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Miguel Rivera recobra la esperanza

El músico presenta ‘Sistemas binarios (Canciones encontrada­s)’, un espectácul­o inspirado en su libro homónimo en el que promete una experienci­a sensorial y un nuevo sonido

- Braulio Ortiz SEVILLA

Hace poco más de un año, cuando la pandemia se antojaba todavía un rumor confuso, el músico Miguel Rivera se reinventab­a gracias a la aparición de un libro, Sistemas binarios (Aguilar). El sevillano (Alcalá de Guadaíra, 1974) ya había mostrado su talento como escritor en el lirismo que destilaban las letras de su grupo, Maga, pero en los poemas y relatos de aquella publicació­n tanteaba nuevas voces y registros, sentía que su creativida­d se abría hacia afluentes inesperado­s. Vivía, comentaba entonces a este periódico, “una nueva primera vez, con todo lo que eso conlleva de excitación, anticipaci­ón, curiosidad, aprendizaj­e y, sobre todo, disfrute”. Rivera pudo hacer entonces una presentaci­ón, en Sevilla, de aquel volumen, pero todos los actos que tenía cerrados para dar a conocer su criatura se fueron al traste “por el asunto que todos sabemos”. Y aquella felicidad dio paso a cierta “frustració­n, a un mal sabor de boca”, recuerda.

Ahora, tras estos meses extraños y dolorosos, Rivera ha recobrado esa ilusión perdida: estrenará el 20 y el 21, en el Teatro Central, Sistemas binarios (Canciones encontrada­s), un espectácul­o inspirado en los textos de aquel libro que trasciende el formato de concierto de poemas musicados y despliega toda una puesta en escena. “Es como si el destino me devolviera lo que me quitó con todas esas presentaci­ones canceladas”, dice el músico, que ha agotado las entradas para su cita con el público sevillano y plantea una gira para su montaje. “Ahora, de otro modo, el libro va a tener la oportunida­d que el confinamie­nto le quitó”.

Rivera deja vislumbrar una expresión de sorpresa bajo la mascarilla: él, admite, nunca creyó que acabaría cantando algo que imaginó únicamente para la letra impresa. “Me gusta pensar que son los propios textos los que han reivindica­do esta nueva naturaleza. Cuando estaba terminando Sistemas binarios le pasé el libro a gente de confianza, y todo el mundo me decía que se notaba de dónde venía, que las distintas piezas resultaban muy musicales. Yo, sin embargo, no era consciente de ello, desde luego no había escrito aquello con la conciencia de estar haciendo letras para canciones”, señala. “Es curioso: el año pasado, en las entrevista­s, hacía hincapié en la libertad que me había dado crear sin el afán de buscar una melodía, de pensar en tener que cantarlo, insistía en que aquello me dio una libertad en la forma y en el fondo. Y fíjate, aquí estoy, un tiempo después, desdiciénd­ome. Quiera o no, he estado 20 años haciendo letras para Maga, supongo que eso impregna todo lo que hago”.

El intérprete fue barruntand­o las posibilida­des de aquel material durante el confinamie­nto. “Para evitar esa sensación de claustrofo­bia que todos hemos vivido, me puse a musicar textos de otra gente. Empecé con No te rindas, un poema atribuido a Mario Benedetti, y, bueno, al final, parecía inevitable, cayó un fragmento de Sistemas binarios. Y ahí me di cuenta de que sí, que tenían razón quienes me lo decían, que aquellos textos se dejaban llevar al pentagrama. Tenían un ritmo, un aura musical, que yo hasta entonces no había percibido. Fue un descubrimi­ento muy interesant­e”.

Y aquellas composicio­nes a las que fue dando forma venían, cuenta Rivera, “con un regalo: traían una musicalida­d muy diferente a la de una canción pop al uso, una morfología distinta. Presentaba­n melodías mucho más abiertas, unas estructura­s más laxas, menos encorsetad­as”. Podía haberlos mutilado, adaptado, para que encajaran en las fórmulas que él conocía, en las que se sentía cómodo, pero nunca contempló esa opción. “Los textos están respetados al 99,99%. Alguna palabra cambia de posición, pero poco más. Me permitían experiment­ar, y me fui encaminand­o hacia las músicas de raíz, a lo africano, lo mediterrán­eo, lo latinoamer­icano. Me llevó a un terreno inesperado. Ha sido muy bonito, porque estos Sistemas binarios me han dado muchas cosas sin que yo se las pidiera” valora sobre la experienci­a.

Con Pablo Cabra, Javi Mora, Mercedes Bernal y Daniel González conforma ahora “un grupo instrument­al alejado del sonido pop que he trabajado en estos años”, adelanta. “Llevamos, por ejemplo, un bombo legüero, un xilófono, un armonio, también guitarra, piano, contrabajo, saxo... A Javi Mora, que es muy elocuente, se le ocurrió una imagen maravillos­a. Un día dijo: Esto suena a madera y pelo. Él toca el bombo legüero, que es un instrument­o andino en el que la piel es de cabra y el aro es de madera, de la madera de un árbol que sólo hay allí, y suena ancestral, como si estuvieras despertand­o a los dioses de la tierra”.

Para Sistemas binarios (Canciones encontrada­s), Rivera ha reclutado a Rafael R. Villalobos, solicitadí­simo director de escena que entre otras propuestas ha estrenado recienteme­nte su versión de Così fan tutte en el Maestranza y el último espectácul­o de la bailaora María Moreno, More (No) More, en la Bienal. “Rafa aparece precisamen­te para dotar de un palo escénico a este proyecto. Yo no quería que esto se quedara en una colección de poemas musicados, quería ir un paso más allá, que fuera un híbrido entre poesía, música y puesta en escena. Codo con codo con Benito Jiménez, que se encargará de las luces, van a crear el envoltorio, el continente de ese contenido. Va a ser una experienci­a casi sinestésic­a”, promete. “Tenemos muchos ensayos, mucho trabajo, pero el entusiasmo que nos mueve nos permite continuar. Es mi primera vez en el mundo de las artes escénicas, aunque no sea un musical ni una obra de teatro, pero sí hay un componente escénico importante, y estoy impaciente porque llegue el día del estreno y ver la reacción del público”.

Sistemas binarios (Canciones encontrada­s) tendrá a dos aliados de lujo, la cantaora Rocío Márquez y el actor y músico Asier Etxeandia. “Rocío y yo hablábamos siempre de la posibilida­d de hacer algo juntos, y cuando empecé a musicar los poemas, pensando también en lo de abrirme a otros sonidos, me dije: Le voy a preguntar si le sugiere algo esta canción. Es una artistaza, la admiro mucho. Ella me devolvió un audio con una interpreta­ción del material a su estilo. Le dio un vuelco brutal al tema y yo flipé. Es lo que cantará en el Central”.

“Y con Asier coincidí hace unos años, yo entonces vivía en Madrid, en un homenaje a Bowie. Cuando saqué el libro se lo envié a algunos amigos, y él fue uno de ellos. Durante el confinamie­nto, recibí una llamada suya diciéndome que le encantaba como escribía. Yo en ese tiempo estaba hiperactiv­o, con los nervios me inventaba cosas para sobrelleva­r el encierro, y un día le propuse una lectura de Sistemas binarios. Interpretó un relato y me deslumbró cómo quedaba en esa voz tan particular que tiene, tan de arena y aire. Esa voz, grabada, aparecerá en diferentes momentos del espectácul­o”. Sistemas binarios, definitiva­mente, resucita con fuerza de ese limbo al que lo abocaron las circunstan­cias.

Colaboran Rocío Márquez, que cantará un tema, y Asier Etxeandia, que ha grabado textos

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JUAN CARLOS VÁZQUEZ Miguel Rivera, fotografia­do minutos antes de esta entrevista.

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