“LA PANDEMIA HA REVELADO LA FALTA DE RECURSOS EN LOS SERVICIOS PÚBLICOS Y UNA ADMINISTRACIÓN OBSOLETA”
El presidente de CSIF en Huelva, Juan Manuel Quilón, aborda la actualidad laboral en el actual contexto de emergencia sanitaria derivada de la pandemia de la Covid-19
QUILÓN analiza, entre otras cuestiones, cuál está siendo el principal papel del sindicato en esta situación, la implantación del teletrabajo o los principales problemas laborales que se están dando en los diferentes sectores.
–La pandemia ha evidenciado los problemas derivados de la falta de recursos en el entorno laboral, ¿qué ha detectado CSIF?
–La crisis de la Covid-19 ha puesto de relieve la escasez de medios en el plano laboral y, en el ámbito público, ha sido especialmente preocupante ya que las administraciones son las que tienen que dar ejemplo en cuanto a dotaciones y medios para asegurar un buen funcionamiento de los servicios que se prestan a la ciudadanía. En este sentido, la pandemia ha rebelado una Administración obsoleta en cuanto a recursos digitales, telemáticos o la adaptación a nuevas formas de trabajo, como el teletrabajo. Ha sido la dedicación y el sobreesfuerzo de los trabajadores y las trabajadoras los que han sacado adelante los servicios públicos en una situación sin precedentes en nuestro país.
–¿En qué punto está la regulación del teletrabajo?
–A nivel nacional firmamos un acuerdo para regular por primera vez el teletrabajo que ofrecía un marco común para garantizar los derechos de los trabajadores; a partir de este acuerdo, cada administración puede regular y aplicar su propia fórmula siempre garantizando los derechos del trabajador.
–¿Es compatible el teletrabajo con la prestación efectiva de servicios públicos?
–Lo primero es garantizar la atención al ciudadano y la calidad en la prestación de servicios, pero esto no es incompatible con la modalidad del teletrabajo, dentro de los contextos específicos de cada sector. Es curioso cómo existen trabas para conceder la modalidad no presencial en puestos de trabajo de Administración, que pueden desarrollarse telemáticamente, mientras que en el sector de sanidad las consultas se realizan vía telefónica. Por eso, desde CSIF queremos que se regule convenientemente, estudiando cada sector y cada puesto de forma específica, apostando por el teletrabajo como modalidad laboral desde nuestra convicción de que mejora, entre otras cuestiones, la conciliación familiar y la productividad.
–¿Qué pide CSIF en este sentido?
–Teletrabajo es un concepto amplio que implica poner en marcha una serie de mecanismos, de procedimientos y de recursos avanzados. Andalucía, a diferencia de muchas comunidades aún no cuenta con un teletrabajo regulado, de hecho aún no han comenzado las negociaciones, algo que llevamos demandado desde hace meses. El concepto de Teletrabajo que defendemos desde el sindicato es mucho más estructural e implicaría la vinculación de la posibilidad de la modalidad laboral no presencial al puesto de trabajo que se desempeñe, cuando sea posible. Es decir, que el teletrabajo y su porcentaje posible fuesen una característica intrínseca de los diferentes puestos de las RPT (Relación de Puestos de Trabajo). La pandemia, además, ha evidenciado la necesitada de avanzar en conciliación y en conceptos como flexibilidad horaria o adaptación de puestos.
–El papel de un sindicato también está siendo importante en estos tiempos de pandemia…
–Además de continuar con la labor sindical habitual, desde CSIF ahora estamos aún más vigilantes para que no se abuse de la temporalidad, se cubran las bajas en tiempo y forma, y especialmente en el sector privado estamos atentos a las modificaciones de las condiciones de trabajo que se realicen. Además, tenemos reuniones de forma permanente participando en los comités de salud y prevención para verificar que se cumplen los protocolos y que se tenga una adecuada dotación de los equipos de protección individual.
–¿Qué medidas considera CSIF más urgentes a implantar en estos momentos?
–En un plano general, a nivel social es necesario un plan de contingencia, ayudas suficientes para los sectores más afectados y planes de empleo con ayudas a la contratación y al autónomo. En cuanto a los centros de trabajo, se hace necesario más controles de prevención y detección con pruebas rápidas y un rápido aislamiento. Si nos trasladamos a sectores más específicos como sanidad, es evidente la falta de personal y el necesario refuerzo de profesionales.
–¿Qué radiografía podría hacer del sector público?
–Desde el inicio de la pandemia, venimos advirtiendo de que la crisis estaba evidenciado los problemas de escasez de personal y de recursos, sobre todo en la sanidad pública, el sector más castigado. Hemos visto situaciones realmente graves y dramáticas evidenciando la falta de dotaciones y plantillas que llevamos denunciado desde CSIF durante años. A esto se suma que, a día de hoy, no hay profesionales en bolsa para contratar en muchas categorías. En Educación, no se han bajado las ratios, ni reducido los horarios ni realizados los desdobles que pedimos desde final del curso pasado, teniendo en cuenta que los centros son lugares con riesgo alto de exposición. Además, desde CSIF hemos constatando la tardanza en realizar pruebas a docentes y al alumnado. Ante la llegada del frío y la necesaria ventilación en las aulas, hemos pedido la instalación de filtros Hepa. En otros sectores como Justicia, Administración Local, Administración General del Estado o Administración General de la Junta nuestras reivindicaciones se centran en la aplicación efectiva del teletrabajo, continuar con los procesos selectivos en marcha intentando que los efectos de la pandemia se noten lo menos posible o el seguimiento efectivo de los comités de salud y prevención.
–¿Cuál es el escenario en el sector privado?
–La crisis sanitaria, evidentemente, ha derivado en una crisis económica. Los ERTEs y los ERE están a la orden del día. Somos testigos de despidos, sobre todo en pequeñas y medianas empresas, y de la suspensión de numerosos contratos temporales. Son las pymes las que están sufriendo las mayores consecuencias de la situación de emergencia derivada del coronavirus; han sido pocas ayudas, pocos incentivos y una escasa inversión para tratar de sostener a esos negocios que han cerrado durante meses o han tenido que adaptarse a las nuevas circunstancias y a las medidas de contención del virus que se han ido aprobando en cada momento.
–La crisis de la Covid-19 parece que está dando un pequeño respiro…
–La foto fija que debemos mirar a la hora de valorar y tomar decisiones es la de nuestros hospitales colapsados, sin olvidar que detrás de cada cifra hay personas, familias, historias personales… En esta crisis hay que apelar constantemente a la responsabilidad individual que es la que nos permite diferenciar entre lo que podemos hacer y lo que debemos hacer. El principal objetivo no debe difuminarse y tiene que ser continuar paliando contagios, hospitalizaciones y defunciones. No se trata de verlo como restricciones sino como medidas de prevención. Y, en este contexto, consideramos que se deben limitar los contactos y la movilidad al máximo, sólo para cuestiones de relevancia, y respetar los grupos de convivencia estables, los conocidos grupos burbuja, como medidas básicas además de respetar, siempre, las normas de higiene y distancia social.
–¿Qué podemos esperar?
–Vimos los efectos de la relajación de medidas y de la relajación social después del verano y es importante tomar conciencia de las repercusiones que esto puede tener si se vuelve a repetir esta situación; no podemos estar en un continuo vaivén porque la tercera ola que ya muchos apuntan podía despuntar en enero. En este sentido, se ha echado en falta una verdadera campaña de concienciación social sobre la importancia de la responsabilidad individual y los efectos de esta enfermedad. Ésta ha sido una asignatura pendiente.