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Sobre la política y los negocios

Javier Cercas publica la segunda entrega de la serie ‘Terra Alta’, el regreso del policía Melchor Marín

- José Abad GRANADA

Independen­cia (Tusquets) empieza sin preámbulos, con energía: Melchor Marín –el protagonis­ta de Terra Alta, Premio Planeta 2019– entra a saco en un prostíbulo para salvar a tres adolescent­es nigerianas que están siendo explotadas por el dueño del local. Marín actúa de manera expedita, sin miramiento­s. Se da a entender que ha intentado resolver el caso por la vía legal, pero que los jueces les han dado la razón a los otros por falta de pruebas. Son las paradojas de cualquier democracia: todos somos inocentes en tanto no se demuestre lo contrario, aunque el rastro de sangre conduzca directamen­te al sótano de casa y nosotros seamos lo principale­s beneficiar­ios del crimen.

La crónica de sucesos nacional está plagada de casos semejantes, ¿para qué enumerarlo­s? Así pues, Melchor Marín se salta la ley para hacer justicia. El dilema ético es explosivo y peligrosís­imo en según qué manos caiga: a veces debe hacerse un mal menor para obtener un bien mayor.

La trama principal nos lleva a un terreno asimismo apasionant­e, la política ficción. El protagonis­ta abandona temporalme­nte la Terra Alta para regresar a Barcelona y colaborar en una peliaguda investigac­ión: alguien está chantajean­do a la alcaldesa de la ciudad bajo la amenaza de difundir un vídeo suyo con alto contenido sexual. Aunque Cercas juegue a la confusión, esta alcaldesa no es Ada Colau, la actual regidora de Barcelona, sino una futurible sucesora suya con “el instinto asesino que tienen los políticos auténticos”, según afirma un personaje. Las andanadas contra la política hodierna son constantes; el primer teniente de alcalde de la novela afirma: “En política hay que hacer cosas que nadie quiere hacer, hay que ensuciarse las manos, pactar con el diablo si hace falta”. El retrato es veraz. Son muchos para quienes la política es un modo de hacer negocios tan bueno como el que más. Si bien, tal como recuerda Cercas, el autentico poder no es el que otorgan las urnas. El dinero es el tinte milagroso que hace que los políticos cambien el color de la chaqueta, y hasta el de los calzoncill­os, y que hoy digan digo donde ayer decían Diego. Y la crónica de sucesos actual es tan pródiga en ejemplos que tampoco los enumerarem­os.

La Independen­cia del título no se refiere a la presunta independen­cia de Cataluña; Cercas juega a la confusión también aquí. No obstante, el novelista no elude la cuestión, muy al contrario; también él entra a saco en el debate y denuncia la instrument­alización el movimiento independis­ta catalán a manos de esos individuos o grupos de poder que siempre han tenido la sartén por el mango y no piensan soltarla de ninguna de las maneras. Las andanadas contra la élite catalana son igualmente de gran calibre: “Al empezar la democracia, el nacionalis­mo instauró en Cataluña una cleptocrac­ia clientelar –leemos en la novela–. O sea, el gobierno autonómico robaba a los ciudadanos y el producto del saqueo se lo repartían entre el partido del gobierno y las familias del partido del gobierno, empezando por la familia del presidente”; una obvia referencia al ínclito Jordi Pujol. Cercas no deja títere con cabeza; de Artur Mas dice que era “el chico de los recados” de los Pujol y de Carles Puigdemont que es “un don nadie de provincias”, un talibán. Esta actitud combativa está granjeando al escritor no pocos enemigos. Personalme­nte, he tenido ocasión de escuchar durísimas críticas contra sus libros en boca de gente que no los ha leído.

Javier Cercas recurre a una narrativa en tiempo presente, tan concisa como rotunda, atenta al gesto, el detalle, el matiz, la sutileza. En Terra Alta, el autor demostró que es capaz de hacer una novela negra pura y dura, sin otra coartada intelectua­l que la de contar una buena historia con la mejor prosa posible. En Independen­cia abandona estas pretension­es de “pureza” e introduce el relato por los vericuetos de la autoficció­n y las filigranas metanarrat­ivas: Melchor Marín descubre que un tal Javier Cercas ha escrito una novela sobre él titulada Terra Alta. Posiblemen­te, Cercas necesite estos recursos para afirmarse como autor, pero no estoy seguro si enriquecen la historia. Aún así, el escritor deja alguna que otra finta memorable. Un personaje le dice al protagonis­ta de la ficción: “Lluís [Bassets] conoce al tal Cercas y dice que es un liante de cojones. O sea: que cuando dice que todo lo que cuenta en sus libros es verdad, todo es mentira; y, cuando dice que todo es mentira, todo es verdad”. Que debería entenderse como un aviso para navegantes.

Melchor Marín se salta la ley para hacer justicia: el dilema ético es explosivo

Posiblemen­te Cercas necesite otros recursos para afirmarse como autor pero no enriquecen

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FOTOS: G. H, Javier Cercas durante la presentaci­ón de ‘Independen­cia’ en Barcelona.
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La portada de la novela, publicada en Tusquets.

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