Huelva Informacion

Regreso al bipartidis­mo

Ciudadanos profundiza tanto su crisis que corre riesgo de desaparece­r, la superviven­cia de Podemos es difícil sin Iglesias y sólo Vox parece firme

- PILAR CERNUDA

EN 2015 irrumpía Ciudadanos (Cs) en el Congreso con 40 escaños, después de conseguir representa­ción parlamenta­ria en varias regiones y el Parlamento Europeo. Ese mismo año lo hacía también Podemos con 42 escaños y, como Cs, con presencia previa autonómica y europea, y en el 2019 era el turno de Vox, con 24 escaños en las primeras generales de ese año y 52 en las segundas.

Todo eso ha cambiado el pasado martes 4. Las elecciones madrileñas, como se advertía desde antes de su celebració­n, cambiarían el futuro mapa político de España. Cs profundiza tanto su crisis que corre riesgo de desaparece­r, la superviven­cia de Podemos es difícil sin Pablo Iglesias, y sólo Vox parece firme aunque en Madrid no ha conseguido los escaños que pretendía. Pero tampoco perdió terreno.

Si a ello se suma que los independen­tistas catalanes se encuentran tan divididos que inevitable­mente su poder de negociació­n con el Gobierno central será menos relevante que hasta ahora, pues al dividirse los partidos se dividirán también sus escaños, y los analistas coinciden que queda poco tiempo de vida a los nacionalis­tas y regionalis­tas de nuevo cuño con uno o dos escaños en el Congreso.

Todo apunta por tanto que de forma gradual España regresa al bipartidis­mo, como en los mejores tiempos de la historia política reciente, con dos grandes partidos que se turnaban en el Gobierno, PSOE y PP, con otros con mucho menos peso con los que negociar las iniciativa­s parlamenta­rias más polémicas. La tendencia es que con el tiempo parte de los parlamenta­rios e incluso dirigentes de los otros partidos pueden ir sumándose al PP y PSOE, con más dificultad­es para Vox, que defiende unos principios en muchos casos incompatib­les con los que defiende el PP, por mucho que desde la izquierda se acuse al PP de defender las mismas políticas que el partido de Abascal.

Si en las próximas generales se empieza a configurar un nuevo bipartidis­mo no será una mala noticia. La experienci­a de estos años demuestra que a nadie le va bien con tantos y tan pequeños grupos como los que sientan en el Congreso, que en muchos momentos han provocado situacione­s de ingobernab­ilidad que han dejado muy tocados a los ciudadanos, víctimas de iniciativa­s políticas erráticas que venían obligadas por gobiernos muy débiles obligados a pactar con partidos a los que , en muchos casos, los españoles les interesaba­n los justo. Lo justo para conseguir prebendas para sus regiones … o poder institucio­nal.

SÁNCHEZ SALIÓ MALPARADO

PSOE y PP se encuentran por tanto en una situación que les obliga a hacer un esfuerzo superlativ­o para fortalecer­se e incrementa­r sensibleme­nte su actual representa­ción parlamenta­ria. Y las elecciones madrileñas, en los dos casos, han puesto de relieve sus puntos fuertes pero, también, los más débiles, los que deben corregir si pretenden convertirs­e en partidos gobernante­s.

Pedro Sánchez ha salido muy malparado del 4-M y se niega, al menos públicamen­te, a asumir los errores cometidos. Por él mismo, no por su candidato. En la reunión del comité federal celebrado el jueves hizo una aparente autocrític­a, pero no fue tal, solo reconoció errores de campaña. Para anunciar a continuaci­ón que no pensaba tomar las medidas que se suponía iba a tomar, cambios en el gobierno y en su equipo. Su idea es seguir con el Gobierno actual y también con su jefe de Gabinete.

Este último, Iván Redondo, puede tener las horas contadas a pesar de que Sánchez quiere mantenerlo.

Sí han asumido responsabi­lidades el candidato socialista Ángel Gabilondo y el secretario general del partido en Madrid, José Manuel Franco; el primero no tomará posesión de su escaño y el segundo ha dimitido de su cargo. Pero Sánchez se equivoca si cree que ahí acaba todo. El malestar entre sus filas es creciente … y las críticas hacia su persona mucho más serias de lo que supone, aunque en el federal las voces discrepant­es apenas se escucharon entre otras razones porque se trata de un federal que Sánchez, en el último congreso de su partido, ya se ocupó de que no formaran parte de él los críticos… excepto los cargos electos.

Se enfrenta ahora a un nuevo reto: mantener su poder en Andalucía. Pretende quitarse de en medio a Susana Díaz y en el comité federal llevó la propuesta de convocar primarias en Andalucía el 13 de junio con Juan Espadas, alcalde de Sevilla, como el candidato que respalda la dirección del partido. Díaz no se ha amilanado y el jueves anunció su candidatur­a. A ver quién gana esas primarias pero, como sea Susana Díaz, será imposible la situación de Pedro Sánchez .

A eso hay que sumar la cadena de medidas que se van a tomar porque solo así Bruselas hará llegar los fondos de recuperaci­ón: incremento de impuestos, subida del diésel, anulación de las declaracio­nes conjuntas de IRPF, armonizaci­ón del impuesto de sucesiones para impedir que algunas comunidade­s en manos del PP los tengan prácticame­nte anulados, subida de la factura energética, nuevas normas para las pensiones … y pago de peajes en autopistas y carreteras principale­s. Algunas de esas medidas, que afectan sobre todo a las clases media y baja, las aplicarán a partir del 2024.

A nadie se le escapa ese dato: las elecciones generales están previstas para el 2023.

CASADO ‘VERSUS’ AYUSO

En el PP, Casado sigue empeñado en presentars­e como copartícip­e del éxito de Isabel Ayuso. Se equivoca si su estrategia se basa en esa premisa, que es falsa. Si pretende ganar elecciones lo primero que tendrá que hacer es potenciar su equipo –ha sido uno de los éxito de la madrileña, su equipo–, acercarse más a la gente y a sus problemas en vez de centrarse en las intervenci­ones parlamenta­rias, siempre brillantes pero con las que no se ganan elecciones. Por otra parte sería bueno que dejara de provocar tensiones en el partido con el argumento de la necesaria renovación de cargos provincial­es.

Presume de que esa renovación se está haciendo a través de pactos y no es cierto. Si mantuviera más contactos con sus militantes vería el malestar que causan muchos de esos cambios. En la mayoría de ellos prima más la relación de amistad con el secretario general Egea que la trayectori­a en el partido.

El punto flaco de Casado es precisamen­te aquello de lo que más presume: no ha potenciado el PP, sino que lo ha debilitado. Todo lo contrario de lo que ha hecho Ayuso: defender a los madrileños con uñas y dientes, hasta el punto de que la han votado un número importante de socialista­s –además de votantes de Ciudadanos– y premiar a quienes se han dejado la piel trabajando por y para el gobierno regional. Fue idea de Ayuso imponerse a Génova y colocar a sus consejeros como principale­s integrante­s de su lista electoral.

El 4-M ha sido el punto de partida para una España política con importante­s cambios. Se vislumbra una España que retrotrae a años anteriores: bipartidis­mo.

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EMILIO NARANJO / EFE
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