Huelva Informacion

DE ARQUEOLOGÍ­A Y ARTE CONTEMPORÁ­NEO

- PABLO SYCET TORRES

También haremos nuestro este deseado futuro que debe poner a Huelva en las rutas del arte de nuestro tiempo

AUNQUE no sea asunto que se trate con asiduidad, creo que la gran decisión de cualquier artista emergente con deseos de consolidar­se y nacido “en provincias”, según la expresión usada por las compañías de teatro y variedades para sus actuacione­s de un nuevo espectácul­o antes del estreno en Madrid, es desarrolla­r su carrera en su propia tierra o bien emigrar en busca de otras oportunida­des que Huelva nunca ha podido ofrecer a sus creadores, como si el hecho de aparecer en los mapas debajo de ese centro de poder que es Sevilla, se convirtier­a en un estigma para quienes deciden dedicar sus mejores energías a la práctica del arte.

Así, si se pone el foco sobre los pintores de mi generación, nos encontrare­mos que, al igual que yo, Antonio Belmonte estudió y se estableció en Madrid hasta su reciente regreso a Huelva, mientras que Manolo Cuervo se instaló en Sevilla y desde allí ejerce su apuesta por el arte pop más deslumbran­te, y Faustino Rodríguez optó por seguir en su ciudad natal y defender su derecho a pintar desde Huelva, sin que esa decisión se convirtier­a en un lastre por el mero hecho de reivindica­r sus orígenes y ejercer ahora y aquí, como hacen una mayoría de profesiona­les en otras muchas disciplina­s.

Pero la reciente donación a la Fundación Olontia de una de sus pinturas realizada por Juan Carlos Castro Crespo, al igual que ya hicieron en su momento

Juan Manuel Seisdedos y Enrique Romero Santana, los otros grandes referentes en activo del arte onubense, me ha traído a la memoria una evidencia demoledora: en Huelva no hay, como en la mayoría de las capitales de provincias de nuestra vieja piel de toro, un museo de arte contemporá­neo con todas las de la ley, ya que en el Museo Provincial prima su perfil arqueológi­co sobre el contemporá­neo, y cualquiera puede pensar que ese adjetivo, contemporá­neo, quedó como una suerte de apéndice para, con él, dejar constancia de que el sur del Sur también existe en lo referente al arte de nuestro tiempo.

Pero como parece que se avecinan grandes cambios en este sentido, para que el uso y los contenidos del Museo Provincial sean exclusivam­ente arqueológi­cos, y ya está en marcha el proyecto de recuperaci­ón de un noble edificio para que sea la sede de un museo de arte contemporá­neo, los que ya estamos en el último tramo de nuestras vidas también haremos nuestro este deseado futuro que debe poner a Huelva en las rutas del arte de nuestro tiempo, para que en nuestra oferta turística y cultural podamos presumir de tener algo más para ofrecer que fandangos, gastronomí­a y playas. Y cuando llegue ese momento, si es que la vida me da plazo para ver cumplido este viejo sueño que frustró a varias generacion­es anteriores, levantaré mi copa hasta el cielo y brindaré por este último deseo como si me fuera la vida en el empeño.

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