme profesiona­lmente a ello fue el resultado que no preveía. – ¿En qué situación se conoce uno mejor: cuando está arriba o cuando está abajo?

–En todas nos conocemos, pero quizás en las épocas en las que estamos abajo es cuando más aprendizaj­e nos llevamos.

–¿El fracaso suele ayudarnos más? –Definitiva­mente, sí.

–Mire que veo a su padre, por su carácter, como un buen coach.

–Puede ser, porque una de las cualidades de un coach es la curiosidad y mi padre es muy curioso.

–He leído que está muy orgulloso de su proyecto. –Sí, sí que lo está.

–Superar dos depresione­s y un trastorno alimentici­o no debe ser nada fácil.

–Es difícil y tener el apoyo de una familia es muy importante. Tengo mucha suerte y soy consciente de ello.

–¿Cuándo se debe acudir a usted, a un coach?

–En el momento que veas que hay algo que está fallando, que no consigues ser feliz, que no logras estar satisfecho con tu día a día y con vida. Ése es un gran momento para pedir ayuda. –¿Los psicólogos son competenci­a?

–No, qué va, estamos todos en el mismo barco. Sí es verdad que los psicólogos ven a los coaches como una amenaza. Pero hay que tener mucho cuidado porque ellos lo consideran un intrusismo y, en parte, lo entiendo, porque hay mucho coach que dice que es coach y tiene poco de coach.

–Ya...

–Pero creo que estamos todos intentando ayudar a la gente y nos tenemos que apoyar los unos a los otros. Yo derivo en psicólogos y hay psicólogos que derivan en mí, y mutuamente nos ayudamos. Todos abarcamos campos distintos y nos complement­amos.

–Pero parece una relación un poco complicada.

–Sí, sobre todo para ellos. La figura del coach todavía está muy virgen en España y hay algunos psicólogos que sienten la amenaza. No lo sé, pero sí que se nota. –Hoy contar tu sufrimient­o lleva a que te califiquen de ser “un penas”.

–En la era de las redes sociales, lo que está bien visto es enseñar lo maravillos­a que es tu vida. Es lo que está de moda.

–Es obligatori­o salir de casa con la sonrisa puesta. –Sí, totalmente. Pero fíjese que creo que está habiendo un cambio. Cada vez más la gente está inclinándo­se a mostrarse como es y a ser de verdad. Eso es lo que empieza a despuntar ahora mismo. Incluso en redes sociales hay muchas cuentas que ahora apoyan una imagen saludable a nivel físico, las curvas... Apoyan a la persona real, no a la persona perfecta, con sus fallos, sus errores.

–¿Buscar desesperad­amente la felicidad puede ser insano?

–Cuando metes la palabra desesperad­o en cualquier frase no puede ser sano. Lo que es sano es el equilibro, lo natural, lo orgánico. Cuando buscas desesperad­amente la felicidad, lo que estás buscando es una salida a tu situación actual. Eso

ti

es un claro síntoma de que quizás necesitas a una persona que te guíe a la salida. –¿Guiar es su trabajo?

–Sí.

–¿Y es bueno aceptar consejos de amigos?

–Hay amigos que te conocen y te dan consejos buenísimos y hay otros que no. Si un consejo te ayuda a ver la realidad de una manera diferente y te impulsa a avanzar, entonces, genial. Pero no debe ser por sistema. Lo ideal en situacione­s complicada­s es buscar ayuda profesiona­l, no los consejos de un amigo, por muy buenos que sean. Un amigo que no se dedique profesiona­lmente al acompañami­ento no sabe cómo ayudarte.

–En su libro nos alerta de que debemos huir de las relaciones tóxicas. ¿Cómo nos damos cuenta?

–Una relación tóxica es cuando uno no se siente bien. No hay relaciones perfectas. Partiendo de esa base, cualquier relación sana tiene sus enfados, sus reconcilia­ciones, pero cuando pasas la barrera y hay más momentos malos que buenos, es un indicativo de que la relación está empezando a ser tóxica.

–Y el colmo es ya cuando te tocan el bolsillo. –Claro, imagínese. –Argumenta que el perdón libera, pero qué complicado es a veces... –Pedir perdón es muy difícil, porque es reconocer que has cometido un error. Se trata de conectar con la esencia del ser humano, que es cometer errores y aprender de ellos. Normalment­e vamos por la vida subidos al pedestal de la perfección, pero cuando nos bajamos y aterrizamo­s en la tierra, en lo real, ya no cuesta tanto pedir perdón. –¡Cuántos problemas se hubieran solucionad­o con una disculpa a tiempo o a destiempo!

–Exacto, o incluso a destiempo, efectivame­nte. –¿Quién necesita más un coach: Pedro Sánchez, Fernando Simón o Isabel Pantoja?

–(Risas) Creo que todos. Pero todos ellos y todos nosotros, también. Todos necesitamo­s un coach en algún momento de nuestras vidas o en muchos momentos. Es genial. Una persona que pida ayuda profesiona­l me inspira mucha confianza, porque está tomando las riendas de su vida.

–No hay que tener miedo a pedir ayuda.

–Nooo. Hay que estar superorgul­loso. Para nada, todo lo contrario.

–Pero nos avergonzam­os. –Es un motivo para estar orgulloso de uno mismo. Es muy valiente dar el paso y pedir ayuda.

Cada vez más la gente está inclinándo­se a mostrarse como es y a ser de verdad en las redes sociales”

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CARLOS RUIZ

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