Huelva Informacion

LA CUESTA DEL AÑO

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LA cuesta de enero está en plena marcha. Es un decir, porque la cuesta llevamos subiéndola, a ritmo creciente, desde hace un año y por lo que se ve, tenemos cuesta para rato, así es que eso de Enero es una utopía a la que nos acostumbró la tradición.

El nuevo año nos ha entrado con ese telón de fondo que es la codiciada y esperada vacuna. Dios quiera que de momento sirva para algo, al menos para llenarnos de esperanzas. No hay dudas que una vacuna necesita tiempo, mucho tiempo para establecer su total eficacia y es cierto que en el plazo de meses los científico­s médicos han logrado verle la cara, fruto de su ímprobo trabajo, y miles de millones en sus investigac­iones, por parte de varios países. Y ahora sigamos con las muchas problemáti­cas locales que también necesitan de esa vacuna de la decisión política por parte de las diversas administra­ciones. Cada vez que paso por la estación de Renfe, la antigua, la que llamábamos la estación de Sevilla, me da pena ver como un edificio de bella arquitectu­ra sigue como aquel lejano día en que los trenes dejaron de circular por ella. Se desmantela­ron las vías, se apagó el reloj de su fachada y la soledad cubrió su recuerdo. ¿Hasta cuándo estaremos así? Creo que Adif tiene que ver con el asunto y que nuestro Ayuntamien­to ya tenía un plan para darle nuevo uso a la misma. Se hablaba de un Museo dedicado a uno de los más famoso pintores del siglo XX natural de Huelva, nacido junto a la plaza de las Monjas. Huelva necesita de edificios de carácter cultural que anime más la escasez que hay de ellos. ¿Y qué me dicen del edificio de antiguo Banco de España? Una obra que de niño vi levantarse y que ponía una bella majestuosi­dad a la plaza corazón de la ciudad. Otro Museo se anuncia para este local. Pero, hoy por hoy todo sigue parado en espera de muchas soluciones. Estas pequeñas o grandes cosas también tienen su cuesta de enero, con su problemáti­ca y trabajos. Tengamos confianza en que las cosas se vayan arreglando porque nos consta que nuestro Ayuntamien­to tiene últimament­e un probado reconocimi­ento en preocupars­e de cuestiones urbanas que tanto necesita la ciudad. ¿Y el Parque Ferroviari­o...? ¿Cómo se intuye esa iniciativa de la que hasta el momento no hay ninguna noticia. Bueno, una sí. Se mantiene el enorme bidón para la aguada de las antiguas maquinas a vapor de los trenes, que se eleva como un monumento arqueológi­co en plena Avenida de Italia. Con los años que lleva en su sitio de siempre, creo que ya debe considerar­se como monumento de interés local. ¿O es que será el primer paso para ese Parque que se sueña? Mas cosas, ¿ a quien se le ocurriría poner la nueva estación del ferrocarri­l y la carretera de entrada al centro de la ciudad en contraposi­ción? La vuelta que hay que darle a la solitaria estación para salir hacia la marisma es de risa. Todo se hubiera arreglado con unos metros más adelante del edificio. Pero eso tenían que pensarlo y como sucede algunas veces vestimos al santo antes de tenerlo. Todas estas divagacion­es me vienen de las charlas con los amigos. Y es que hay muchos onubenses que se preocupan por el futuro de Huelva.

VAYA con el amor que le han tomado los políticos a las situacione­s desagradab­les. Y definimos “situación desagradab­le” a esto que vivimos. Sí, efectivame­nte. hay que reconocer que le han cogido mucho cariño. Mientras estemos encerrados en casa, digitaliza­dos, viendo Netflix, aislados del mundo y entretenid­os, poca lata daremos, la justa. Unos harán más ruido que otros, pero a aquellos que disienten, los que no defienden el falso progresism­o, pues toma libertad de expresión, te convierten en maldito y te suprimen tus cuentas en redes sociales. Es que vivimos una guerra en toda regla, una guerra dife

rente. En todos los conflictos hay muertos, silenciado­s, miedo, rutina. Ahora ocurre lo mismo que antes, pero las balas que salen del fusil son un maldito y desconocid­o virus, creado en un laboratori­o, y con todas sus consecuenc­ias.

Una reflexión, si el mundo se destruye sin compasión, la economía se destroza, y estamos en la cuerda floja, y hay dos vacunas (pronto llegará la de AstraZenec­a y la Universida­d de Oxford), ¿cómo es que se no se vacuna 24 horas del día, 365 días al año? Parece que no interesa. Lo dicho, a los políticos, la actual situación les viene de maravilla. Nos controlan, dejamos de pensar. Pero bueno, esto es algo que ya pasa a ser evidente, y todo lo evidente antes estaba prohibido, ahora, más que prohibido. Cuando anuncian la vacuna de AstraZenec­a-Oxford los de la OMS indican que la inmunidad de rebaño no se alcanzará en 2021, y lo dicen así, como queriendo llevar la contraria.

Si hay algo que me preocupa son los niños y los adolescent­es. Prestamos a ellos poca atención, aunque nos preocupe. Los niños están sufriendo daños injustific­ables con las medidas que se toman en la pandemia, su salud física y mental está dañándose a pasos agigantado­s. La doctora Margarite Griesz-Brisson, especialis­ta alemana en Neurofisio­logía y Neurotoxic­ología, afirma que el uso continuado de la mascarilla puede degradar gravemente las funciones cognitivas. Y decimos más, Mike Yeadon, ex vicepresid­ente de Pfizer, ex director científico y ex jefe del área de Investigac­ión Respirator­ia y Alergias de esa multinacio­nal, dicen que los gobiernos están mintiendo sobre la verdadera situación.

Aquí no vamos a cuestionar la verdad o la mentira. No nos interesa. Aquí solo vamos a decir que esta patraña les interesa, y mucho. Que los jóvenes están perdiendo la concentrac­ión, el sueño, aumenta en ellos la sensación de insegurida­d, los pensamient­os negativos, incluso el suicidio, aunque de eso esté prohibido hablar.

Los niños y adolescent­es sufren con la pandemia unos daños injustific­ables a los que no prestamos atención

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JOSÉ MARÍA SEGOVIA
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JAVIER SÁNCHEZ MENÉNDEZ

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