El sector se lame las heridas y celebra, pese a todo, el Día Mundial del Teatro
● El oficio se debate entre la obligación de ser “optimistas” para salir adelante y la indignación ante la “dejadez absoluta” de la clase política
Tras un año de pandemia y con un futuro poco halagüeño, el teatro vive una de sus peores crisis, pero la ilusión y la proverbial capacidad de resistencia de este colectivo ha impedido su hundimiento. Con nuevas fórmulas y tesón se sigue subiendo el telón, aunque sea de forma simbólica. Hoy se celebra el Día Mundial del Teatro y esta industria cultural ha querido escenificar la agonía que vive, a pesar de los esfuerzos y de idear nuevas fórmulas para disfrutar de piezas teatrales desde el sofá de casa, frente al ordenador o en la pantallita del móvil. Y sin embargo, pese a la reducción de aforos y funciones, pese a la merma en ingresos y a los escorzos para cumplir con el toque de queda, pese a las dificultades de ensayar con mascarilla, pese a tenerlo todo en contra, los profesionales del teatro aseguran que en su Día Mundial “hay mucho que celebrar”.
“No nos queda otra que ser optimistas. En España el teatro ha logrado resistir el envite y está recuperando una cierta normalidad, con las lógicas limitaciones en los aforos”, dice Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real. El productor teatral y presidente de la Academia de las Artes Escénicas de España, Jesús Cimarro, afirma que “hay que celebrar la inmortalidad del teatro, que el público sigue viniendo y nos demanda que sigamos adelante, que los actores, directores, autores y toda la gente que hacemos teatro estamos aquí para seguir creando espectáculos que nos hagan soñar”.
En la misma línea se manifiesta la actriz y dramaturga Lola Blasco, que ha estrenado cuatro obras teatrales en los últimos meses: la ópera Marie (que se verá, por cierto, en Sevilla el 10 de abril en el Lope de Vega), Mujercitas, Héroes en diciembre y Música y mal. En un año tan “durísimo” hay que encontrar “motivos para celebrar”, dice. Para la joven dramaturga Eva Mir, Premio para Autores Noveles Calderón de la Barca 2019, que los teatros estén abiertos ya “es digno de celebración, hay que celebrar sobrevivir cada día”.
Eva Mir resalta que durante este año el teatro ha sabido “reinventarse. Hemos sacado lo mejor de nosotros”, dice al hacer referencia al uso de las redes sociales y el streaming donde los espectáculos han encontrado su hueco. Eso sí, dice que ha llegado el momento de ser “críticos”: “A la cultura no la ha maltratado sólo la pandemia, ya estaba maltratada antes”.
También Blasco, Premio Nacional de Literatura Dramática 2016, se muestra tajante con la “dejadez absoluta” de los políticos hacia la cultura, y recuerda que en Francia las leyes “reconocen el trabajo discontinuo de los artistas. Somos muchas familias trabajando en este sector y se nos abandona”. La dramaturga advierte de que el “concepto de artista está equivocado, los del teatro vivimos de forma modesta, no hay ahorros para subsistir cuando surge un parón de esta índole”. “La cultura también hace patria y si nos la cargamos, nos cargamos el país. No sé qué tiene que pasar para que nos tengan en cuenta”, defiende Blasco.
En la conclusión, tratando de poner una nota positiva, Matabosch apunta que “entre todos hemos logrado volver a tener teatro, y esto ya es un acontecimiento”. “Además”, apostilla Cimarro, intentando él también invitar al optimismo, “el público está respondiendo, en cuanto la vacunación se extienda un poco más notaremos un entusiasmo renacido por vivir la experiencia teatral”.
“La cultura ya estaba maltratada antes de la pandemia”, lamenta la dramaturga Eva Mir