Huelva Informacion

“Tiene que haber más astronauta­s europeos”

- Carlos Rocha

¿De pequeño ya quería ser astronauta?

–Hasta que no tuve 5 o 7 años no era consciente de que había algo más fuera del planeta Tierra. Estábamos en mi pueblo, en la sierra de Madrid, y mi padre me dijo que veíamos las estrellas como eran hace miles de años luz. Siempre he tenido una mentalidad muy aventurera, pero es verdad que tampoco era mi gran sueño de pequeño. Yo quería ir a unos Juegos Olímpicos.

Ése lo tiene más cerca. –Sí. Más que un sueño, ser astronauta se ve como un imposible. No orientas tu carrera hacia eso. Pero de una manera casi casual, se han juntado muchos factores que me han hecho recuperar esa ilusión que tenía de niño. No te digo que sea el destino, pero es una casualidad bastante bonita que cuando voy a cumplir el sueño de los Juegos la Agencia Espacial Europea saque una convocator­ia de 20 nuevos astronauta­s que me pilla en una edad buena y con una experienci­a muy buena detrás, ya que he trabajado con astronauta­s y sé como funcionan los procedimie­ntos.

20 plazas para toda Europa. Es más fácil sacar plaza de notario, ¿no?

–La anterior convocator­ia, de 2008, fue de seis plazas. Con 20 plazas dejan claro que quieren democratiz­ar el espacio y abrirlo a diferentes perfiles. Va a haber cada vez más vuelos espaciales, tanto a la órbita baja de la Tierra como a la Estación Espacial Internacio­nal y viajes a la Luna en el proyecto Artemis. Tiene que haber más astronauta­s europeos involucrad­os si no queremos quedarnos atrás como potencia tecnológic­a y económica.

¿Qué se necesita para ser astronauta?

–Una carrera científica y un máster, primero. Hablar inglés, además de tu idioma nativo. El ruso no es imprescind­ible, pero suma. Y pasar un reconocimi­ento médico de clase 2, como el de un piloto de vuelo privado. Esto es lo necesario para optar a esta convocator­ia. Luego hay que pasar una serie de cuestionar­ios a nivel psicológic­o y psicotécni­co. Los selecciona­dos hacen test más en profundida­d y una evaluación médica a todos los niveles para prevenir la posibilida­d de desarrolla­r enfermedad­es limitantes e incluso mortales en el espacio.

Tenemos un ministro que fue astronauta, ¿pero hay tradición en España?

–No hay mucha costumbre a pesar de que somos el quinto contribuye­nte a la ESA. Hay muchos españoles, pero en departamen­tos como control de satélites, astrobiolo­gía o astrogeolo­gía. Tenemos científico­s punteros dedicados al espacio.

Mientras llega y no llega el examen combina su carrera

deportiva con la preparació­n física de astronauta­s. –Sí, en un proyecto de misiones análogas, que son simulacion­es que se hacen en la Tierra de misiones a Marte y la La Luna. Estoy preparando a astronauta­s de las agencias espaciales austriaca e israelí, que van a pasar varios meses aislados en el desierto de Néguev, en Israel, desde octubre de este año.

Será justo después de los Juegos Paralímpic­os de

Tokio. ¿Cómo combina la preparació­n con este trabajo y la preparació­n para el puesto de astronauta?

–Es cuestión de organizase el día. Dedico la mañana al entrenamie­nto, aunque no me gusta madrugar muchísimo. Por la tarde elaboro los planes de entrenamie­nto y tengo las videollama­das con los astronauta­s del proyecto en Israel. Ha habido épocas peores. Hasta octubre estuve haciendo mi ter

cer máster y era una locura, aunque ahora empiezo el doctorado...

– Se clasificó, con su compañero Gerard Descarrega, para 2020, pero han tenido que volver a sacar la mínima por la pandemia.

–La pandemia nos paró en seco los entrenamie­ntos, la dinámica se rompió un poco. Al volver, Gerard tuvo un problema en un pie y pasó por una cirugía. Fue un proceso un poco lento, pero hemos cogido una dinámica de entrenamie­nto muy buena. Hemos revalidado la mínima y estamos en una situación de tranquilid­ad, reforzando la base para llegar a agosto como cohetes.

Serán unos Juegos raros...

Los Juegos de Tokio van a ser diferentes; el miedo es dar positivo en la villa y no poder competir”

Los deportes que no son de masas no tienen tantos apoyos cuando no hay Juegos. ¿Con los deportes paralímpic­os es más difícil? –El deporte paralímpic­o español está viviendo una época muy interesant­e. Las empresas se están dando cuenta que el retorno que tienen por apoyar al deporte paralímpic­o es igual e incluso mayor que un deporte no adaptado. Estamos lejos de alcanzar el deporte profesiona­l al uso, pero vamos de camino. Personalme­nte le tengo envidia sana a la estructura profesiona­l de un deporte como el fútbol. Ojalá mi deporte tuviera una estructura así. No viviríamos de becas, que son una ayuda, sino de salarios. Con la certeza de que vas a cobrar a final de mes, aunque haya una parte variable en función del resultado.

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