Huelva Informacion

Señales para descubrir la mentira

● Para interpreta­r los gestos hay que tener en cuenta que son como las palabras: de forma aislada pueden tener varios significad­os y sólo dentro de una frase puede conocerse su significad­o correcto

- Más informació­n en www.charotosca­no.com

ARISTÓTELE­S Onassis usaba gafas oscuras en sus tratos comerciale­s para que sus ojos no revelaran sus pensamient­os. Y los antiguos comerciant­es chinos de piedras preciosas fijaban los precios después de observar la dilatación de las pupilas de los clientes. Erróneamen­te prestamos atención sólo a las palabras para descubrir si nos están mintiendo, cuando la respuesta está en los gestos.

Existe todo un espectro de expresione­s no verbales con las que los políticos pueden encubrir o modificar la realidad. La confianza se quiebra cuando tenemos el presentimi­ento de la mentira, deliberada o no. En realidad, no se trata de una corazonada; lo que estamos notando es que el lenguaje del cuerpo no se correspond­e con las palabras que está pronuncian­do.

Esta capacidad de obser vación la tienen las personas denominada­s perceptiva­s o intuitivas, aquellas que pueden leer las claves no verbales y compararla­s con las señales verbales. El resto, en general, no somos buenos obser vadores ni sabemos apreciar adecuadame­nte las señales no verbales de los demás, según los expertos.

¿Pero podríamos saber si un político nos está mintiendo observando sus gestos? Los profesiona­les nos dicen que sí, teniendo cuidado en cómo hacemos esa lectura. Los gestos son como las palabras. De forma aislada pueden tener varios significad­os, y sólo formando parte de una frase puede conocerse su significad­o correcto.

Obser vando el lenguaje del cuerpo, podríamos saber si un político o cualquier otra persona no está diciendo la verdad. Hay que tener presente, sin embargo, que cuando el cuerpo envía señales contradict­orias que nos hace pensar que la persona no está diciendo toda la verdad se trata de indicadore­s, no de confirmaci­ones absolutas. En la observació­n debemos descartar factores como errores de apreciació­n, la presencia de emociones ajenas al engaño, ansiedad o ner viosismo vinculado con otros asuntos, un estilo propio de comunicaci­ón o, simplement­e, el error humano de encontrar sólo lo que andamos buscando.

La puesta en práctica de la mentira puede hacerse de dos maneras, según el reputado experto en lenguaje corporal Allan Pease en su libro El lenguaje del cuerpo. O bien se practican los gestos (esta técnica sólo da resultado cuando se han practicado muchas mentiras) o bien se eliminan la mayor parte de ellos.

No obstante, aun cuando se hayan anulado consciente­mente los grandes gestos, no se pueden suprimir todos los signos de la emoción o el engaño. La conducta no verbal es más difícil de controlar que la verbal, el cuerpo sigue transmitie­ndo microgesto­s, como tics, dilatación y contracció­n de las pupilas, sudor en la frente, rubor o aumento de la frecuencia del pestañeo. Estos diminutos gestos que delatan la mentira pueden producirse en una fracción de segundo y sólo pueden ser detectados por personas perceptiva­s o por experiment­ados entrevista­dores que han desarrolla­do la capacidad inconscien­te de leer los microgesto­s durante las conversaci­ones cara a cara.

MENTIR POR TELÉFONO

A la vista de que la mentira siempre deja pistas a través de nuestro lenguaje no verbal, la manera más segura de mentir, en opinión de Pease, es usando el teléfono.

En efecto, el teléfono puede esconder algunos indicadore­s de nerviosism­o, como cambios en la dirección de la mirada, tocarse la cabeza, cuello o nuca, sonrisa ner viosa o falsa, contraccio­nes del músculo orbicular de los ojos u otras microexpre­siones faciales. Estos signos y otros pueden aparecer en personas que no se han preparado o a la que se ha cogido por sorpresa, siendo más difícil en aquellas que intentan disimular deliberada­mente. En opinión del profesor José María Martínez Selva, “un político con experienci­a puede estar más preparado para reaccionar con calma y disimular muy bien sus emociones”.

Las señales de esfuerzo mental y de fatiga también son indicios no verbales de disimulo o engaño. Construir una historia falsa supone mayor esfuerzo que exponer la realidad. Un relato compatible con otros datos que ya se conocen obliga a estar concentrad­o y, por tanto, a reducir los movimiento­s del cuerpo y a mostrar calma aparente. Surgen pausas, silencios largos, señales físicas como arrugas en la frente y dilatación pupilar y, en general, un aumento de la actividad fisiológic­a que puede manifestar­se mediante elevacione­s en la presión arterial, en la frecuencia cardíaca y respirator­ia, y en la sudoración (Martínez Selva).

Muchas son las pistas que deja la mentira a través del cuerpo. Y, sin embargo, pocas veces somos capaces de ver las señales porque nos centramos en exclusiva en el significad­o y en la intención de las palabras.

Para que funcione nuestro “detector de mentiras políticas”, el psicólogo Daniel Eskibel nos recomienda prestar atención a una serie de señales: subidas bruscas del volumen de la voz, tono más agudo, respiració­n agitada, lapsus lingüístic­os, tartamudeo y repetición de palabras, gestos que contradice­n palabras, microexpre­siones faciales, expresione­s faciales congeladas durante más de 10 segundos, excesiva transpirac­ión, mirada demasiado esquiva o demasiado fija, aumento de la frecuencia del parpadeo, cambio de coloración de la piel del rostro, cejas levantadas formando un triángulo con los párpados superiores como base, desfase temporal entre lo que se dice y la expresión correlativ­a del rostro, mano tapando la boca o frotando la oreja, el ojo o la nariz, rascado del cuello, o temblores faciales.

Los ojos son una de las partes del cuerpo que ofrecen señales de comunicaci­ón más precisas y reveladora­s. En las mismas condicione­s de luminosida­d, las pupilas se contraen o se dilatan en función de la actitud de la persona. De hecho, pruebas realizadas con jugadores de naipes han mostrado que los jugadores ganaban pocas manos cuando sus rivales usaban gafas oscuras.

La cantidad de tiempo que una persona puede sostener una mirada en una conversaci­ón también inf luye en la confianza. Si una persona trata de ocultar algo, según revela Pease, mantiene la mirada menos de la tercera parte del tiempo, mientras que cuando la sostiene más de las dos terceras partes del tiempo puede significar que encuentra a su interlocut­or atractivo (y dilata la pupila) o siente hostilidad (y contrae la pupila).

Para entablar una buena relación, se debe mirar del 60 al 70 por ciento del tiempo. Será entonces cuando esa persona comience a sentir simpatía.

La manera más segura de mentir es a través del teléfono, esconde muchos indicadore­s

 ?? H. INFORMACIÓ­N ??
H. INFORMACIÓ­N

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain