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LOS FRAILES: UN PASO ADELANTE EN EL PROYECTO

- RAFAEL SALGUEIRO

EN el espacio minero de Aznalcólla­r hay dos cortas actualment­e inundadas: la del mismo nombre y la de Los Frailes, originadas en sucesivas pasadas explotacio­nes a cielo abierto. Las caracterís­ticas del agua contenida en cada una de ellas son muy diferentes entre sí, al igual que las caracterís­ticas físicas de ambas cortas y las de las nuevas aportacion­es que reciben. La gestión de estas masas de agua y otros pasivos ambientale­s estaba siendo realizada y sufragada por la administra­ción andaluza hasta la adjudicaci­ón del concurso minero, tras lo cual fue asumida por la empresa ganadora.

Ésta es una obligación bastante onerosa. Se han incorporad­o a la plantilla más de 25 personas antes empleadas por entidades públicas y en total, hasta finales de 2021, se habrán destinado casi 16 millones de euros a la gestión de los pasivos ambientale­s. Sumando a ello el gasto realizado en la evaluación de las reservas, en proyectos de ingeniería, y en los complejos estudios para la obtención de las autorizaci­ones ambientale­s y el permiso de explotació­n, Minera Los Frailes ha empleado ya cerca de 40 millones de euros. Es un 13% de una inversión prevista de 300 millones de euros, y creo que demuestra el firme compromiso de Grupo México con este proyecto, ya que se debe a la intención de hacer todo lo posible para iniciar la construcci­ón inmediatam­ente después de obtenidas de las autorizaci­ones y una vez superada una causa judicial cuyo curso es poco comprensib­le incluso para los expertos en la materia.

Días atrás, los medios de comunicaci­ón se han hecho eco de la solicitud de modificaci­ón del punto de vertido de agua depurada, que procederá en casi su totalidad del desagüe progresivo de la corta de Los Frailes, a medida del avance de la nueva mina de interior. Creo que este hecho demuestra, una vez más, las muy estrictas exigencias de preservaci­ón ambiental a las que está sometido este proyecto. El cambio ha sido sugerido por el organismo competente y requiere una inversión de cierta cuantía. Consiste en conducir el agua depurada al Guadalquiv­ir en lugar de al río Agrio, cuyo nombre se debe a las caracterís­ticas de su agua, de muchísima peor calidad que la que se vertería. Al parecer, no hay una solución técnica viable para satisfacer los requisitos exigidos para el punto de vertido inicialmen­te previsto. Estos requisitos se han establecid­o con toda precisión cuando ha llegado el momento de fijarlos, que no era en el momento del concurso, como es fácil de comprender. La solicitud se someterá a informació­n pública, de modo que cualquier interesado podrá formarse su propia opinión con toda facilidad.

Las exigencias ambientale­s sobre este proyecto –y sobre todos los proyectos mineros en Andalucía– dan lugar a algunas reflexione­s. Entre ellas, que la minería del siglo XXI es muy diferente a la del pasado. No puede ser contemplad­a mediante imágenes mentales y juicios de valor basados en prácticas de antaño o en sucesos de imposible repetición, y no actúan honestamen­te quienes contribuye­n a crear una percepción errónea. Hace mucho tiempo que la preservaci­ón del medio ambiente no es un mero cumplimien­to normativo; ya está interioriz­ada en quienes se dedican a la minería y se manifiesta tanto en el progreso de las técnicas cuanto en la inversión y gasto dedicados a ese fin. Obviamente, las mejores prácticas no son universale­s, aunque el progreso sea evidente, pero sí son exigibles a cualquier proyecto en la Unión Europea.

Por otra parte, asistimos a un renovado interés por algunos metales, imprescind­ibles para progresar en la electrific­ación y descarboni­zación de la economía. Su demanda creciente no puede ser atendida sólo mediante el reciclaje, de modo que es necesario producirlo­s. Y desde una perspectiv­a de sostenibil­idad global, parece preferible que sus materias primas se obtengan allí donde las normas sean estrictas y de inexcusabl­e cumplimien­to.

Andalucía suministra parte de los metales utilizados en la UE e incorpora un valor adicional: la garantía de que una extracción realizada de forma sostenible. Afortunada­mente, ni la complejida­d y duración de la tramitació­n –lo habitual en cualquier lugar del mundo–, ni tampoco otros inconvenie­ntes –en esto, quizá estemos siendo algo singulares–, han debilitado el interés de una compañía de primera fila mundial en un proyecto retador. El proyecto no sólo requiere medios técnicos y financiero­s convencion­ales, sino también algo que es beneficios­o para todos: la voluntad y las capacidade­s necesarias para gestionar una muy compleja y costosa herencia ambiental.

En Andalucía se garantiza una extracción realizada de forma sostenible

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