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España se impone a Kosovo con facilidad y sin grandes alardes (3-1)

España resuelve sin problemas ante Kosovo el cierre de su primera ventana en el camino hacia el Mundial de Qatar Todo conduce a pensar en una ‘eliminator­ia’ contra Suecia

- Francisco José Ortega

Cómodo triunfo de España para enderezar algo el rumbo en el Grupo B de la fase de clasificac­ión para el Mundial de Qatar 2022. La selección de Luis Enrique apenas necesitó un par de minutos para marcar las distancias contra una Kosovo que se limitó a correr tratando de cerrar los espacios. El resto era perder la pelota no más la recuperaba, aunque tal vez ahí sí haya que darle cierto mérito al combinado nacional, pues la presión tras las pérdidas sí fue bastante eficaz.

Saldado con un 3-1, el resto del partido, realmente, iba a ser un verdadero pestiño, ahora que se está en la época adecuada para saborear estos dulces propios de la época cuaresmal. Pero es que es imposible tener enfrentami­entos más o menos adecuados cuando se introducen en un bombo 55 seleccione­s, ni siquiera países, nada más que en el continente europeo.

Está bien para la FIFA y para la UEFA que así sea para permitir que los más débiles puedan enfrentars­e contra los más fuertes, también para generar más ingresos si cabe a través de las diferentes retransmis­iones televisiva­s, pero la realidad es que sale un fútbol bastante aburrido y con una distancias enormes entre unas seleccione­s y otras. Claro que es posible una sorpresa, por supuesto que sí, hasta Macedonia del Norte se impone en casa a Alemania, pero al final todo se limitará, si no hay accidentes del tipo del sufrido por España contra Grecia al doble enfrentami­ento entre el combinado de Luis Enrique con los suecos de Ibrahimovi­c y compañía. En definitiva, es casi una eliminator­ia a doble partido con las posibles injerencia­s de un día malo para cualquiera de esos dos países.

Es así de triste que se tengan que cumpliment­ar tantos bolos, pero al mismo tiempo se cargan las piernas de los futbolista­s con tres partidos en apenas seis días, entre el jueves y el miércoles de la semana siguiente en este caso. Total, pagan después los clubes las onerosas fichas de sus internacio­nales, qué más da, para qué nos vamos a esforzar en crear un calendario coherente, con divisiones como las que se emplean en la imaginativ­a Liga de Nacionales.

Mientras tanto, España se seguirá enfrentand­o a Kosovo a pesar de considerar que ni siquiera se trata de un país. Bueno, como otros tienen que medirse con Gibraltar u otras federacion­es a las que les cascan siete u ocho goles, casos de Holanda, ahora Países Bajos, a los gibraltare­ños o de Bélgica contra Bielorrusi­a. También Andorra, San Marino, Islas Feroe, Liechtenst­ein y otros combinados, que son varios más, sin el nivel mínimo necesario para competir siquiera.

Pero Luis Enrique, encima, tiene que tratar de mentalizar a los suyos y hacerles entender que no hay enemigo pequeño,

que cualquiera es capaz de derrotar a cualquiera, que en el fútbol profesiona­l ya es complicado vencer al rival que te pongan enfrente. Sí, el libro de los tópicos es así de extenso, bla, bla, bla, pero cuando España se mide a Kosovo o el campo se siembra de trampas o la goleada es algo casi seguro.

Pese a que Jordi Alba tuvo una oportunida­d de marcar nada más arrancar el juego o que Morata se topó con el guardameta Ujkani ya en el minuto 22, estaba claro que bastaba con tener paciencia para que af loraran las diferencia­s individual­es entre unos y otros. Los españoles siguieron siempre bien ordenados y recuperaro­n la pelota con prontitud para que los kosovares llegaran a desesperar­se ante la impotencia de no tener jamás el balón.

Y la fruta acabó cayendo por madura cuando España ya había pisado el acelerador a fondo a la hora de mover el esférico con velocidad. En una de esas circulacio­nes, la pelota fue de una banda a otra en un centro de Morata hacia Pedri, al revés de lo que dictamina la lógica, Jordi Alba se pegó una carrera para recuperarl­a y le puso el balón a Dani Olmo dentro del área. La rosca de éste fue una delicia, plasticida­d absoluta, calidad, y el cuero entró por la escuadra.

Kosovo quedó aturdida con el golpe y sólo dos minutos después era Pedri quien sacaba una contra con velocidad. Esta vez el balón le cayó al otro extremo, al que estaba en su pierna natural, y Ferran Torres le pegó recto para que el balón se estrellara en el poste antes de entrar y convertirs­e en el dos a cero.

El litigio estaba ya más que resuelto, pero España quería aprovechar esa ola para aumentar la producción goleadora. Pero Morata estaba en uno de esos días en los que no le entra nada, ni siquiera en sus acciones meritorias, y en un disparo desde fuera del área con el interior se topaba con Ujkani.

Ya tras el periodo de descanso iba a repetir Morata pocos instantes después de reanudarse el juego, pero estaba claro que no era el día para él. Tampoco lo fue después para Ferran, que se cegó en los disparos al guardameta en un par de opciones bastante claras, sobre todo la primera de ellas. España había entrado en una fase de mandanga.

El castigo le llegaría en una salida absurda de Unai Simón, que perdía la pelota para que Halimi castigara su frivolidad. Tampoco duró mucho tiempo el susto, Gerard Moreno no era Morata y sí supo meter la pelotita entre los tres palos en el primer córner que se le presentó.

No tuvo nada que ver con el último España-Alemania en la brillantez, pero trámite resuelto en el Estadio de la Cartuja y a esperar a esa eliminator­ia con Suecia.

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 ?? FOTOS: ANTONIO PIZARRO ?? Dani Olmo remata con precisión con la pierna derecha para anotar el primer gol español por la escuadra de Kosovo.
FOTOS: ANTONIO PIZARRO Dani Olmo remata con precisión con la pierna derecha para anotar el primer gol español por la escuadra de Kosovo.
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Halimi aprovecha la mala salida de Unai Simón para marcar el 2-1.

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