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“Todos estamos habitados por el patetismo”

- Juan de la Huerga

–Le aviso de que este periódico es muy recatado y usted tiene fama de basto... –Pues le aviso de que lo recatado esconde perversión. Yo parezco el as de bastos, pero soy más bien comodín, vamos, que estoy a gusto. –Dicho esto: ¿cuánto camino le queda por recorrer a los cómicos españoles para alcanzar al cáustico y nada políticame­nte correcto humor anglosajón? –Los humores no compiten; conviven y caminan con la calma natural de la propia idiosincra­sia. Por aquí tenemos sabrosos ejemplos cáusticos de incorrecci­ón, igual que ellos también abundan en el costumbris­mo pintoresco. –José Colubi Cosmen. El nombre no me lo explique pero los apellidos, sí.

–A mí no me mire: ¡me los dieron hechos! Hasta donde yo sé, made in Asturias. –Pipi (su alter ego en esta trilogía) vive su década de los 30 en los 90. ¿Qué parte de su personaje murió en los 90, aparte del pelo? –Las décadas son ladrillos en el muro que construimo­s en la vida. Me reconozco en mis 30, igual que ellos habrían firmado mis 50. Sus ímpetus treintañer­os siguen intactos.

–El protagonis­ta es un gran consumidor de pornografí­a. ¿Por qué hay que avergonzar­se de ello? –Aclaremos que ese “gran” es una licencia del entrevista­dor; es más, el pasaje al que hace referencia es un visionado casual y tangencial, hasta que lo rijoso deviene en predisposi­ción lujuriosa. –Después de Chorromoco, ¿ Dispersión también tiene que ver con algo que no sea mental?

–La dispersión es un estado de ánimo, una forma de encarar la vida sin grandes agobios. Cuando tienes va

rios frentes abiertos, la indetermin­ación te erosiona la responsabi­lidad. En lo difuminado se vive mejor porque se te ve menos.

–Media España lo llama Colubí. ¿No teme que a su personaje lo rebauticen como Pipí?

–Es verdad que a menudo me pasan de grave a agudo. Ojalá fuera una metáfora. –¿Sigue ansiando tirarse a la bartola?

–La bartola es una posición muy golosa, pero a la larga puede ser mala cosa para los lumbares. Lo idóneo son los paseos cortos, sin grandes esfuerzos.

–Un dato objetivo: usted es

más joven que Brad Pitt. No sé si esto alivia o entristece.

–Me consta que él no soporta lo bien que llevo mi edad. Lo que Brad tiene de guapo lo tiene de envidioso.

– Ilustres Ignorantes pivota sobre tres ces: (Javier) Coronas, (Javier) Cansado y (Pepe) Colubi. ¿Si el programa incorporar­a a un cuarto elemento, preferiría a (Pablo) Casado o a (Nadia) Calviño?

–¿De verdad no hay más ces? Elegiría a Cimas, Raúl. Pero si se trata de las dos opciones que me sugiere, me quedo con Calviño, que una vez vino a ver Ilustres Igno

rantes al teatro. A Casado lo encuentro muy tenso, inquieto, algo petulante.

–“La primera regla de mi humor es que sea autolesivo”. ¿Mofarse de uno mismo nunca falla?

–Es indispensa­ble, pero no debe hacerse como táctica, tiene que salir de uno mismo, ser sincero, no temerse ni andarse con rodeos. Todos estamos habitados por el patetismo.

–¿El atentado a Charlie Hebdo es la muestra palpable, y dramática, de que el radicalism­o no sabe combatir la sátira?

–“Radicalism­o” y “sátira” nunca aparecen en la misma respuesta. Sólo comparten pregunta. –Reconocido melómano, ¿siente devoción por el reggae porque ayuda a dispersars­e…?

–Me gusta toda la música que me toque emocionalm­ente. Siento especial devoción por el reggae, pero no es excluyente. El reggae tiene algo de hipnosis. –Biógrafo de los Hombres G. ¿Para cuándo un libro de la vida de Bustamante?

–Me temo que sus andanzas dan para minibio de superación hasta que entró en OT; a partir de ahí, cada nuevo disco “es su trabajo más personal” en bucle. –¿Cómo ve alguien criado en Asturias (que es España y lo demás tierra conquistad­a) y residente en Esplugas de Llobregat la fractura social que hay en Cataluña? –Esa fractura me parece un discurso externo e interesado, un juego político y periodísti­co. Las urnas son mucho más elocuentes que las tertulias, deberían usarse más. –Sus hermanas y usted pusieron una chapa de Enjuto Mojamuto en el féretro de su madre porque era muy fan de Muchachada Nui. ¿Qué guasa le encantaría que le hicieran cuando hinque el pico? –Me gustaría mucho que se montara una buena juerga. Una jam de músicos tocando sin parar, mucha comida rica y barra libre. Un desfase en toda regla, con la gente llorando y riendo de pura alegría. Y que al final de la noche tiraran mis cenizas en un after. –¿Cómo sentaría a mis jefes que les recomendar­a The Office, la serie de Ricky Gervais que pone al mandamás a caer de un burro?

–Cualquier jefe cabal debería ver esa serie para detectar si se comporta de alguna manera como lo hace el personaje de Gervais. The Of f ice es un espejo de las miserias en la jerarquía laboral. Tiene mucha miga. –Hincha del Sporting crecido en los 80. Mesa, Cundi, Quini... ¡eran feísimos! ¿El fútbol empezó a joderse con la metrosexua­lidad? –El fútbol me abandonó cuando se fue Quini, toda mi mitomanía futbolera pasaba por él. Y qué tristeza ahora los partidos en pandemia, el fútbol sin público es el traje del emperador.

–Aunque fuese de su equipo, ¿no quiso despedazar a Eloy por fallar el penalti contra Bélgica en el Mundial 86?

–Pasé de la rabia a la empatía en el mismo impulso. Perder es cuestión de método, que decía alguien.

Ojalá mi entierro fuera un desfase en toda regla y que al final de la noche tiraran mis cenizas en un ‘after”

 ?? M. G. ??
M. G.

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