El Sevilla sigue la escalada
● Los de Lopetegui superan con solvencia a un rival directo como el Villarreal ● Ocampos, de penalti, abrió el marcador y En-Nesyri sentenció
El Sevilla venció por 2-0 al Villarreal, al que endosó su segunda derrota de la temporada, le quebró una racha de 18 partidos sin perder y le ganó provisionalmente el pulso por los puestos Champions en un partido competido, en el que los sevillistas fueron muy efectivos frente al dominio de su rival.
El Sevilla se encontró con el gol a los 8 minutos, de Ocampos de penalti engañando bien a Sergio Asenjo, tras un tiro a priori sin peligro de su compatriota Acuña que desvió con la mano otro argentino, Juan Foyth, y sancionado con la pena máxima por la rigurosidad de las actuales normas, previa consulta de Soto Grado en el VAR.
El 1-0 propició que el Villarreal se fuera arriba con más ahínco, si cabe, y presionara muy alto, aunque sin ningún fruto. El control villarrealense hizo que el Sevilla perdiera el mando en el campo y que el brasileño Fernando viera su quinta amarilla, al llegar tarde a una acción en la medular, con lo que se perderá el derbi del sábado contra el Betis.
En la reanudación, Emery hizo un cambio valiente al retirar a Foyth y meter en el campo al joven Jeremy Pino para pasar a un 4-4-2 con un tinte más ofensivo, y su equipo siguió queriendo llevar la iniciativa, mas sin ningún éxito.
Tanto es así que de un intento de ataque villarrealense, con un centro de Jeremy al área que solventó Diego Carlos, nació el 2-0. El despeje providencial del brasileño lo recogió un zaguero amarillo, aunque Ocampos robó con fe para lanzar, con un pase magistral, una gran contra en la que En-Nesyri no perdonó al batir a la perfección con la zurda a Asenjo.
El 2-0 dejó muy tocado al Villarreal, que, con ansiedad y muchas prisas, tocó a rebato, y estuvo cerca de acortar distancias en una doble ocasión a de Pedraza, a cuyo tiro respondió magistral Bono, y de Chukwueze, en la que el marroquí salvó de nuevo a los suyos.
Y ahí se acabó el gas del Villarreal, que dominó, pero sin ningún fruto, y vio impotente cómo el Sevilla ganó el pulso para desbancarlo del cuarto puesto.