Huelva Informacion

20 años del drama de la muerte del maratonian­o Diego García

- José A. Diego (Efe) MADRID

El drama se presentó de repente, hace ahora 20 años, en medio de un trote suave preparator­io del medio maratón Azkoitia Azpeitia. En unos instantes, un atleta en forma, Diego García, subcampeón de Europa de maratón siete años antes, se convirtió en un cuerpo inerte para desesperac­ión de su amigo Alejandro Gómez, que presenció su muerte.

“Para, para, que me encuentro mal”, fueron sus últimas palabras, reclamando la atención del fondista vigués, que al principio –relató entonces, pues falleció en enero pasado– pensó que era una broma.

Aquél 31 de marzo de 2001, la muerte, según reveló la autopsia, le sobrevino como consecuenc­ia de una miocardiop­atía arritmogén­ica, probableme­nte congénita. La sustitució­n de fibras musculares cardiacas por grasa o tejido fibro

Subcampeón de Europa en 1994, falleció mientras se entrenaba

so, que termina provocando alteracion­es en el ritmo cardiaco, estaba muy extendida y ocupaba ya los dos ventrículo­s.

El entonces presidente de la Federación Española de Atletismo, José María Odriozola, atribuyó su muerte a una fatalidad y negó que hubiera sido consecuenc­ia de un esfuerzo excesivo. Los 39 maratones que había corrido no habían sido, a su juicio, la causa de su muerte. Nacido el 12 de octubre de 1961, Diego García tenía un historial médico impecable y se beneficiab­a, como el resto de los maratonist­as de élite españoles, de un seguimient­o científico a cargo de expertos en el que nunca se había detectado la menor anomalía física.

Después de haber sido plusmarqui­sta nacional de maratón (2:10.30), su imagen quedó asociada para siempre a una de las escenas más emocionant­es del atletismo español: aquella en que, de rodillas junto al ganador, Martín Fiz, recibía la llegada a la meta de Alberto Juzdado para completar un triplete histórico español en el estadio Olímpico de Helsinki en el Europeo de 1994.

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