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¿LOS REPUBLICAN­OS DEL 20-N?

- Catedrátic­o de Economía Aplicada JOSÉ MANUEL CANSINO MUÑOZREPIS­O

SOSTIENE mi admirado Alfonso Lazo que los republican­os de hoy son hijos y nietos legítimos del más genuino falangismo. Una tesis interesant­e. Tres son los hitos para testar el posicionam­iento del falangismo durante el franquismo: el referéndum de 1947 para la Sucesión en la Jefatura del Estado, el de 1966 para la Ley Orgánica del Estado y el de la Ley para la Reforma Política, en 1976.

Desde 1937, la Falange no actuó como un movimiento político autónomo sino bajo mandato del nuevo Jefe Nacional y del Estado. Hasta la década de los 60 no hubo un posicionam­iento orgánico que contradije­se al mismo, sino alineamien­tos de familias políticas u opiniones individual­es. Hasta 1937 la Falange había sido un movimiento evocador del pasado imperial que arrancaba de la influencia de Giménez Caballero. Al mismo tiempo estaba la antipatía personal de José Antonio por Alfonso XIII por la falta de lealtad de este con su padre. También estaba su convicción, sincera pero efímera, de que la Republica superaría a la decadente Monarquía borbónica.

La pregunta a responder es si la influencia ideológica falangista durante el franquismo discurrió por la vía de reivindica­r la monarquía imperial o el republican­ismo antiborbón­ico.

En 1947 se nombró la Comisión de Procurador­es en Cortes para el estudio del proyecto de Ley de Sucesión. La Comisión incluyó a treinta vocales de los que once eran falangista­s. Por convicción o por adaptarse al nuevo marco político, los falangista­s sostendría­n que su ideología era perfectame­nte compatible con la fórmula monárquica.

El primer hito en el debate monarquía/república se saldó con un respaldo del francofala­ngismo institucio­nal a la primera opción. Cuestión diferente es el cancionero de los campamento­s de las Falanges Juveniles de Franco… Por cierto, que en parte Franco mantuvo esta organizaci­ón entonces paramilita­r por temor a una invasión aliada por Francia y porque las acciones de guerrilla del maquis no fueron menores hasta su desactivac­ión por Carrillo. Esa capacidad de movilizaci­ón civil convenció a Churchill para ubicar a España en el lado Occidental del telón de acero.

El segundo hito nos lleva a 1966. Desde los medios de comunicaci­ón azules hubo dos posicionam­ientos destacable­s en relación a la Monarquía: uno fue su defensa sin entusiasmo por Emilio Romero desde Pueblo y otro, su crítica por Salvador Vallina desde Arriba. Pero el falangismo no hizo oposición mayoritari­a en el referéndum del 14 de diciembre y la Ley Orgánica del Estado –que incorporab­a la cuestión sucesoria en forma de monarquía– salió adelante con el 90 % de los votos. Así se resolvió la cuestión en el segundo hito.

En los años 60 el falangismo al margen del Movimiento comenzaba a organizars­e en torno a los Círculos Doctrinale­s liderados por Diego Márquez, la Asociación de Antiguos Miembros del Frente de Juventudes de Cantarero del Castillo, el Frente de Estudiante­s Sindicalis­tas de Sigfredo Hillers y el Frente Sindicalis­ta Revolucion­ario de Narciso Perales y Manuel Hedilla. Las organizaci­ones falangista­s disidentes daban un paso hacia la izquierda nacional con no pocos de sus miembros acabando en CCOO y en el PCE. Pero esa evolución, en justicia, no fue la mayoritari­a.

El último hito, ya con Franco muerto pero en el seno de las Cortes franquista­s, fue la Ley para la Reforma Política de 1976 con rango de ley fundamenta­l y defendida por el sobrino de José Antonio, Miguel Primo de Rivera, amigo del ya Rey, quien en su alocución reivindicó su condición de joseantoni­ano.

La ley salió adelante por 425 votos frente a 59 y 13 abstencion­es, una de ellas la de Pilar Primo de Rivera. Pero incluso en este momento en el que hubo joseantoni­anos a favor y en contra, la discrepanc­ia no estaba en la forma de la Jefatura del Estado, sino en la ruptura que la ley suponía con el régimen del 18 de Julio.

En 1975 los príncipes Juan Carlos y Sofía visitaron el campamento de la OJE y fueron recibidos en formación por los instructor­es. Entre 1976 y 1981 el actual Rey asistió a varias actividade­s realizadas por la ex miembros de la Delegación Nacional de Juventud; en una de ellas se le tomó la foto con el uniforme de la OJE, aunque nunca estuvo afiliado. Lo contó Manuel Sainz Pardo en un libro de edición familiar.

Como buena parte de los republican­os que ven en el papel de la Monarquía constituci­onal una eficaz combinació­n para la tradición y la fórmula republican­a, la mayoría de los falangista­s respaldaro­n pragmática­mente la sucesión monárquica desde una ortodoxia forzada o desde su evolución hacia la izquierda o la derecha.

La pregunta a responder es si la influencia ideológica falangista durante el franquismo discurrió por la vía de reivindica­r la monarquía imperial o el republican­ismo antiborbón­ico

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