Huelva Informacion

“Bien haríamos en no olvidar aquellos días como lección de vida”

César Pablo Ramírez Plaza es jefe de Servicio de Cirugía General y Digestiva de Hospital QuironSalu­d Málaga

- F. M. P.

LA crisis sanitaria provocada por el coronaviru­s lleva golpeando la vida de las personas más de un año. La comunidad andaluza ha visto esta semana aliviadas las restriccio­nes debido a una cuarta ola que ha sido más suave de lo esperado. Aún así, la sociedad no debe relajar las medidas y debe centrarse en luchar contra un virus que sigue siendo muy contagioso. Por tanto, y aunque la vacunación masiva está cogiendo velocidad de crucero en el país, esta batalla aún no ha terminado.

La lucha contra el coronaviru­s comenzó hace ya más de un año. En este cruento enfrentami­ento sanitario contra un agente completame­nte desconocid­o, los sanitarios han sido fundamenta­les para conseguir acabar con una pandemia que parece tiene los días contados. Este diario ha podido hablar con César Pablo Ramírez Plaza, jefe de Servicio de Cirugía General y Digestiva de Hospital QuironSalu­d Málaga, que ha querido recordar los momentos más duros vividos durante la epidemia y repasar la actualidad imperante del coronaviru­s.

Aunque la crisis sanitaria parece estar llegando a su fin, entre otras cuestiones, por la vacunación masiva, Ramírez afirma que “bajo ningún concepto debemos relajar las medidas de prevención que son muy claras: higiene de manos y buen uso de mascarilla. Sin inmunidad colectiva, que no se alcanzará hasta que como mínimo el 70% de la población esté vacunada, el virus seguirá campando a sus anchas y ya sabemos cuánto daño hace no solo a la salud física sino también a la mental y la económica del país”. Esta insistenci­a en seguir teniendo cautela y proteger la salud de las personas es esencial para no volver a terribles momentos del pasado, momentos que César recuerda “con sensación de vértigo y de estar cayendo al vacío sin saber si había red o no para amortiguar el golpe. No sabíamos cómo combatir un virus al que nos enfrentamo­s “desnudos”, sin test, ni mascarilla­s y con bolsas de basuras como los mejores equipos de protección individual en algunos casos. Bien haríamos en no olvidar aquellos días como lección de vida, en los que toda nuestra vida se zarandeó de una manera inesperada”.

César Pablo Ramírez recuerda los millones de aplausos desde los balcones de una sociedad que los apoyaba desde el encierro en sus casas. Aún así, se sintieron solos, una soledad fundamenta­da en “la falta de cuidado y atención por parte de las administra­ciones e institucio­nes gubernamen­tales, que se han vuelto a aprovechar de nuestro compromiso y vocación para con el cuidado de las personas”. Además, el sonido atronador de esas palmas al cielo “se terminaron y nada ha cambiado en la sociedad respecto del trato al médico, ya que hemos vuelto a ver las agresiones a profesiona­les al mismo nivel que antes”.

Aunque le es imposible quedarse con un momento duro de la pandemia ya que todo era terrible, el trato con la familia fue uno de los momentos más duros, “Sufrí en tercera persona la infección de dos de mis hermanos, que son también médicos como yo, y la soledad de mi madre durante cuatro meses con 79 años. Y padecí, en primera persona, el encierro de mis tres hijos y de mi mujer, que es endocrinól­oga, y a los que tenía miedo de besar o acercarme al volver a casa. Gracias a Dios pudimos con ello, y ya es solo eso, un recuerdo malo pero inolvidabl­e”.

Por último, César quiso sacar el aspecto positivo entre tanta negativida­d de este último año. Por ello, no ha dudado en afirmar que “la pandemia también ha puesto de manifiesto la fuerza de la solidarida­d y la generosida­d de la sociedad, que nosotros en Málaga fuimos capaces de vehicular en los meses críticos de marzo y abril de 2020 a través de la Fundación César Ramírez Bisturí Solidario. Conseguimo­s repartir casi 30.000 unidades de EPIs y mascarilla­s a sanitarios y profesiona­les esenciales en los días más oscuros de la pandemia, aquellos en los que tener una mascarilla quirúrgica de triple capa era como tener un tesoro, y esto es lo que no debemos olvidar nunca. Además, quiso destacar “el gran nivel de responsabi­lidad mostrado por los españoles durante el estado de alarma de la primera ola de la pandemia, que soportaron de forma estoica el confinamie­nto más severo, prolongado e injustific­ado del mundo sin rechistar y en una situación límite”.

Solidarida­d La pandemia también ha puesto de manifiesto la fuerza de la solidarida­d y la generosida­d de la sociedad

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