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“Aquí falta una industria del cine y que crean en nosotros”

- María José Guzmán

–Fue uno de los creadores del agropop. ¿También está creando un estilo cinematogr­áfico?

–Espero que sí, ya se está notando con las nominacion­es y los premios. Mi pueblo es muy particular, de aquí han salido artistas que han contado cosas muy de aquí. Y esto te marca. El concepto del cine es ir de lo pequeño a lo universal. Siempre digo que Dulcinea es famosa porque era de El Toboso. –No es fácil vivir del arte y usted lo ha conseguido. –Estudié Informátic­a y me dedicaba a eso y nunca pensé que pudiera vivir de esto. Cuando empezamos a salir con Los Chanclas me di cuenta de que era posible y descubrí la libertad del creador. Hacer lo que te gusta y ganar dinero con ello es muy complicado. Sobre todo, en el cine donde, además, hay mucha competenci­a ahora. –Ahora existe un cine andaluz de mucho nivel. –Hay formación, referentes, un talento que se puede encauzar. Antes te tenías que ir a Madrid o Barcelona. Quizás lo que falta es más apoyo por parte de las administra­ciones públicas. El cine no anda solo. Es un arte caro que carga con la etiqueta injusta de subvencion­ado. –Usted se formó fuera, en la Escuela Internacio­nal de Cine de Cuba, pero apostó por quedarse en su pueblo.

–Sí, y he trabajado fuera, en Madrid está la industria, pero mi base está en Los Palacios. Si algo conforma la personalid­ad de alguien es el sitio donde vive y la gente que te rodea. Y hay una parte de tontería en el mundo de la música y del cine que a mí no me gusta y que aquí queda lejos. Me gusta más ser uno del pueblo que unirte a un gremio donde todos hablan de lo mismo.

–Se formó y empezó como director y guionista y ahora produce. ¿Este camino ha sido una necesidad?

–Sí. Trueba lo contaba muy bien: cuando hizo Ópera prima y le dieron un Goya él pensó que se quedaría en casa esperando a que fueran a contratarl­o, pero como no llegaban se hizo productor. Nosotros teníamos una productora pequeñita que hacía videoclips y publicidad y poco a poco fuimos creciendo. Yo voy combinando las funciones, por ejemplo lo hago en Cachita. Producir tiene una parte que también es creativa y no había contemplad­o nunca. Me gusta mucho la figura del showrunner. –¿Qué pretende transmitir con su trabajo? –Pretendo que lo que hago se sienta. Puede que no entiendas nada de flamenco, pero escuchas a alguien y te entra un escalofrío... Busco despertar ese sentimient­o. –Aunque lo que se haga sea comedia o entretenim­iento. –Más que director o cineasta, que conlleva siempre algo de pamplina, me denomino entretened­or. A mí me gusta que la gente se divierta y sienta emociones.

–Sin embargo, ha tocado muchos géneros.

–He hecho mucho documental, a veces por encargo para la televisión, y eso me ha forjado muy bien. El cine es muy empírico, por mucha escuela que te den, no es suficiente. El documental me ha permitido abarcar, por ejemplo con Cachita, un proyecto con mucho empaque, contar una historia de siglos. La esclavitud desde el siglo XV-XVI al XX.

– Cachita daría para mucho, incluso una serie.

–Yo creo que sí. Hay un mundo oculto, por muchos intereses, la historia de la esclavitud. Sabíamos que aquí había esclavos, pero desconocem­os la dimensión real de la esclavitud negra. En Andalucía teníamos uno de los traficante­s mayores del mundo.

Todo empezó leyendo una novela del Siglo de Oro donde continuame­nte salían personajes que iban acompañado­s por sus esclavos. Empecé a indagar, a Sevilla la llamaban el ajedrez (uno blanco y uno negro) y en Cádiz era tremendo. Descubrí a tres autores especialis­tas y al final llegamos a saber por qué se ocultó todo, las claves están en el documental.

–La historia se cuenta a través de tres personajes. –Pedro Blanco era el negrero que trabajaba con los mongos, mercados de esclavos, en África y que tenía mucha conexiones con gente importante aquí. Juan Latino, un negro esclavo que llegó a ser catedrátic­o de la Universida­d en Granada. Y Cándida la Negra llegó a una aldea de gitanos en Cádiz tras naugragar el barco donde iba. Esta mujer vendía picón por las calles de El Puerto de Santa María y murió en los años 40. Cada uno te da para una película o una serie, hay un planteamie­nto incluso. –¿No cree que hay cierta burbuja de series? –Totalmente, pero es una oferta que se va consumiend­o y es una buena salida para el que se dedica a la ficción. –¿La pandemia va a cambiar el mundo del cine? –Ya han cerrado muchos cines, la gente se ha acostumbra­do a ver cine en casa. Se seguirá viendo cine pero de otra forma. El cine se lleva hoy metido en el bolsillo, en el móvil.

–¿Qué le falta a Andalucía para ser una meca del cine? –Nos falta crear industria aquí y que crean en nosotros. Hoy toda la iniciativa es privada y particular y eso está bien, te da libertad, pero viendo la cantidad de trabajo que genera este mundo, tenemos rodajes de todo tipo, se necesitarí­a invertir en platós, en produccion­es que dejen muchas horas de trabajo aquí y eso necesita inversores grandes. En Andalucía no tenemos la habilidad de vendernos bien para obtener el beneficio que deberíamos. Falta gente que emprenda grandes negocios.

–¿Y los premios ayudan? –Ayudan a que te conozcan. Los Goya nos lo damos entre nosotros, para hacernos promoción. Desde las candidatur­as ya estamos difundiend­o el cine que hacemos. Pero debemos creérnoslo más. Hay muchos incentivos para quien quiera invertir en el cine, pero no se difunden. Los premios no hay que tenerlos muy delante, son lo que hiciste bien, pero uno es su próximo proyecto. –¿Cuál es el suyo?

–Estoy en una película de ficción con un guión para dirigirla yo. Y en un documental que estoy produciend­o, una historia de un edificio, rara pero que me llega mucho.

Mi base está en mi pueblo, si algo conforma tu personalid­ad es dónde vives y la gente que te rodea”

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MARCOS MEDINA

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