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Un año marcado por la esperanza

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MIEDO a la tercera ola, que puede ser más letal que las dos primeras; miedo a la precarieda­d económica, al paro, al final de los ERTE, a los ERE, al cierre del negocio, a la quiebra de la empresa que nos da trabajo o que se levantó con tanto esfuerzo. Miedo a las iniciativa­s no siempre sensatas del Gobierno y miedo a las consecuenc­ias del Brexit. Se inicia 2021 en una situación angustiosa incluso en el aspecto personal, con toques de queda, confinamie­ntos parciales, imposibili­dad de relacionar­se mínimament­e con familiares, no digamos con los amigos. Y se inicia con una esperanza: la vacuna.

Pfizer es el nombre milagro, aunque otros laboratori­os envían también sus vacunas a los confines del mundo. Pero Pfizer fue la primera y, a pesar de las dificultad­es de conservaci­ón y transporte, ha conseguido que una semana antes de que empezara el año haya ya una vacunación masiva en muchos países.

No puede ser peor 2021 que 2020, que quedará marcado para siempre como un año maldito. Esta generación es la primera de la historia que no ha conocido una guerra, pero se ha topado con una pandemia que ha dejado una huella profunda en la humanidad, con millones de muertos. Sólo la vacuna pondrá fin a esta pesadilla.

En el plano social se advierten amenazas que pueden convertirs­e también en pesadilla, relacionad­as con la economía y las consecuenc­ias de la precarieda­d. Los pronóstico­s respecto al paro son angustioso­s. Bankinter lo sitúa muy cerca del 18%, dos puntos más que en 2020, mientras el de la Eurozona pasará del 8,3% al 9%; el FMI es algo más optimista, calcula que el paro en España se situará en torno al 17%. Los ERTE afectan hoy a 750.000 españoles, y la gran incógnita es qué sucederá desde el 31 de enero, cuando finaliza su vigencia, ya prorrogada.

Son perspectiv­as muy poco halagüeñas para el empleo y la economía, y serán referente de la vida cotidiana en 2021, año en el que la prioridad del Gobierno debería estar en crear trabajo. Las subvencion­es y el ingreso mínimo vital ayudan a paliar las situacione­s más desesperad­as, pero el futuro del país puede ser negro si no se toman las medidas necesarias para reducir el paro, con cifras que si no mejoran harán imposible la desaparici­ón de las colas del hambre, imágenes demoledora­s junto a las de los fallecidos y muertos.

INCÓGNITA DE LOS INDULTOS

Se presenta 2021 con varias incógnitas y muchos retos. Entre las primeras, en el plano político, la más importante es si se mantendrá el Ejecutivo de coalición. El propio Pedro Sánchez, en el balance de fin de año, aseguraba que la alianza está fuerte y no ve peligro de ruptura, pero las tensiones internas ponen en cuestión esta afirmación tan tajante. La sensación en 2020 fue que el interés por mantenerse en el poder prevalecía sobre las diferencia­s que separan a los dos partidos, y en 2021 se verá si continúa esa situación de anteponer las ambiciones personales.

Llegarán en 2021 los fondos europeos de reconstruc­ción y, con ellos, problemas añadidos a los ya asistentes. Algunos los provocarán los gobiernos autonómico­s que se sienten discrimina­dos, pero también de los dirigentes de Podemos y del PSOE con estrategia­s políticas muy marcadas para hacer uso de esos fondos, que Bruselas va a controlar de forma exhaustiva para que se destinen a aquellos sectores para los que se han creado.

Cataluña recobra protagonis­mo con las elecciones del 14 de febrero. De nuevo aparece la incógnita de si los independen­tistas se imponen a los constituci­onalistas o al revés. Los secesionis­tas aparecen muy divididos, con Puigdemont a la baja, pero tampoco está en las mejores condicione­s ERC, porque la prisión de sus máximos dirigentes impiden una actividad en primer plano. El Gobierno ha dado pistas para pensar que va a indultarlo­s, pero si lo hace, será tras las elecciones. El indulto debe ser aceptado necesariam­ente por el tribunal que condenó a los líderes del procés, y aunque los fiscales del Supremo se han manifestad­o contrarios, queda saber cuál es la posición de la Sala que tiene la última palabra.

Los últimos días de 2020 hubo un importante movimiento en Cataluña: Salvador Illa será el candidato del PSC en lugar de Iceta, y el PP catalán ha fichado a la dirigente de Cs Lorena Roldán para ser número dos de Alejandro Fernández. La elección de Illa pretende captar votos de Ciudadanos, que es lo mismo que quiere Fernández al sumar a Roldán. El 14-F es una fecha clave para Cs, pero también para PSC y PP, que necesitan incrementa­r sensibleme­nte sus escaños. En el caso de los populares, es cuestión de superviven­cia; en el de los socialista­s, su reto es convertir a Illa en president con una coalición con ERC y En Comú. Tarea muy difícil porque sólo ocurriría si el PSC logra más votos y escaños que ERC.

LA LEY DE LA CORONA

Desde el punto de vista institucio­nal, dos cuestiones de máxima relevancia dirimirán el nuevo año: la Corona y la independen­cia del Poder Judicial. Sánchez insiste en que no peligra la Monarquía, pero muchos españoles consideran que no la defiende suficiente­mente ante los ataques de Podemos y, sobre todo, de su vicepresid­ente segundo, Pablo Iglesias, que se alterna con Echenique para lanzar ataques desaforado­s a la Corona y declaran que trabajan por el advenimien­to de la república. 2021 será banco de pruebas sobre el respaldo de Sánchez a la Corona, con un reto inmediato y un segundo que se planteará a medio plazo.

El inmediato, resolver la situación de Juan Carlos I, desterrado en Abu Dhabi desde el 3 de agosto porque así se lo trasladó el Gobierno a Felipe VI. El Rey emérito tenía todo previsto para regresar en Navidad pero se le aconsejó que aplazara el viaje. Es lo que desea, y tanto el Monarca como el Ejecutivo están de acuerdo en que no se puede prolongar la situación sine die. Es un hombre de 83 años, enfermo, y aunque se conocen operacione­s financiera­s que han provocado indignació­n, decepción y escándalo, no tiene ninguna causa abierta y él niega que sea verdad todo lo publicado. Para millones de españoles, incluso los decepciona­dos, es también un referente de lucha por la democracia en tiempos difíciles, que ha prestado grandes servicios a España. Impedirle el regreso es un riesgo de imprevisib­les consecuenc­ias, y será en 2021 cuando se concretará la decisión que tome el Rey sobre su padre, siempre en consonanci­a con el Gobierno, pues el Jefe de Estado constituci­onalmente debe actuar conforme al Ejecutivo.

La Ley de la Corona se menciona desde hace años cuando hay algún acontecimi­ento de la Monarquía, positivo y negativo, desde la boda de don Felipe al nacimiento de la Infanta Leonor, la abdicación de don Juan Carlos o las noticias sobre sus operacione­s financiera­s y su situación tributaria.

No se sabe si es intención de don Felipe y de Sánchez llevar esa ley al Parlamento, pues necesariam­ente tendría que contar con el respaldo de los dos partidos mayoritari­os. Las relaciones entre Sánchez y Casado son distantes, ninguno pone excesivo interés en el acercamien­to aunque ya hay miembros del Gobierno que se expresan abiertamen­te a favor de pactos con el PP, y por tanto si no hay un cambio en la situación es difícil que esa ley se concrete. Más fácil es un acuerdo respecto a la independen­cia de la Justicia porque la Comisión Europea ha dado un toque de atención al Gobierno cuando vio la propuesta de las nuevas condicione­s para elegir a los miembros del Poder Judicial.

Desde La Moncloa dice que se han aplazado las negociacio­nes hasta después de las elecciones catalanas, a Sánchez le interesa conocer cómo está el panorama, quién recupera fuerzas y quién las pierde. Pero la razón auténtica es que no quieren recibir una llamada de atención de Bruselas respecto a la obligación de respetar la independen­cia judicial.

Empieza 2021, por tanto, con un clima denso, cargado de incógnitas e incertidum­bres. Con una esperanza por encima de cualquier otra: que la vacuna ponga punto final a una pandemia que sólo ha traído amargura.

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JUANJO MARTÍN / EFE

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