¡COMIENZA LA PRECAMPAÑA!
Yes que así es la política, amigos, la versión mediocre y mass media de las formas de hacer política. Una vez elegida la representación de la Asamblea de Madrid, comienza la nueva precampaña. ¿Cuál? Pues cualquiera; puede servirnos una asamblea para derrocar a Susana Díaz o las próximas municipales, ¿qué más da? La incombustible campaña electoral española vive de exacerbar antagonismos y de encontrar rivales en el camino, con o sin ideas, eso da igual; lo importante es tener estrellas a las que enfrentar épicamente. Y con esta dinámica hemos conseguido equiparar democracia al recuento del voto más; y, por otro lado, que se nos cuelen personas con poquísima envergadura intelectual, pero con una buena preparación para el show.
Cada tarde de recuento se dilucida en prime time el líder o lideresa, un par de horas de especiales de televisión y radio y, una vez llega el recuento, decae el interés. Miremos, si no, a Cataluña, donde las elecciones pasadas pare
Las elecciones en Cataluña parecían “la madre de todas las batallas” y ahora da igual que lleven meses sin Gobierno
cían la “madre de todas las batallas”, y ahora da igual incluso que lleven meses sin Gobierno. Es tan fuerte la luz mediática, tan sonora, que corremos el riesgo de pensar que sólo la luz es la realidad, y eso es algo rotundamente falso. Bajo el poderoso foco ha estado el discurso del odio que huele a fascismo, y aunque siempre ha estado ahí, escondido, ahora lo hemos hecho incluso atractivo. Y bajo esa deslumbrante impostura hemos visto ya excentricidades como confrontar libertad y comunismo, o fascismo y democracia, estupideces que no llevan a nada.
Menos mal que al margen del foco queda gente que vive la política de verdad, que se curra eso de organizar la sociedad y proponer alternativas, que habla a veces de buen gobierno e incluso sabe llegar a acuerdos con la persona que nos representa en el otro partido. Funcionarios exigentes, voluntarios que ejercen de contrapoder y de contrapesos. Y todos ellos son los que siguen sosteniendo el sistema sobre una debilucha parihuela, a veces a ciegas y empujados al desánimo. Pero el riesgo es que incluso ellos decaigan, tiren la toalla y nos quedemos sólo con la política del estratega y del marketing, fácilmente corruptible y generalmente incapaz de solucionar problemas de verdad.
¡Ánimo, compatriotas, sobreviviremos a esta nueva precampaña!