Un adiós a la carrera y con flecos
● Los Veintisiete revisan el acuerdo sellado en Nochebuena para zanjar el ‘Brexit’ antes de su aplicación provisional a partir del 1 de enero ● La Eurocámara debe dar el visto bueno
La UE y el Reino Unido lograron la tarde de Nochebuena un histórico acuerdo sobre su relación tras el Brexit, a sólo una semana de que la legislación comunitaria deje de aplicarse en territorio británico y tras unos meses de negociación agónica. La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, anunció en público que Bruselas y Londres habían llegado a un acuerdo “justo y equilibrado” sobre su relación comercial tras el adiós británico, lo que permite dejarlo “atrás”.
Von der Leyen reconoció que conseguir el pacto ha sido “un camino largo y tortuoso”, pero “era un acuerdo por el que había que luchar”. “Protegerá los intereses de los europeos y el acuerdo va, lo creo así, en interés del Reino Unido”, constató la ex ministra alemana, quien describió el pacto como un “nuevo punto de partida con un amigo de largo tiempo”.
Según Von der Leyen, el acuerdo garantizará que la competencia en el mercado único “seguirá siendo justa” y que se respetarán los estándares comunitarios, pues contiene “herramientas efectivas para reaccionar si se distorsiona e impacta” el comercio. El pacto incluye un mecanismo por el que Bruselas podrá imponer sanciones en forma de aranceles a Londres por rebajar sus estándares laborales, sociales, medioambientales o climáticos. El Reino Unido podrá hacer lo mismo con los Veintisiete si es el club comunitario el que aprueba unos estándares más laxos.
Tras 47 años en el club comunitario y tres décadas plenamente integrado en el mercado único, el Reino Unido se arriesgaba a ver cómo sus productos y servicios pasaban a estar regulados por el marco general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que de media aplica un arancel del 3% pero que en la automoción se eleva al 10% y en algunos productos frescos supera el 30%. Finalmente, el acuerdo prevé el libre intercambio de bienes y servicios sin tarifas (aranceles) y sin cuotas (volumen máximo de cada producto), aunque el resultado implica más restricciones que las normas vigentes actualmente durante el llamado “período de transición”, que se concedieron ambos bloques mientras negociaban el acuerdo.
Por otro lado, Londres y Bruselas han pactado principios comunes y vinculantes para garantizar el control de las ayudas de Estado que deberán seguirse a la hora de permitir o impedir un subsidio. En este ámbito se han fijado mecanismos nacionales para garantizar la aplicación de esos principios, “con un papel para una autoridad independiente”, dijeron fuentes comunitarias. Además, los tribunales estarán involucrados a la hora de recuperar cualquier ayuda de Estado ilegal. El objetivo es garantizar una competencia justa entre las empresas británicas y de la UE.
De todas formas, el principal obstáculo para el acuerdo en los últimos días y horas fue la pesca. Finalmente, la flota europea podrá seguir faenando en aguas británicas durante cinco años y medio, periodo en el que se reducirán en un 25% sus actuales cuotas pesqueras. Una vez finalice ese periodo transitorio, el acceso a las aguas británicas dependerá de las negociaciones anuales entre ambas partes.
El acuerdo prevé una conectividad continua y sostenible por aire, carretera, ferrocarril y mar, aunque el acceso al mercado está por debajo de lo que ofrece el Mercado Único. A partir de 1 de enero de 2021, se impondrán controles aduaneros con el Reino Unido, con lo que se da por hecho que seguirán viéndose largas colas de camiones de mercancías en puertos como el francés de Calais y o el británico de Dover.
Garantizar los derechos de las ciudadanos británicos que residen en la UE y viceversa fue uno de los primeros puntos que Londres y Bruselas buscaron acordar tras el referéndum. Quienes antes del Brexit ya vivían al otro lado tienen sus derechos protegidos, incluyendo la Seguridad Social, en virtud del acuerdo de salida de 2019.
El pacto fue analizado ayer por los embajadores de los Veintisiete ante la UE, a los que informará Barnier, y el texto de 1.246 pá
ginas se enviará a las capitales para que lo validen en uno o dos días. De esa forma, se podrá arrancar un procedimiento de urgencia para que el acuerdo se pueda aplicar de manera provisional a partir del próximo 1 de enero, a expensas de que el Parlamento británico y la Eurocámara den su visto bueno.
Aunque correspondía al Parlamento Europeo ratificar el texto, la prolongación de las negociaciones hasta Nochebuena ha hecho imposible que la Eurocámara lo haga antes de fin de año y, finalmente, dará su consentimiento en enero. Así, la CE propuso la aplicación provisional del acuerdo entre el 1 de enero y el 28 de febrero de 2021.
La Comisión debe presentar al Consejo, que reúne a los estados miembros, la decisión sobre la firma y aplicación provisional del pacto, así como sobre la conclusión del convenio. El Consejo, por unanimidad, debe apoyar la decisión que autoriza la firma del documento y su aplicación provisional desde el 1 de enero. A continuación, tendría lugar la firma oficial del acuerdo sobre la relación con el Reino Unido tras el Brexit y después, el convenio se publicaría en el diario oficial de la UEa antes de fin de año, para que se aplique de manera provisional desde el 1 de enero.
Ya en el nuevo año, el Parlamento Europeo podrá ratificar el acuerdo. Su papel es el de dar consentimiento, sin posibilidad de hacer enmiendas, pero mantiene su capacidad de vetar la totalidad del pacto. Sólo puede decir “sí” o “no”. El pleno de la Eurocámara emite finalmente un voto único que debe superarse por mayoría simple. Está previsto que esa votación tenga lugar durante la sesión del 18 al 21 de enero. Una vez que se haya pronunciado el Parlamento Europeo, el Consejo puede adoptar la decisión sobre la conclusión del acuerdo.
La flota europea podrá seguir faenando cinco años y medio en aguas británicas