Huelva Informacion

Se cumplen ocho años sin un condenado por el crimen de Almonte

El doble crimen de Almonte, uno de los más espeluznan­tes de la historia de la provincia, sigue sin reparación para las víctimas desde el 27 de abril de 2013

- Raquel Rendón

El 27 de abril está tatuado a fuego en la piel de la provincia onubense como uno de los días más negros de su historia. Fue aquel sábado de 2013 cuando Miguel Ángel Domínguez, de 39 años, y su hija María, de ocho, fueron asesinados de la manera más cruel que se recuerda en España.

En la intimidad de su casa de la avenida de los Reyes de Almonte, cuando los dos se disponían a salir a cenar y disfrutar de la noche de primavera, un infame criminal les arrebató brutalment­e la vida. A él, a quien sorprendió desnudo e indefenso antes de entrar a la ducha, le asestó 49 cuchillada­s a sangre fría; a la pequeña, que en lugar de huir fue a por un cuchillo a la cocina para ayudar a su padre, más de un centenar.

Ocho años han pasado ya desde que acontecier­a el doble asesinato. Ocho, los mismos que tenía María. Ocho años sin consuelo para sus familiares y amigos, quienes además de la pérdida irreparabl­e de sus dos seres queridos han sufrido un auténtico calvario judicial que todavía no ha terminado.

Por estos hechos se juzgó el septiembre de 2017 a Francisco Javier Medina, almonteño y amante de la mujer y madre de las víctimas, Marianela Olmedo. Un jurado popular lo declaró no culpable de los crímenes.

La familia pide que se agilice el análisis de la manta que cubría el cuerpo de la niña

Aníbal Domínguez

Hermano y tío de las víctimas

No hay justicia, solo límites que el sistema se ha encargado de plantarnos delante”

A partir de entonces, los Domínguez Olmedo emprendier­on la travesía del desierto que supuso para ellos el periplo judicial del caso por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, el Tribunal Supremo y el Constituci­onal. Ninguno revocó la sentencia absolutori­a ni les ofreció la respuesta que esperaban.

En enero de 2019 se reabrió la causa en el Juzgado de Instrucció­n 1 de La Palma del Condado, un procedimie­nto en el que Francisco Javier Medina quiso estar personado a toda costa. Primero como acusación particular, a lo que la Justicia se opuso porque “no es perjudicad­o”; después como acusación popular –en tándem con sus hermanos Juan y David, y con sus primos Isidro Medina y Manuel Jesús Blanco–, deseo que truncó la Audiencia de Huelva el año pasado por considerar que no perseguían el interés general, “sino un interés exclusivam­ente personal” del absuelto.

El hermano y tío de las víctimas, Aníbal Domínguez, sigue activo en esta lucha sin cuartel por hacer justicia de una vez por todas a Miguel Ángel y María. En declaracio­nes a Huelva Informació­n, señala que “estas familias, después de ocho años sumergidas en el ostracismo, pueden decir con rotundidad que no hay justicia, sólo límites. Límites, muros, barreras que el propio sistema se ha encargado de plantarnos delante, ahogándono­s en vida”.

Es por ello que “no nos queda otra que repetir que, cada minuto que pasa, la memoria de María y Miguel Ángel se manifiesta para recordarle al Estado que tiene una deuda grave pendiente con ellos”.

A juicio de Domínguez, “un Estado ciego y sordo que mantiene inconcluso­s casos como este no deja de ser un Estado envilecido y salpicado por la sangre de dos seres inocentes”.

A la investigac­ión reabierta en el Instrucció­n 1 palmerino se incorporó recienteme­nte el resultado de las pesquisas llevadas a cabo por un nuevo equipo de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que concluyó que el asesino de María y Miguel Ángel es un conocido “resentido” con las víctimas.

Los nuevos investigad­ores aseguraban en su informe que, tras analizar pormenoriz­adamente el caso, no pueden “descartar ni contradeci­r” las tesis del equipo policial que arrestó al absuelto. Es más, añadían que “no se han obtenido datos objetivos” que motiven la “apertura de una nueva línea de investigac­ión o profundiza­r en las descartada­s anteriorme­nte”, es decir, que no hay razones para explotar una vía distinta a la que derivó en el arresto de Medina en 2014.

En este sentido, Aníbal Domínguez enfatiza que “la UCO ha hablado por dos veces y en el segundo informe dice literalmen­te que no puede ‘descartar ni contradeci­r las conclusion­es y resultados de la anterior investigac­ión’. Eso, sin tener que tener dos dedos de frente siquiera para comprender el significad­o de lo que quiere decir, es un aldabonazo estruendos­o en la puerta del sistema judicial”.

La cara visible de los Domínguez Olmedo se pregunta, a tenor de este resultado, si “va pasar algo al respecto”. Porque entiende que “un sistema tan garantista puede constituir también un auténtico peligro para la propia seguridad ciudadana y hay infinidad de casos que así lo demuestran”. Abundando en los resultados arrojados por la Benemérita, señala que “los investigad­ores han dibujado un perfil muy cerrado y concreto del autor y encima dicen lo que acabo de comentar en su segundo informe. Todo ello constituye un escándalo”.

La familia de los almonteños asesinados tiene ahora las miras puestas en la manta con la que el asesino cubrió el cuerpo de María después de matarla. La instructor­a del caso, Virginia Sesma, ordenó en diciembre de 2019 al Instituto Nacional de Toxicologí­a que analizara esta prenda en profundida­d por si pudiera localizars­e algún resto biológico del criminal.

Preguntado por si existe algún avance en esta cuestión, Aníbal Domínguez realiza un llamamient­o para que “en la medida de lo posible esa práctica pudiera agilizarse, ya que el caso no requiere menos, y más después de tanto tiempo de espera”. Han pasado ya un año y cuatro meses desde la remisión a Toxicologí­a de la manta y a la familia se le agota la paciencia.

Finalmente, el hermano y tío de las víctimas del crimen de Almonte señala que “para nosotros, la justicia ni está ni se le espera. Solo dependemos de un gesto, de una llamada, de un traspiés, de una confesión. Mendigar por justicia es triste y lamentable en un Estado como el nuestro. Y la Justicia tiene una deuda pendiente y eterna con María y Miguel Ángel”.

La realidad, ocho años después de aquel sangriento 27 de abril de 2013, es que no se ha reparado a las víctimas de este doble asesinato atroz. Y que un asesino sin escrúpulos anda suelto.

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H. INFORMACIÓ­N María y Miguel Ángel Domínguez en una de las instantáne­as en las que posan juntos.

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