LA PIZARRA DE POUSO PARA LA METAMORFOSIS DE UN EQUIPO HUNDIDO
JUAN Carlos Pouso ya pulsa la mala salud del equipo, que tiene un organismo tan dañado y expuesto ante la más leve amenaza que llega al término de apagarse su vida. La tercera nueva era de un banquillo explosivo acorde a la magnitud de un club instalado en las catacumbas tras la debacle en tiempo récord de 18 jornadas ofreciendo las imágenes taxativas en “vivo y en directo” de su caída a la cuarta categoría del fútbol español, que sepulta tanto el sentimiento como el estado de ánimo de una parte de su historia en su desesperada huida hacia adelante en plena decadencia.
La pizarra escolar de Pouso a la vieja usanza quiere entrar por los ojos a una plantilla para provocar su reacción brutal de efectos beneficiosos como si fuera el medicamento en línea recta desterrando la modernidad informática. Mis recuerdos lejanos de una pizarra en el Recreativo provienen entre finales de los años 70 e inicios de los años 80 en el campo y también en el pasillo del túnel de acceso a la salida al terreno del Municipal con las alineaciones escritas a tiza, luego actualizada al papel pegado con esparadrapo. Y es que cualquier tiempo pasado fue mejor como obvio entendimiento de ideas.
La innovación del regreso de este método es un mensaje de sencillez como manual práctico, similar a una mudanza de cambio de estado mental y un modo de obrar de poner en orden las cosas para salir de la pesadilla a través de la metamorfosis de un equipo deformado, abrumado y abatido. Una plantilla que tiene que responder con profesionalidad y dignidad al SOS del Decano y su afición conociendo su futuro tras cumplir un ciclo penoso. Pouso penetra en el movimiento del eje de rotación donde la velocidad de las decisiones aumenta en la misma proporción que se agota su halo de supervivencia. Y estamos en la Cuaresma de los católicos: ¡Pouso, hijo mío, que Dios bendiga cada día tu camino hacia la permanencia! Amén.
La plantilla tiene que responder con profesionalidad al SOS del Decano y su afición