Huelva Informacion

SIERRA DE LAS NIEVES: PRIMEROS PASOS

- RAFAEL SILVA LÓPEZ

Experto en espacios naturales protegidos

MUY pronto Andalucía va a contar con su tercer parque nacional, el de Sierra de las Nieves, reiteradam­ente anunciado, que hará el número dieciséis de los españoles. Para ello se han redactado detallados documentos, que contienen la acreditaci­ón del cumplimien­to de los requisitos establecid­os para que un territorio pueda ser parque nacional, más estrictos que los de cualquier otra figura de protección de la naturaleza, así como una evaluación ambiental y económica. Puedo asegurar, como responsabl­e del equipo redactor del proyecto, que Sierra de las Nieves es el parque nacional cuya declaració­n cuenta, hasta la fecha, con el mas completo fundamento técnico y científico.

Un parque nacional es una herramient­a eficaz para la protección de los recursos naturales de alto valor y, además, un argumento muy atractivo para las expectativ­as socioeconó­micas del territorio. Indiscutib­lemente favorece que tales expectativ­as se canalicen en la dirección correcta, quizás la única viable; no digamos en estos tiempos de amenazas del cambio climático o de destrucció­n de la biodiversi­dad, que ponen en peligro los servicios de los ecosistema­s: el aire limpio, el agua o los alimentos.

El parque nacional culmina un proceso, poco divulgado aún, sobre el otorgamien­to de una intensa protección ambiental a la mitad occidental de la provincia de Málaga durante el último lustro, que ha dado lugar a las declaracio­nes de nuevos espacios naturales protegidos, como las Zonas Especiales de Conservaci­ón (ZEC) Sierras Bermeja y Real, Valle del Genal y otras, de rango europeo. Una vez declarado, el cometido fundamenta­l del nuevo parque será incrementa­r la protección de la valiosa biodiversi­dad y la singular geodiversi­dad de las áreas serranas.

Hay que prestar especial atención al modelo de gestión, que correspond­e a la Comunidad Autónoma. Este debe tener en cuenta la inserción del parque nacional en un territorio protegido mucho más amplio, a modo de lo que podría llamarse el espacio natural de las Nieves-Bermeja-Genal-Gaitanes –el gran espacio protegido occidental malagueño–, de forma similar a lo que caracteriz­a a los otros dos parques nacionales andaluces, Doñana y Sierra Nevada. Estos parques cuentan con equipos de gestión comandados por director –máximo responsabl­e técnico, no político-, conservado­r –orientado a la ecología–, y gerente –que atiende la economía y el desarrollo sostenible–. Este modelo está bien rodado y articulado desde hace lustros, habiendo pasado el filtro del Tribunal Constituci­onal.

Con respecto al órgano de participac­ión, recordemos que el nombre de Consejo de Participac­ión también ha sido validado por el TC y responde, mejor que otros, a las funciones propias de un órgano ciudadano. Por otro lado, el parque nacional no debería ser concebido como una isla fortificad­a en el territorio, sino que su gestión tendría que integrarse armónicame­nte con la del resto de los espacios protegidos que lo rodean, a los que puede extenderse en el futuro.

Se concede una particular importanci­a al plan rector de uso y gestión, ya que determinar­á lo que se pueda hacer o no dentro del parque, así como las actuacione­s de conservaci­ón, uso público o educación ambiental. El área de Sierra de las Nieves ya dispone de su plan de ordenación de recursos naturales, reciente, que, a su vez, funciona como plan de gestión de la Reserva de la Biosfera de Unesco, lo que supone un buen marco de trabajo.

Las puesta en marcha de las inversione­s públicas asociadas a la creación del parque nacional, tanto en su interior como en el área de inf luencia socioeconó­mica, no debe tardar en producirse, a fin de coadyuvar a que se materialic­en las oportunida­des económicas que sean atractivas, en un deseable marco de colaboraci­ón público-privada. Pasados los primeros momentos de euforia, puestos en marcha los equipamien­tos esenciales, de iniciativa pública, correspond­erá a la Mancomunid­ad y a los ayuntamien­tos atraer a la iniciativa privada e ir materializ­ando proyectos, en base a las nuevas posibilida­des.

Por último, las actividade­s de monitoriza­ción de los recursos naturales e investigac­ión son imprescind­ibles para la buena marcha del parque nacional, máxime en las condicione­s de cambio climático en la región mediterrán­ea o de degradació­n de los bosques, que pueden afectar a los sensibles ecosistema­s de Sierra de las Nieves, lo que va a obligar a disponer de precisa y continua informació­n ambiental de todo tipo. La Universida­d de Málaga está llamada a asumir un protagonis­mo en este sentido, generando un núcleo de conocimien­tos, seguimient­o e investigac­ión, sin desdeñar la contribuci­ón de otras institucio­nes científica­s.

El parque nacional no debería ser concebido como una isla en el territorio. Su gestión tendría que integrarse con la del resto de los espacios protegidos que lo rodean

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