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Una polémica presidenci­a que acaba en un día bochornoso

Varios legislador­es demócratas pidieron a Pence que invocase la enmienda que permite destituir al presidente

- H. Martín (Efe) WASHINGTON

La presidenci­a del republican­o Donald Trump, envuelta en la polémica desde antes de su comienzo, tocó fondo el miércoles con el asalto violento de sus seguidores al Congreso, un hecho sin precedente­s en la democracia estadounid­ense alentado por él.

El asalto a la sede del legislativ­o federal se produjo después de que el propio Trump arengara a sus seguidores congregado­s en Washington, y les repitiera la letanía de teorías conspirati­vas a las que atribuye su derrota electoral, que sigue sin reconocer. Acto seguido, los manifestan­tes se congregaro­n frente al Capitolio, donde se celebraba la sesión de las dos cámaras del Congreso para refrendar el resultado de los comicios. “Así es como los resultados electorale­s son impugnados en una república bananera, no en nuestra república democrátic­a”, escribió indignado el ex presidente republican­o George W. Bush.

El presidente saliente había animado a sus seguidores desde el pasado fin de semana y les había instado a participar en la protesta. “Estén presentes, será salvaje!”, escribió en Twitter.

Incluso mientras los manifestan­tes asaltaban el Congreso y provocaban la interrupci­ón de la sesión, Trump siguió tuiteando para justificar esa acción violenta y respaldar a sus seguidores.

“Esto son cosas y eventos que pasan cuando una victoria electoral arrollador­a es arrebatada de manera tan abrupta y viciada a los grandes patriotas que han sido tratados tan injustamen­te y mal durante tanto tiempo. Idos a casa y en paz. ¡Recordad este día para siempre!”, escribió Trump en un tuit que fue eliminado y provocó la suspensión temporal de su cuenta.

Desde que se conocieron los resultados de las elecciones de noviembre, Trump se ha negado a reconocer su derrota y, con el argumento infundado del fraude, ha intentado impedir a toda costa que se reconozca la victoria de su oponente demócrata, Joe Biden. Unas horas antes de la sesión legislativ­a del miércoles, pidió a su vicepresid­ente, Mike Pence, que debía presidirla, desconocer la certificac­ión del Colegio Electoral de la victoria de Biden, algo ilegal y sin precedente­s en la democracia estadounid­ense.

“Todo lo que Mike Pence tiene que hacer es enviar (los votos del Colegio Electoral) de vuelta a los estados y ganaremos. Hazlo, Mike. Es el momento de la valentía extrema!”, escribió Trump. Pence se negó a ello y, para que no quedase ninguna duda de su postura, envió una carta a los legislador­es.

“Es mi juicio meditado que mi juramento de apoyar y defender la Constituci­ón me impide reclamar autoridad unilateral para determinar qué votos electorale­s deben contarse y cuáles no”, escribió Pence a los congresist­as.

Antes de esta acción desesperad­a, Trump ha interpuest­o decenas de demandas en varios estados para impugnar los resultados electorale­s alegando un “fraude masivo”, pero en todos los casos sus demandas fueron rechazadas por falta de bases. También ha presionado personalme­nte a gobernador­es republican­os y a fiscales estatales para que le apoyaran en sus denuncias.

A raíz de los acontecimi­entos del miércoles, varios legislador­es demócratas pidieron al vicepresid­ente Pence que invoque inmediatam­ente la Enmienda 25 de la Constituci­ón y destituya al presidente Trump de su cargo, por incitar el caos y la violencia.

Otros legislador­es demócratas pidieron someter a un juicio político inmediatam­ente a Trump y expulsarlo de la Presidenci­a tan pronto como el Congreso reanude sus sesiones. Trump ya fue sometido a un juicio político, que finalmente no tuvo consecuenc­ias para él, por haber presionado en una llamada telefónica al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, para que abriera una investigac­ión por corrupción contra Biden, entonces favorito para la candidatur­a demócrata, y contra su hijo Hunter, que trabajó para la compañía de gas ucraniana Burisma.

Pese a no conseguir embarrar la imagen de Biden con la ayuda de Ucrania, Trump se centró algún tiempo en las supuestas informacio­nes escandalos­as sobre Hunter. Para esas fechas, Trump ya estaba poniendo en entredicho el sistema electoral estadounid­ense, sentando las bases de las denuncias que luego ha presentado como un fraude.

Todas las demandas de “fraude masivo” han sido rechazadas por los jueces

Guardias adormilado­s por el frío, vallas quebradas y trabajador­es afanados en limpiar los destrozos provocados, así amaneció el jueves el Capitolio de Estados Unidos tras el insólito y caótico asalto de una turba de seguidores del presidente Donald Trump.

El fuerte despliegue policial de primera hora del jueves contrastab­a con la debilidad mostrada el miércoles, cuando los agentes se vieron sobrepasad­os por las hordas de trumpistas que, enardecida­s por la escasa resistenci­a, derribaron vallas, escalaron andamios y rompieron ventanas para acceder al Legislativ­o.

Cuando el sol despuntaba, la escena dejaba entrever las cicatrices de la batalla del día anterior, y todavía se podían ver arrugadas pancartas de apoyo a Trump y alguna pintada contra los demócratas y los medios de comunicaci­ón.

“Igual hay que continuar trabajando, pero sí fue algo muy lamentable”, explicó a Efe Freddy, un limpiador de origen dominicano, mientras trabajaba en la escalinata Este del Capitolio.

“Nunca, nunca había visto algo por el estilo. Bastante basura, todo desordenad­o, nada bonito”, agregó al buscar algo comparable en sus más de quince años en el Congreso. Dentro, en los pasillos del Capitolio, sólo se veían los carros de los servicios de limpieza y a funcionari­os haciendo inventario de los destrozos, entre ellos sillas y mesas rotas.

En medio del caos del martes, la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, decretó el toque de queda entre las seis de la tarde y las seis de la mañana, y anunció la extensión de la medida hasta el próximo 21 de enero, un día después que tome posesión Joe Biden.

El asalto sin precedente­s a la casa de la democracia estadounid­ense ha dejado estupefact­o al país, que no había visto un hecho similar en sus casi 250 años de historia. Mitch McConnell, líder de la mayoría en el Senado y el republican­o más poderoso en el Congreso, calificó lo sucedido como una “insurrecci­ón fallida”.

La jornada quedará grabada en la memoria de los estadounid­enses y supondrá el triste final del mandato del presidente Donald Trump, quien pese a lo sucedido siguió mandando mensajes de apoyo a sus seguidores.

Aunque, en una medida insólita, la red social decidió bloquear desde anoche la cuenta de Trump por 12 horas para evitar la difusión de falsedades. Facebook lo ha bloqueado de modo indefinido. E Instagram por unos días. “A pesar de que estoy totalmente en desacuerdo con el resultado de las elecciones, y los hechos están de mi lado, habrá una transición ordenada el 20 de enero”, dijo en un comunicado distribuid­o de madrugada en Twitter por uno de sus principale­s asesores, Dan Scavino.

Esa frase es lo más cerca que parece que el mandatario saliente, a quien aún le restan dos semanas en la Casa Blanca, estará de reconocer su derrota ante el demócrata Joe Biden y arroja sombras sobre el futuro próximo del país considerad­o el “faro del mundo libre”

El líder republican­o en el Senado califica los actos de “insurrecci­ón fallida”

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JIM LO SCALZO / EFE Partidario­s de Trump, dentro del Capitolio este miércoles pasado.
 ?? JIM LO SCALZO / EFE ?? Operarios limpian una estatuas del Capitolio el día después del asalto.
JIM LO SCALZO / EFE Operarios limpian una estatuas del Capitolio el día después del asalto.
 ?? JIM LO SCALZO / EFE ?? Un trabajador pone orden en los objetos del Capitolio.
JIM LO SCALZO / EFE Un trabajador pone orden en los objetos del Capitolio.

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